Editorial: Algaida.
Fecha publicación: octubre, 2017.
Precio: 20,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 616
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-9067-847-3
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Fecha publicación: octubre, 2017.
Precio: 20,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 616
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-9067-847-3
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Autor
Salvador Navarro (Sevilla, a 1967) es ingeniero industrial de Renault. En 2002 publicó su primera novela, Eres lo único que tengo, niña, a la que han seguido Rosa.0, Andrea no está loca, No te supe perder (2011) y Huyendo de mí (Algaida, 2015). Muy influido por la narrativa americana del siglo XX, desarrolla una literatura urbana con fuertes componentes psicológicos.
Sinopsis
Elisa, sevillana en la cuarentena con dos licenciaturas, buena familia y vida echada a perder, cree encontrar su salvación en Roberto, un alto ejecutivo de abrazos imponentes. Despojada de toda ética, se entromete en el territorio explosivo de un hombre de éxito en plena catarsis por la muerte violenta de su hermano pequeño; seduce a Fidel, amigo inseparable de su ansiado objeto del deseo, para acceder a él sin entender de las lealtades entre ellos, haciendo de cada paso un intento desesperado por dejar de ser una mujer maldita.
[Información tomada directamente del ejemplar]
[Información tomada directamente del ejemplar]
[Lectura de las páginas 15, 16 y 17;
música: sonido ambiente "Aeropuerto"]
Hay personas que sienten la necesidad vital de contar historias. Los hay empujados por un deseo de perpetuarse, o de engrandecerse, o de darse a conocer y no ser uno igual a otro. Y los hay a quienes solo les mueve el ánimo de entregarse, de ofrecerse, de arañar su 'yo' para entregar sus lascas. Así son las historias de Salvador Navarro, arañazos de naturalidad que componen un universo cercano y real, lleno de personajes fácilmente identificables en un entorno más o menos cercano, voces recubiertas de hueso y piel que deambulan por las calles del mundo. Ya nos lo demostró en Huyendo de mí y vuelve ahora con El hombre que ya no soy, para inventar vidas cargadas de vida que tienen un lado claro y otro oscuro.
El hombre que ya no soy es un puzle de cinco mil piezas que el lector tiene que recomponer y por eso, hablar de su argumento es sumamente difícil. Para empezar, señalaré que la trama se inicia con uno de los personajes más complejos de la novela. Elisa coincide con Roberto Relinque en una situación dolorosa. Se siente intrigada y para acceder a él, se acercará a Fidel, su íntimo amigo. No tardaremos mucho en descubrir que ella no lleva una vida especialmente ordenada y que sus amistades no son precisamente ejemplares.
El hilo argumental de Elisa se complementa con otros tantos. Por un lado, Roberto Relinque acaba de descubrir que a su hermano Tolo lo han asesinado. Espera que la policía lleve a cabo una investigación pero Bartolomé, o Tolo como así se hacía llamar, era un delincuente que, una vez muerto, no merece ni el tiempo necesario para averiguar quién lo ha asesinado. Uno menos, pensará la policía. Sin embargo, Rober, un ejecutivo financiero de una importante empresa, acuciado por el dolor de su madre, emprende una investigación por su cuenta, ayudado por su amigo Fidel y su tío Alfredo.
El propio Fidel será otro pilar fundamental en la novela, un camarero de barrio humilde a quién une una relación especial con los Relinque. Íntimo amigo de Rober, Fidel vivirá el regreso de un antiguo amor mientras su corazón, que pensaba apagado, volverá a latir con la presencia de otra mujer. Y luego estará Alfredo, tío de Rober, profesor de Filosofía en la Universidad de Sevilla, homosexual, inteligente, compasivo que se verá inmerso en cuestiones muy ajenas a su condición social con tal de ayudar a su cuñada y descubrir quién mató a su sobrino.
Todos ellos y algunos personajes más se integran en una trama doble, la investigación por la muerte de Tolo, al que solo conoceremos por referencias y que nos conducirá a los bajos fondos, y el desmantelamiento de una red de corrupción financiera tras la cual encontraremos ladrones de guante blanco.
El hombre que ya no soy es una novela eminentemente de personajes, ellos son el epicentro donde la historia únicamente funciona como sostén. A Salvador Navarro lo que le gusta es contar vidas y opta en esta ocasión por moverse entre los extremos. De catedráticos de Filosofía a traficantes de medio pelo, pasando por activistas en ONGs, camareras de bar, ladronas, ejecutivos corruptos y un largo rosario de individuos dispares entre sí.
De la numerosa galería de personaje Elisa es uno de los más sobresalientes. El lector se sentirá intrigado por la vida de esta mujer pues no encaja en el mundo en el que se mueve. Con varias titulaciones y formando parte de una familia de bien, no se puede decir precisamente que sea un ejemplo a seguir. ¿Qué le ha ocurrido a Elisa en el pasado para haber acabado así? ¿Qué traspiés dio en la vida para convertirse en un animal herido, esquiva, de carácter brusco y borde en el trato? Habrá momentos en los que es posible que sintamos compasión por ella, sabedora que ha errado la trayectoria y se ha introducido por unos caminos que no le reportan ningún bien. Querrá enmendarse pero todo conlleva un sacrificio.
La vida de Rober se ha vuelto turbia con la muerte de su hermano Tolo. Se podría decir que es un buen hombre, cabal, con los pies en la tierra, un reputado ejecutivo con un buen trabajo y un antiguo amor que hoy sigue siendo herida abierta. Rober es ese hijo del que toda madre se sentiría orgulloso, pues ha conseguido importantes logros en la vida y sin embargo no es feliz.He visto a Rober caminar por las calles de Sevilla, hundido en sus pensamientos, cavilando sobre sus penas y miserias, con la barbilla clavada en el pecho.
Fidel es uno de mis personajes favoritos. Camarero en un barrio humilde, tiene principios y aspiraciones. Creo que refleja muy bien ese tipo de persona que son buenas por naturaleza, que solo tienen deseos de ayudar, al que solo mueven buenos sentimientos, que va a lo suyo sin dañar al prójimo. Para mí es el tipo de persona de la que me gusta rodearme y por eso me he sentido muy afín a su forma de pensar.
Hombres y mujeres pueblan las más de seiscientas páginas que tiene esta novela. Algunos de sus personajes te caerán mejor que otros pero ninguno de ellos pasará desapercibido. Elisa nos desconcertará al inicio pues desconocemos sus verdaderas intenciones. Con Rober, Fidel o Alfredo formaremos frente común, nos alinearemos con las madres que sufren y lloran o miraremos de soslayo a esos personajes de los barrios marginales donde también hay gente de bien. En el fondo, todos ellos son almas humanas que la vida o el azar, fundamental en esta historia, ha colocado en un punto u otro del camino y todos ellos son protagonistas indiscutibles de una historia que podría ser tan real como la vida misma.
Hombres y mujeres pueblan las más de seiscientas páginas que tiene esta novela. Algunos de sus personajes te caerán mejor que otros pero ninguno de ellos pasará desapercibido. Elisa nos desconcertará al inicio pues desconocemos sus verdaderas intenciones. Con Rober, Fidel o Alfredo formaremos frente común, nos alinearemos con las madres que sufren y lloran o miraremos de soslayo a esos personajes de los barrios marginales donde también hay gente de bien. En el fondo, todos ellos son almas humanas que la vida o el azar, fundamental en esta historia, ha colocado en un punto u otro del camino y todos ellos son protagonistas indiscutibles de una historia que podría ser tan real como la vida misma.
Y Sevilla sigue siendo la localización principal como ya sucedió en Huyendo de mí. Si bien es cierto que en la novela anterior pudimos pasear frecuentemente por las calles y contemplar los monumentos de esta ciudad, en esta nueva historia Navarro se centra más en los establecimientos de ocio y restauración, hablándonos de lugares muy popularesaquí o descubriéndonos otros que no conocíamos. Todo ello nos permite movernos de una punta a otra de la ciudad, visitar los barrios más pudientes e incluso bajar a los infiernos, adentrándonos en zonas marginales y en barrios de la periferia, donde la vida juega con otras cartas.
En cuanto al estilo de Salvador Navarro cabría definirlo como urbanita y contemporáneo. Busca el autor desubicar al lector, desviar el foco de atención con relativa frecuencia y moverlo a su antojo. La presencia de un personaje no será constante en esta historia donde, como ya he comentado, todos ellos tienen una importante parcela de protagonismo. Gusta a Navarro pasar de un personaje a otro, hasta el punto de hacernos olvidar la existencia de alguno en concreto para luego, muchos capítulos después, volverlo a retomar y hacerlo aparecer de nuevo como un prestidigitador.
El ritmo no es frenético aunque hay momentos puntuales en los que la acción parece coger velocidad. En cualquier caso, considero que al autor no le interesa una trama con demasiada celeridad, sino que más bien prefiere ir desenvolviendo la madeja de enredos ylíos entretejidos entre los personajes de manera tranquila.
Los capítulos, bastante cortos, vienen encabezados por una sola palabra, ya sea el nombre de un lugar, de un personaje,... que anticipa en cierto modo el contenido de las páginas venideras, para desembocar toda la trama en unos capítulos finales cargados de intensidad.
En definitiva, El hombre que ya no soy es una novela coral y ha sido una grata lectura en la que se hace un profundo análisis de la condición humana, exponiendo sobre la mesa las miserias del individuo y la dura batalla que supone para cada uno de ellos el hecho de vivir. Eso es, a mi entender, lo que prevalece en esta novela de corte intimista, quedando más en segundo plano la investigación criminal y la corrupción financiera. Así pues, con un elenco de personajes dispares y bien perfilados, El hombre que ya no soy se convierte en una inexcusable recomendación.
El ritmo no es frenético aunque hay momentos puntuales en los que la acción parece coger velocidad. En cualquier caso, considero que al autor no le interesa una trama con demasiada celeridad, sino que más bien prefiere ir desenvolviendo la madeja de enredos ylíos entretejidos entre los personajes de manera tranquila.
Los capítulos, bastante cortos, vienen encabezados por una sola palabra, ya sea el nombre de un lugar, de un personaje,... que anticipa en cierto modo el contenido de las páginas venideras, para desembocar toda la trama en unos capítulos finales cargados de intensidad.
En definitiva, El hombre que ya no soy es una novela coral y ha sido una grata lectura en la que se hace un profundo análisis de la condición humana, exponiendo sobre la mesa las miserias del individuo y la dura batalla que supone para cada uno de ellos el hecho de vivir. Eso es, a mi entender, lo que prevalece en esta novela de corte intimista, quedando más en segundo plano la investigación criminal y la corrupción financiera. Así pues, con un elenco de personajes dispares y bien perfilados, El hombre que ya no soy se convierte en una inexcusable recomendación.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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