Nacionalidad: Española.
Director: Rodrigo Sorogoyen.
Reparto: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Mónica López, Bárbara Lennie, Luiz Zahera, Francisco Reyes, María de Nati, Paco Revilla, Sonia Almarcha, David Lorente, Andrés Lima, Óscar de la Fuente, Laia Manzanares, Max Marieges.
Género: Thriller.
Sinopsis: Manuel, un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y únicamente Paco sale indemne. Manuel es expulsado, señalado por la opinión pública y traicionado por los que hasta hace unas horas eran sus amigos. Aunque el partido pretende que cargue con toda la responsabilidad, Manuel no se resigna a caer solo. Con el único apoyo de su mujer y de su hija, y atrapado en una espiral de supervivencia, Manuel se verá obligado a luchar contra una maquinaria de corrupción que lleva años engrasada, y contra un sistema de partidos en el que los reyes caen, pero los reinos continúan.
[Fuente: Filmaffinity]
¿Qué es un fontanero dentro del mundo de la política? Muchos seguro que lo sabéis. Se dice que es una figura clave cuando no se juega limpio. Y se dice también que todos los partidos políticos, independientemente de la ideología, tienen su propio equipo de fontanería. Si esto es así, resulta muy poco tranquilizador para cualquier español que madrugue para ir a trabajar y pase horas sin ver a su familia por un sueldo irrisorio, y mucho menos tranquilizador para aquellos que no tengan que madrugar porque simplemente no tienen trabajo. Lo cierto es que los 'fontaneros políticos' existen. Se encargan de complicadas negociaciones, completamente legales, que deben ser llevadas con la máxima discreción para conseguir el objetivo planteado pero también, se denominan 'fontaneros' a aquellas figuras que hacen el trabajo sucio dentro los partidos políticos, los que consiguen información de difícil acceso, los que gestionan arreglos que no deben salir a la luz pública.
La corrupción política, en un bando u otro, ocupa buena parte de los titulares de los periódicos y abre casi a diario los informativos en televisión. El poder corrompe, el ansia de dinero también y todo es de color de rosa hasta el momento en el que te trincan. Entonces estás perdido para siempre porque te conviertes de un segundo a otro en un cadáver, en un ser invisible que nadie conoce y al que todo el mundo da la espalda. El 'sálvese quien pueda' elevado a la máxima potencia. Al corrupto le quedan pocas salidas. En resumidas cuentas, esto es lo que nos narra El reino, la última película del cineasta Rodrigo Sorogoyen que prueba suerte con un tema de máxima actualidad y repite en el reparto con un Antonio de la Torre que cambia su papel de policía (Que Dios nos perdone) por el de político corrupto.
Todo se inicia así. Reunión de la ejecutiva autonómica del partido en un restaurante de la costa. Todos los comensales dan buena cuenta de ricos manjares y buenos caldos, entre risas y chascarrillos. Están relajados, son felices, se les nota con tan solo mirarlos, conversan sobre otras personas ausentes, dan nombres, acuerdan un nuevo encuentro, mientras bromean conuna libreta de pastas verdes, que circula de mano en mano, y donde figuran numerosas anotaciones. Por el momento, desconocemos de qué tipo.
Un aparato de televisor a escasos metros emite las noticias. Concretamente una llama la atención de los presentes. Asunción Ceballos (la jefa), presidenta del partido, concede una rueda de prensa para presentar a su nueva mano derecha, Rodrigo Alvarado. Este joven juez de la Audiencia Nacional en excedencia será el nuevo Vicesecretario General y viene dispuesto a limpiar su partido de cualquier actividad que enturbie su imagen.
Pocos días después saltan las alarmas. Uno de los anterioree comensales, Francisco Castillo (Nacho Fresneda), Vicesecretario autonómico, es detenido por manipulación de concurso público. No pasa nada, un limpiado de cara y listo. Sin embargo, el otro Vicesecretario, Manuel López Vidal (Antonio de la Torre) recibe la llamada intempestiva de un informador. Está en el punto de mira. Hay grabaciones. Alguien ha dado el chivatazo. Todo se desata y Manuel se va a caer con todo el equipo. Con el agua al cuello, intentará librarse de los delitos de prevaricación, fraude continuado, cohecho, estafa y no sé cuántas cosas más,.... pero ¡oye, que cada uno se trague su propia mierda y si te he visto no me acuerdo! Será entonces cuando Manuel ponga en marcha un plan desesperado y contra el reloj para tirar de la manta y llevarse por delante a todo el que pille. No es asunto baladí. Estos tipos juegan duro.
Comentaba antes que los casos de corrupción están a la orden del día y será por ello que, en este largometraje, no se especifica nombre de partido, no se utiliza nombres de operación anti-corrupción conocidas, no se dan datos que puedan conectar la trama con algún caso real pero, los hechos narrados tienen lugar en 2007 y por entonces saltó a la luz la trama Gürtel. En cualquier caso, y viendo los datos que contienen esa libreta de tapas verdes, nos queda muy claro que España está completamente podrida.
Y frente a los políticos tenemos a los periodistas, un gremio representado por Amaia Marín (Bárbara Lennie), una joven con éxito, presentadora de un programa de debates con buena audiencia y contenido interesante. Pero cuidado, no te pases. Si hablas más de la cuenta tu cabeza puede peligrar. La integridad está muy bien pero de integridad no se come, por eso Jacobo prefiere ser confidente y arrimarse a la sombra que más cobije. No obstante, la prensa puede ser un arma importante, un vehículo de salvamento para un político corrupto que agote sus últimos cartuchos, salvo que la prensa te ponga entre la espada y la pared. El desenlace que nos ofrece Sorogoyen deja una pregunta en el aire, formulada en un momento crucial, definitivo, que muy probablemente sepultará a Manuel López para el resto de su vida.
De El reino (en Andalucía siempre lo llamamos El cortijo) me gustan muchas cosas. La temática es actual e interesante, a lo que se le une el punto de vista. Siempre nos acercamos a los casos de corrupción desde fuera y por lo que leemos en los periódicos y vemos en la televisión, pero ¿qué tejemanejes se mueven por dentro? ¿Cómo se trata al pardillo que han trincado con las manos en la masa? ¿El partido lo protege, lo apoyo, lo ampara? Y por otra parte, ¿cómo viven estos corruptos el devenir de un oscuro futuro en el seno familiar?¿Las esposas o maridos permanecen a su lado? ¿Los hijos sienten asco o por el contrario se compadecen de ellos? El reino nos muestra todo eso porque las consecuencias de ser descubiertos llegan mucho más allá del entorno laboral, de las puertas del despacho o de los límites del partido pero ese ambiente íntimo que muestra esta película es muy sutil. Me hubiera gustado mayor nivel de profundidad.
Por otra parte, la película deja caer que no somos tan diferentes a todos esos ladrones de guante blanco, lo que ocurre es que algunos 'mangonean' a gran escala y otros simplemente menudean. No quiero desvelar ningún dato más pero hay una escena fantástica que nos lanza ese mensaje a la cara como una bofetada a mano abierta.
Y si le tengo que poner alguna pega a este largometraje es la ocasional falta de definición del guion. Se dan muchos nombres en muy poco tiempo y al mismo personaje se le nombra de dos formas distintas constantemente, por su nombre de pila y por su apellido. Esto es habitual y poco confuso si eres parte del entramado pero para un espectador, que llega de nuevas a una historia y a unos personajes, resulta un poco caos. Confieso que, en algunos momentos, me costó seguir el hilo a tanto nombre y a tanto cargo.
Además creo que se vuelve algo lenta en los medios, lo que es un gran inconveniente si encima es larga, como es el caso. Eso sí, los últimos compases son brutales. Hay una escena tremebunda. Muy bien rodada, con mucha tensión, muy angustiosa y que seguro que os encanta.
Dicho lo cual, habrá que hablar de los personajes, muy bien definidos. Son tipos que vienen de vuelta de todo. Son gente que entran por la puerta de atrás de los establecimientos, que se mueven como Pedro por su casa en cualquier situación y espacio, sin dar explicaciones, seguros de sí mismos, que beben Martín Millers o Yamazaki, que pasan los fines de semana embarcados y navegando por los mares, cantando, bebiendo, que reciben regalos caros y que tienen un tren de vida alucinante. Están acostumbrados a conseguir lo que se proponen, a dictar las normas, a manipular, a amenazar y a recibir amenazas, a darse palmaditas en la espalda para posteriormente clavarse un cuchillo de siete metros. Me ha gustado muchísimo el personaje de Luis Cabrera, divinamente interpretado por Luiz Zahera.¡Qué chulería la suya! Lo mismo opino del papel de Asunción Ceballos, la presidente del partido a la que da vida Ana Wagener. Menuda víbora pero qué bien finge la muy...
Pero aquí el plato fuerte se lo come Antonio de la Torre, uno de mis actores favoritos y, ¡ay! me ha tenido montada en una noria toda la película. Su interpretación de Manuel López no me ha convencido completamente. Hay que reconocer que tiene tres o cuatro escenas buenísimas, muy potentes y muy bien interpretadas pero en el resto, no sé, en esta ocasión me ha transmitido poca credibilidad. Es como si no estuviera implicado en el papel, como si la cosa no fuera con él, salvo en esos momentos que señalé antes.
Casi lo mismo me ha pasado con Bárbara Lennie en su papel de Amaia Marín. Me ha faltado chispa. Salvo en el último asalto, la actriz me resulta apagada, sin fuerza, sin ánimo. La he visto en otros trabajos con mucha más fuerza y aquí se me ha quedado corta
En cuanto a la dirección, aplaudo una de las escenas finales, la que mencioné antes. Casi tengo que acudir de urgencias al dentista de tanto apretar los dientes. Me gustó algún juego empleando los reflejos en los espejos y los planos-secuencias, especialmente el que tiene lugar en Andorra.
Y ya por último, la banda sonora. Un tema electrónico, rítmico, intenso, reflejo del estilo de vida que llevan estos hombres y mujeres. Yo he percibido siempre el mismo tema que se repite y que aflora en las escenas de mayor tensión. Funciona perfectamente y como contrapunto el 'Volare' de los Gipsy King, que acompaña a los protagonistas en su dolce vita.
El reino opta al Goya como Mejor Película. Cuenta con doce nominaciones más como Mejor Direccion, Mejor Guion Original, Mejor Actor Protagonista (Antonio de la Torre), Mejor Actor de Reparto (Luis Zahera) y otras tantas más. Ya veremos qué pasa. A mí, la película me gustó por la temática pero me esperaba algo más y, sinceramente, tengo otro largometraje como favorito. Pero hay que ser realistas, El reino tiene un director con prestigio, un reparto de altura y una temática de actualidad. Seguramente se llevará más de un gato al agua.
Tráiler: