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SALVADOR NAVARRO: "En el fondo, sólo quiero contar vidas humanas"

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No conocer a Salvador Navarro en estos tiempos resulta casi delito, especialmente si te mueves por las redes sociales. Siempre lo verás en plena actividad frenética, compartiendo con los lectores todo tipo de detalles sobre sus novelas, historias llenas de personajes dispares, con una importante carga psicológica que el autor sabe muy bien cómo perfilar. A punto de terminar el 2017 tuvimos la oportunidad de charlar con él sobre su último trabajo, El hombre que ya no soy


Marisa G.- Salvador, seis novelas y una adaptación al cine. Ya estamos  hablando de palabras mayores.

Salvador N.- Sí, y me da mucho vértigo. Ahora incluso me piden colaboraciones en algunas revistas literarias algo que me hace muy feliz pero también he trabajado muchísimo. Creo que haber quedado finalista en el Premio Luis Berenguer con 'No te supe perder', cuando pasaba por un momento de bajón, fue el espaldarazo, algo que me hizo creer que era capaz.

M.G.- Se suele escuchar con frecuencia de boca de los autores que su último trabajo es el mejor, ¿se puede aplicar esa máxima en este caso también?

S.N.- Sí, seguro, pero siempre y cuando uno se lo crea. Por ejemplo, yo sé que 'No te supe perder' es mejor que 'Huyendo de mí' pero esta última era necesaria para cambiar de registro. He vuelto a la senda de crecimiento con 'El hombre que ya no soy'.

M.G.- Leyendo la sinopsis de la novela te puedes hacer una idea del argumento pero la trama es muchísimo más compleja.

S.N.- Sí, el argumento va muy en mi línea, siempre intentado cruzar varios hilos argumentales por eso es muy difícil definir mis novelas. Nunca hay un protagonista claro ni una solo línea argumental. En un principio la concebí como un estudio sobre los límites de la amistad, como 'Huyendo de mí' era acerca de los límites del amor. En 'El hombre que ya no soy' encontramos dos personajes, con personalidades muy distintas, que se quieren mucho pero para ponerlos en situación tenía que meter algo de dinamita y así ir provocando explosiones controladas. Por ahí vino el mundo del menudeo de la droga en Sevilla que conecta con la alta corrupción financiera. Todo esto me daba mucho juego porque además se mostraba mi ciudad en sus dos escalas más extremas, barrios muy pobres, con mucho paro y muchas necesidades, frente a otros barrios de 'buen vivir'. A todo eso uní un personaje como es Elisa que representa todos mis miedos. Soy afortunado porque tengo una vida estable y sana, estoy enamorado, mi trabajo me gusta aunque me lo he currado mucho. Se puede decir que me ha ido bien en la vida y tengo un miedo tonto a que todo eso se me vaya al traste por cualquier tropezón. Con Elisa quería hacer esa reflexión sobre las personas que tienen el viento a favor y en cambio se tropiezan y no son capaces de levantarse.

M.G.- Como comentas mezclas los bajos fondos de Sevilla con los barrios más pudientes, ¿cómo ha sido esa incursión en esos barrios más desfavorecidos? Se tiene que conocer algo el terreno para escribir una novela como la tuya.

S.N.- Sí, afortunadamente soy un tipo muy vividor y me he metido en todo tipo de embolado. En mi época joven he sido muy golfo y aunque no he ido nunca a comprar drogas a las Tres Mil, sí me lo han contado con todo lujo de detalles. Además soy de los que hizo la mili y el compañero de cama era 'El tres mil' al que le faltaba media dentadura. Por otra parte, he conocido operarios de mi propia fábrica que no venían precisamente de Nervión o Los Remedios. 

Me parece una terapia muy divertida pensar que en mi propia ciudad convivo con gente que se dedica a eso, a suministrar todos los vicios a la gente bien. El que se toma la rayita de cocaína en el baño de una discoteca guay, ese no corre ningún riesgo pero sí lo corren otros por él. 

M.G.- Estamos ante una novela eminentemente de personajes como ocurría con 'Huyendo de mí'. La trama está al servicio de una galería de personajes. En cierto sentido eres un autor-psicólogo.

S.N.- Eso es lo más bonito que me puedes decir. Sé que hay novelas donde lo más importante es la trama pero reivindico poner al personaje un puntito por encima del argumento. En el fondo, sólo quiero contar vidas humanas, hacerlo de manera divertida, con una lectura fácil pero con una gran carga emocional. 

M.G.- Pues hablemos de personajes. Elisa es una mujer que viene de buena familia, con estudios, con un futuro prometedor pero de repente algo ocurre y toda su vida se trunca. Es un personaje muy complejo, con muchas aristas afiladas y muy torturada.

S.N.- He conocido a gente a la que he querido mucho y que ha entrado en esa senda llena de neurosis e inseguridades. Suelen ser gente interesante porque se comen mucho la cabeza pero tienen el defecto de excusarse a través del mundo exterior, culpabilizando al marido, la familia, el trabajo,... Nunca se auto-critican. Esa gente es venenosa. 

Elisa es un personaje muy atractivo a nivel literario pero es una persona de la que yo siempre me apartaría. La gente que continuamente comienzan sus discursos con un 'Es que...' me dan mucha grima.


M.G.- Elisa se da cuenta de que se ha equivocado pero ¿puede uno volver a lo que fue una vez que ha torcido su camino?

S.N.- Es difícil aunque ella lo intenta. Con Elisa invoqué a Aomame, ese personaje de Murakami, para querer limpiar, sudar y sangrar todo su dolor. Sin embargo, Elisa casi llega a un punto de locura, un punto en el que ella misma se cree sus propias mentiras sin poder distinguir cuál es la vida real y cuál es la que se ha inventado. Es incapaz de sincerarse con su hermano, con su madre, con su hermana, personas que la quieren ayudar pero Elisa es una gata salvaje, se deja acariciar pero enseguida saca las uñas.

M.G.- Fidel es uno de los personajes que más me han gustado. Creo que él representa la bondad, ese tipo de personas que son humildes, cultas sin hacer alardes, que necesitan poco para ser feliz. La descripción perfecta de Fidel la encontramos en el siguiente fragmento, parte de un diálogo: '...analizo mis relaciones personales, pienso sobre las últimas novelas que he leído, reflexiono sobre la crisis que estamos pasando. Me siento libre detrás de esa barra y no tengo grandes aspiraciones materiales. Gano más de lo que necesito y no necesito aparentar más'.

S.N.- Coincido totalmente contigo. Fidel es la luz y un modelo a seguir para mí que soy más ambicioso que él. Yo quiero tener un buen sueldo a final de mes porque me gusta viajar y comer en buenos restaurantes pero, en definitiva, no son más que ataduras que tengo y por eso mis miedos a perderlo todo. Cuando una persona es tan sencilla, tan simple, tan humilde y tiene además la cabeza tan bien amueblada como Fidel, se convierte en un foco de atracción.

M.G.- ¿Y de Roberto qué me cuentas? Para mí es un personaje dual, que se comporta de un modo distinto según con quién esté. Con su tío Alfredo, profesor de Filosofía y catedrático de la Universidad, se muestra de una manera y con Fidel, su íntimo amigo, es otra persona distinta.

S.N.- Alfredo es como el padre de Roberto, no deja de ser más que su referente ético. Roberto siempre termina derrumbándose con él y en su trato hay un punto infantil. Sin embargo, con Fidel todo cambia porque este es el hermano pequeño de Clara, la novia que él tenía y que falleció de leucemia.

Hay un momento muy bonito en la novela en el que Roberto le viene a decir a Fidel algo así como que si fuera homosexual estaría enamorado de él porque Fidel es la representación de Clara, una mujer a la que Roberto quiso muchísimo. Es más, te diré que el nombre no está buscado al azar. Fidel es el apoyo, el bastón de Roberto mientras que Alfredo es el tutor al que mira con ojos de niño.

M.G.-  Alfredo es otro de esos personajes que me ha llamado la atención mucho. Por un lado es el que aporta el punto filosófico a la novela, con importantes reflexiones de los grandes pensadores de la humanidad, y que a demostrar tu dominio en la materia.

S.N.- A mí me encanta la Filosofía porque tuve muy buenos profesores en BUP y en COU. La Filosofía es una vuelta más a la Literatura y si te la explican bien, son historias preciosas acerca del ser humano. Leo mucha Filosofía y me compro todos los libros que veo.

M.G.- Alfredo es homosexual y me ha dado la impresión que tal circunstancia le pesa mucho. Para mí es un personaje enternecedor al mostrar su debilidad cuando rememora alguna historia de amor del pasado.

S.N.- Alfredo tiene sesenta años. La época en la que él nació al sexo fue muy negra en general para España y aún más para los homosexuales. Es un personaje que sirve de referente a Roberto, admirado por su cuñada, por sus alumnos o por sus compañeros de trabajo pero que echa de menos a alguien que se interese por su yo más profundo, por su vida privada, por su corazón.

M.G.- Como manejas tantísimos personajes, hay algo que haces que me gusta mucho. La novela empieza muy intensamente con Elisa pero ella desaparece de repente, centras la atención en otro personaje y dejas al lector con el runrún del personaje desaparecido. ¿Qué estará haciendo Elisa mientras los demás hacen y deshacen en sus vidas?

Fuente: Muro Facebook Salvador Navarro
S.N.- Me gusta mucho hacer eso. Al mismo tiempo que estoy desarrollando la vida de un personaje en concreto, al resto los tengo que tener en movimiento aunque el lector no los vea, quedan como en barbecho, hasta que ocurre alguna cosa que los vuelva a sacar a la luz. Por eso ese tablero que muestro en las redes sociales con las etiquetas de colores. Soy muy ingeniero en ese sentido y me gusta que cada personaje tenga su propio recorrido.

M.G.- ¿Qué personaje te ha costado más construir?

S.N.- Con el personaje que más he disfrutado ha sido con Elisa porque me daba mucho juego pero con el que más he sufrido ha sido con el de Alfredo por toda la carga que soporta. Todos terminan recurriendo a él y tenía que construir un personaje muy fuerte pero a la vez muy dulce.


M.G.- 'El hombre que ya no soy' es una novela coral pero ¿destacarías a uno de ellos como protagonista absoluto? Te lo pregunto porque en la cubierta vemos a una mujer y un subtitulo en el que se menciona a una mujer maldita, que imagino será Elisa. 

S.N.- Bueno, como ya te he comentado, en mis novelas hay siempre varios hilos argumentales y varios protagonistas, algo que, según las escuelas de escritura, no se debe hacer. Siempre debe existir un héroe con el que el lector se puede identificar o no, pero a mí me gusta contar con varios. Y sí que es verdad que en la cubierta aparece una chica representando a Elisa, pero el hombre que ya no soy es Fidel. Él ya no es el hombre que mantuvo una relación con Mariola, que vuelve ahora, después de haberlo abandonado y haber pasado muchos años en México. Fidel, a pesar de su humildad, de ser tan llano, es un tío que ha evolucionado con el tiempo, que tiene sus valores y sus ideas claras, o no, porque luego las cosas ocurren como ocurren. 

M.G.- Salvador, vuelves a usar la ciudad de Sevilla como escenario, tal y como hiciste en 'Huyendo de mí'. No obstante, en esta novela el protagonismo se centra en los bares y restaurantes, más que en sus calles y edificios, ¿no? Y por otro lado, optas por mostrar la cara y la cruz de la ciudad, lo más brillante pero también lo más oscuro.

S.N.- Es cierto que hay menos geografía urbana pero date cuenta que hay pocos barrios que no salgan en la novela. Aparece Triana, Los Remedios, Nervión, Buhaira, Palmete, Valdezorras, las Tres Mil, San Jerónimo,... Reivindico esa Sevilla. He tenido discusiones con mi editor porque siempre me ha aconsejado que sitúe mis novelas en Madrid y yo reconozco que vende mucho más Madrid o Barcelona y que tengo que tener una proyección más nacional, pero quiero que se me relacione con Sevilla porque es una ciudad que da mucho juego sin tener que utilizar ningún recurso fácil, ningún tópico o cliché. Si te lees una novela sobre Madrid es raro que salga alguien bailando chotis o comiéndose un bocadillo de calamares, cosas que se hacen, no cabe duda, pero no se recurre a ello en las novelas. En Sevilla se puede vivir muy bien sin estar todo el día contando chistes ni hablar de toros o de Semana Santa. Sevilla es una ciudad muy grande, con muchos otros atractivos y muchas miserias también. Es lo que yo quiero reflejar.

M.G.- Has hablado de las redes sociales donde eres muy activo. Involucras mucho a tus lectores en el proceso creativo de tus novelas.

S.N.- Es algo que me recompensa mucho. En el momento en el que se le da voz al que te está viendo, en el fondo le haces partícipe y siente la novela como propia. El lector ha votado el título, ha opinado sobre los nombres de los personajes, ha visto detalles sobre el argumento, eso favorece la conexión entre el lector y el escritor y ayuda a acercar la novela una vez que está publicada. Además, siempre respondo a todos los lectores que me escriben, que me mandan una foto con el libro, que me hacen alguna pregunta sobre el argumento o me hacen llegar sus emociones. Es algo que quiero mantener porque sé que a la gente le gusta mucho y además es que los lectores se lo merecen. Gastarse 20 euros en una novela tuya es algo de agradecer y algo que respetar.

M.G.- Salvador, ¿y por qué optar por unos capítulos tan cortos? Son como fogonazos en una habitación a oscuras.

S.N.- Ahí tiene mucho mérito el editor. Cuando estábamos con las correcciones  hicimos una reflexión sobre el ritmo. Sé que si los capítulos no fueran tan cortos no asustaría tanto porque se hubiera quedado en cuatrocientas páginas más o menos pero el hecho de acortarlos le da un toque cinematográfico y ayudan a la comprensión. Por otra parte, sé que la gente no tiene tiempo para leer y hay que adaptarse. Pretendo ofrecer novelas divertidas y que sean fáciles de leer, de ahí la brevedad de los capítulos.

M.G.- La labor de promoción que tú haces es brutal. Te vuelcas muchísimo en tu producto, en darlo a conocer y no solo hablo de colgar una foto en las redes, sino que haces vídeos, te curras mucho las presentaciones. Hay un trabajo después del trabajo de escribir la novela.

S.N.- Indudablemente. Un trabajo que me produce mucho más ansiedad que la propia escritura de la novela. Siento la necesidad de interactuar con el lector sin resultar pesado y no es fácil encontrar el equilibrio. Me ayuda mi trabajo en la multinacional porque ahí nos entrenamos para ser personas muy avispadas y conseguir unos objetivos y en el terreno literario mis objetivos son implicar al lector, averiguar lo que le gusta y lo que no,... Es un juego, muy divertido por cierto, por eso me interesa conocer la opinión de gente como tú, que está muy metida en este mundo, sobre cómo ve mi campaña. Así que, sí en algún momento crees que me equivoco o soy muy pesado, me gustaría que me lo dijeras. 

M.G.- Así lo haré. Y no quiero dejar esta pregunta atrás. Me he dado cuenta que apenas hay referencias temporales en la novela aunque parece que la trama transcurre a lo largo de tres o cuatro meses. 

S.N.- Sí, en pocos meses. Al principio los hechos se van sucediendo casi día a día, luego pasa a semanas, pero sí, se podría decir que son tres o cuatro meses.

M.G.- Entiendo. Bueno, ¿y ahora qué?

S.N.- Pues ahora ya está la siguiente escrita. Con la próxima novela me salgo de mis registros pero no puedo dar muchas pistas porque es clave seguirle el juego. Es como las matrioskas. Al lector le costará distinguir qué es realidad y qué es ficción. Ha sido mucho trabajo de coordinación en el que, como mi adorado Auster, el escritor es protagonista de su propia novela. Estará dentro del maremágnum de lo que está escribiendo sin él saberlo.

M.G.- Muy interesante, pues esperaremos ansiosos esa próxima novela y mientras tanto disfrutaremos de 'El hombre que ya no soy'. Mucha suerte y muchas gracias.

S.N.- Gracias a ti.

Finalizo esta entrevista con un vídeo donde Salvador Navarro nos cuenta qué podemos encontrar en su novela.











Ficha novela

Editorial: Algaida.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Publicación: Octubre, 2016
Precio: 20,00€
ISBN; 978-84-9067-947-3
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.









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