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TODOS DEBERÍAMOS SER FEMINISTAS de Chimamanda Ngozi Adichie

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Editorial: Literatura Random House.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 4,90 €
Género: Ensayo.
Nº Páginas: 64 
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788439730484
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Chimamanda Ngozi Adichie nació en 1977 en Nigeria. A los diecinueve años consiguió una beca para estudiar comunicación y ciencias políticas en Filadelfia. Posteriormente cursó un máster en escritura creativa en la Universidad John Hopkins de Portland, y actualmente vive entre Nigeria y Estados Unidos. A día de hoy Literatura Random House ha publicado sus tres novelas: La flor púrpura, ganadora del Commonwealth Writer's Prize y el Hurston / Wright Legacy Award; Medio sol amarillo, galardonada con el Orange Prize for Fiction y finalista del National Book Critics Circle Award, y Americanah, que recibió el elogio de la crítica y fue galardonada con el Chicago Tribune Heartland Prize 2013 y el National Book Critics Circle Award en 2014. Ha publicado también en esta editorial la colección de relatos Algo alrededor de tu cuello, el ensayo Todos deberíamos ser feministas (el reconocido TEDx Talk que ha tenido tres millones y medio de visitas en Youtube) y su último manifiesto, Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo.

Sinopsis

Ser feminista no es solo cosa de mujeres. Chimamanda Ngozi Adichie lo demuestra en este elocuente y perspicaz texto, en el que nos brinda una definición singular de lo que significa ser feminista en el siglo XXI. Con un estilo claro y directo, y sin dejar de lado el humor, esta carismática autora explora el papel de la mujer actual y apunta ideas para hacer de este mundo un lugar más justo.

[Información tomada directamente de la web de la editorial]
 

Desde el 8 de marzo de este año, fecha en la que tuvo lugar la manifestación en favor de la igualdad entre hombres y mujeres, este espacio se ha visto levemente invadido por diversas lecturas que intentan aclarar, defender y apoyar esa igualdad entre géneros. Por aquí han pasado un par de novelas gráficas como Feminismo ilustrado. Ideas para combatir el machismo de María Murnau y Helen Sotillo eIdiotizadas. Un cuento de empoderhadas de Moderna de Pueblo, dos lecturas interesantes por el contenido, amenas y entretenidas por el formato y el medio, aunque con la primera de ellas tuve mis más y mis menos. En cualquier caso, y para no aparcar una cuestión en cuya dirección hay que remar a diario, hoy vengo a hablaros de otro libro sobre el que he leído muy buenas opiniones. Me llamó la atención que un ensayo, aunque breve, despertara tanta curiosidad entre los lectores. La última persona que me ha animado a acercarme a esta lectura ha sido Ana de Lo que leo lo cuento y aquí me tenéis, siguiendo una recomendación más, para hablaros de Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie.

Os leo las primeras páginas:


[Lectura de las páginas 13 y 14 del libro;
música 'Driving to Delta' de Lobo Loco]

Pero, ¿quién es Chimamanda Ngozi Adichie? Lo que se nos dice en la biografía que aporta la editorial es que Chimamanda es una mujer nigeriana de unos cuarenta años, que estudió Comunicación y Ciencias Políticas en Estados Unidos, hizo un máster en escritura creativa y ha publicado varios libros. Nada más. A mí esta información me resulta muy insuficiente así que acudo al señor Google y este me cuenta que pertenece a la etnia Igbo, a la que se hace referencia en el libro, que sus padres trabajaban en la universidad, que tiene otro máster, este en estudios africanos por la Universidad de Yale, que su bestseller Americanah será adaptado a una miniserie y que el libro que nos ocupa hoy ha vendido más de medio millón de ejemplares. Sigue siendo insuficiente pero ya indagaré más adelante sobre esta mujer.

Todos deberíamos ser feministas se inicia con una introducción en la que se nos explica el origen del libro. Al parecer Chimamanda fue invitada a dar una conferencia en un simposio en 2012 invitada por la TED, una organización estadounidense sin ánimo de lucro cuyo objetivo es reunir a un número de pensadores de diversos ámbitos con la intención de difundir sus ideas y mejorar el mundo en el que vivimos. TED celebra un congreso anual en el que se abordan temas como la ciencia, la cultura, la política, la educación, la tecnología,... En 2012 se celebró la TEDxEuston que se centró en África y allí, Chimamanda Ngozi expuso sus ideas sobre el feminismo que, de forma resumida, se han recogido en este libro. Os dejo un vídeo con su intervención.




Debo decir que, sin un motivo aparente, me había imaginado a la autora mucho más mayor, traspasada ya la línea de los sesenta años, quizá porque el libro es un cúmulo de vivencias personales o anécdotas que le han ocurrido a amigos y familiares. De hecho, se inician las primeras páginas como habéis podido oír en el audio del principio, relatando cuándo fue la primera vez que a ella le pusieron la etiqueta de 'feminista' y no precisamente como un halago. Inevitablemente esas primeras páginas van a resultar divertidas pues la autora se hace eco de la imagen que muchos en su país tienen sobre una feminista, nada más y nada menos que una mujer desdichada, triste e infeliz que se siente incapaz de encontrar marido, entre otras cosas porque los hombres creen que las feministas no usan zapatos de tacón ni pintalabios y por ende, son poco atractivas o bien porque, como las feministas odian a los hombres, no permiten que se les acerquen.



Página tras página nos va poniendo ejemplos de vivencias reales como el trato que recibe al llegar sola a un hotel en Nigeria, o la actitud que adopta el camarero de un restaurante al que acudió a cenar acompañada de un hombre. El empleado del establecimiento prácticamente la ignoró. A mí esta situación me hizo recordar una experiencia personal que tuve hace unos años y que comenté por Facebook. Acudí con mi marido a comprar algunos materiales a Leroy Merlin para hacer unos arreglos en casa. Me dirigí a un dependiente para consultar algunas cuestiones y que me aconsejara qué productos usar porque, la que iba a hacer los arreglos era yo y no mi marido, y efectivamente, tal y como le pasó a Chimamanda, a mí el dependiente me ignoró por completo. Las preguntas que yo le hacía las respondía mirando a mi marido. Yo intentaba ponerme en su campo de visión pero me esquivaba continuamente. Sinceramente aquello me pareció más divertido que molesto y así lo expuse en mi muro. Algunas personas me comentaron que debería de haber dicho algo, que tendría que haber recriminado la actitud del dependiente y la verdad es que teníais razón pero me pareció todo tan ridículo y absurdo que preferí darme media vuelta y pensar '¡Mira que eres tonto!' Hoy día, y habiendo pensado mucho en el asunto, si me volviera a ocurrir probablemente no me quedaría callada. Pero volvamos al libro. 

Las situaciones que nos cuenta la autora no solo tienen lugar en Nigeria sino que también incorpora un par de ejemplos de amigas estadounidenses que se ven obligadas a vestir de tal o cual manera para 'caer bien' entre sus compañeros de trabajo, y que sus opiniones se tengan en cuenta.África no es una excepción. El arrinconar a la mujer, el infravalorarla, el no considerarla un ser inteligente y mucho menos una persona capaz de dirigir una multinacional es algo que no solo se circunscribe al continente africano sino que se extrapola a todo el mundo. Nada nuevo bajo el sol.

Todos deberíamos ser feministas nos habla de lo difícil que es para una mujer acceder a puestos importantes, de lo ridículo que resulta considerar a un mujer soltera como una fracasada, de la distinta percepción que tenemos cuando es un hijo el que pierde la virginidad o una hija o la revictimización que sufre una mujer violada, y aquí nos da un ejemplo que directamente conecta con los últimos acontecimientos vividos en nuestro país. De entre todos los ejemplos y situaciones que incorpora, algunos son más sangrantes que otros pues, si bien es cierto que las actitudes machistas están a la orden del día, creo que algunas de ellas están más superadas, como por ejemplo que una mujer se haga cargo de pagar la cuenta de un restaurante. Creo que, hoy día, el hombre de edad media no se escandaliza porque sea la mujer la que quiera pagar una cena. Al menos es lo que yo veo en mi entorno y de forma más generalizada. Por supuesto que habrá excepciones pero entiendo que serán menos incisivas que en décadas anteriores. No sé cómo lo veis vosotros. Sin embargo, hay otras situaciones y actitudes que aún están por corregir y no solo por el lado masculino sino por el femenino también porque, como bien dice Chimamanda: 'Si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez, acaba siendo normal'. En mi caso he descubierto que sufro de micromachismos que no los consideraba como tal. 

En realidad, el libro se me ha quedado bastante corto porque parte de un planteamiento muy básico. Me esperaba un enfoque distinto y reflexiones más profundas e intensas. Y es que los ejemplos que se incorporan, aunque sumamente interesantes, los tengo ya muy aprendidos. Es decir, yo ya sé que la sociedad todavía aparta a la mujer y que todo se reduce a un cuestión de educación, tanto dentro del seno familiar como en las escuelas, así que me hubiera gustado que incidiera más en esos ejemplos que menciona, que los analizara con mayor calado. Dicho lo cual, quiero aclarar que es una lectura que debe estar al alcance de todo el mundo, tanto para los que ya hemos leído bastante sobre el tema como para los más jóvenes a los que hay que inculcar unos principios basados en la igualdad, sin distinción de género y en todos los ámbitos. De todos modos, como de todos los libros se aprende algo, a mí Todos deberíamos ser feministas me ha abierto los ojos en relación a una costumbre muy mía. La autora pone el ejemplo de un matrimonio con un hijo y comenta que cada vez que él le cambia el pañal al bebé ella le da las gracias. Confieso que yo hago esto sin hijo de por medio. A veces, acostumbro a dar las gracias a mi marido cuando barre el suelo, tiende la ropa en la azotea o la recoge posteriormente. ¿Por qué? Este libro me ha hecho reflexionar mucho sobre el asunto. Yo soy de esas mujeres que recalcan a su pareja mil veces que la expresión 'te ayudo' no puede tener cabida entre las paredes de mi casa porque es la suya también y por tanto, de su mantenimiento debemos ocuparnos los dos y sin embargo, ¡me traiciono! No sé si lo hago por ser cortés pero dando las gracias lo único que estoy haciendo es trasmitir un mensaje erróneo. No se trata de que sea una tarea mía y él me esté haciendo el favor de realizarla por mí, es que simplemente es una tarea de los dos y por tanto la responsabilidad es común. Pues un ejemplo tan sencillo como este te hace recapacitar y pulir comportamientos que no son correctos pero que llevamos repitiendo toda la vida y lo vemos como normal. Lo que ocurre una vez que recapacitamos sobre cuestiones de este tipo es que tendemos a sacar nuestro lado más radical y mi reacción se supone que debería ser negarme a dar las gracias a mi marido cuando hace una tarea doméstica. Creo que todo esto hay que tomarlo con mesura y adaptar todas estas enseñanzas según nuestra propia vida, nuestras relaciones,... No sé qué pensaréis vosotros. ¿Dais las gracias a vuestras parejas cuando planchan la ropa?

Con un lenguaje muy cercano, un estilo muy cotidiano y mucha frescura, Chimamanda expuso en aquella conferencia su visión sobre el feminismo que ahora se recoge en este libro de pequeñísimo formato, casi como un misal solo que en este caso, la religión que se incluye entre sus páginas se sustenta en la igualdad entre el hombre y la mujer. Insisto en que, bajo mi punto de vista, sus enseñanzas son muy básicas pero no por ello menos importante. Hay tanto que corregir que empezar por lo más simple es lo más práctico. Estamos en una sociedad a la que hay que recordar con frecuencia que hombre y mujer son iguales y Chimamanda lo hace de forma muy visual y con ejemplos prácticos, que abren los ojos. Ni que decir tiene que, para las nuevas generaciones debe resultar una lectura indispensable, un libro que los padres y las madres deberían poner al alcance de sus hijos y que los profesores deberían recomendar aunque fuera al margen de los planes de estudio.

Chimamanda Ngozi Adichie cuenta con otros libros de este estilo, concretamente Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, igual de breve, igual de económico y que caerá muy pronto en mis manos.







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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