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DANIEL FOPIANI: 'Siento tanto respeto por los libros y la literatura que jamás me atrevería a publicar sin trabajar al máximo el texto'

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Daniel Fopiani ha vuelto. Tras recibir el premio Valencia Nova en 2017 por su novela La Carcoma, regresa ahora con otra novela negra -La melodía de la oscuridad-, protagonizada por un ex miembro de la Guardia Civil, dado de baja tras sufrir un atentado en Intxaurrondo que lo ha dejado ciego. Sin embargo, el reguero de sangre que va dejando un asesino en serie por las calles de Cádiz tiene descolocado a las autoridades y Román, encargado de la investigación, se ve obligado a recurrir al que fue su amigo, un tipo arisco que con una mente brillante, y a pesar de su ceguera, es capaz de ver lo que los demás no perciben ni con su vista intacta. 

Daniel Fopiani nos visitó la semana pasada en un gira que le está llevando por toda España. Se le ve contento, ilusionado, feliz con los frutos que le está dando su dedicación a la literatura. Este sargento de Infantería de Marina lo tiene claro. Tiene alma de contador de historias. Su pasión son los libros.

Marisa G.- Daniel, si yo estuviera en tu piel, estaría alucinando. Nueva novela y nueva editorial. Esta vez, de las más grandes. 

Daniel F.- Y lo estoy, lo estoy. Está siendo todo una locura.

M.G.- Recuerdo que me dijiste que querías presentar la novela a los Premios Ateneo de esta ciudad. 

D.F.- Y lo hice pero al poco tiempo me salió un agente, Pablo Álvarez, y en poco más de un mes, ya estaba firmando con el Grupo Planeta. Me pilló la noticia en Irak. Pablo me dio la noticia y pensé que se estaba quedando conmigo. 

M.G.- No tuviste más remedio que retirar la novela del premio. 

D.F.- Sí, sí,... No quería problemas. Además mi sueño era publicar con una editorial grande y lo he conseguido. 

M.G.- Bueno, vuelves con una novela muy negra, 'La melodía' de la oscuridad. Un asesino en serie anda suelto por Cádiz. Sus crímenes tienen mucho de ritual. Para dar con el criminal, el teniente Román de la Guardia Civil recurre a la ayuda de un ex guardia civil, Adriano, un hombre que sufrió un atentado de ETA en Intxaurrondo, que lo dejó maltrecho, perdió la vista, el humor e incluso las ganas de vivir. ¿Cómo nace la idea en tu cabeza?

D.F.- La primera idea que se me ocurrió fue escribir una novela desde la perspectiva de una persona invidente pero desconocía por completo todo lo relativo a la invidencia. Así que me acerqué a asociaciones como la ONCE, donde buscar información. Un par de personas que nacieron con vista y que por una razón u otra fueron perdiendo la visión, se sentaron conmigo y aprendí muchas cosas que me sirvieron para después construir al personaje. Era como un reto narrativo para mí.

M.G.- Pero esa idea venía de muy atrás, me parece.

D.F.- Sí, es algo que había pensado hace tiempo. Sabes que me gusta usar personajes que llamen la atención por algo. Recordarás que en 'La Carcoma', el sargento no podía decir la erre. Ahora el reto era enfrentarse a un personaje ciego.

M.G.- Ese personaje está muy bien construido y luego hablaremos de él. Pero otra cuestión que me interesa, la mitología. Juega un papel muy importante en la novela. El argumento tiene mucho que ver con la historia de Hércules. Imagino que te habrás tenido que empapar de su leyenda. 

D.F.- Sí, hace tiempo leí en un artículo en el que se contaba que Hércules mató a su familia. Aquello me impactó y me planteé leer más sobre esa leyenda. Resulta que Hércules, en un ataque de ira provocado por la diosa Hera, mata a su familia y posteriormente, para buscar el perdón y eliminar ese sentimiento de culpabilidad, el oráculo de Delfos le propone llevar a cabo doce trabajos: matar al león de Medea, a la Hidra de Lerna,... Me pareció muy interesante para una novela. Así que el malo de esta novela mata a su familia y tendrá que emular a Hércules en esos doce trabajos.

M.G.- Y para pillar al malo tenemos a Adriano, el investigador ciego. Me ha encantado este personaje. Está muy bien perfilado. Es un hombre amargado, frustrado, siempre malhumorado y paga su frustración con los demás, con su mujer, Patricia. ¿En qué te han ayudado esas personas invidentes para concretar al personaje?

D.F.- Sobre todo en cuestiones como el perro guía, su comportamiento, el tema de los sueños. Eso es algo muy interesante. Yo no sabía que una persona que ha perdido la vista pudiera soñar. Al parecer sueña con sus recuerdos. 

M.G.- Si te digo la verdad, a mí me has despejado muchas dudas. Siempre pensé que una persona ciega estaba rodeado por una absoluta oscuridad y resulta que no, que ven destellos. 

D.F.- ¡Exacto! Yo pensaba igual que tú pero no es así. Me explicaron que ven pequeñas luces y destellos porque las terminaciones nerviosas siguen luchando por encontrar algo de luz. No hay oscuridad absoluta. Es como cuando nosotros cerramos fuerte los ojos y vemos puntitos.

M.G.- El lector siempre tiende a buscar un personaje con el que identificarse pero en esta novela, es fácil empatizar con la mayoría de ellos, con Adriano, con Patricia, con Román,... 

D.F.- ¡Hasta con el perro! (Risas) Claudio Cerdán escribe en la faja 'Fopiani ha creado uno de los personajes más poderosos de los últimos tiempos'.

M.G.- ¿Pero cuál de ellos?

D.F.- Eso mismo me pregunto yo. Imagino que se refiere a Adriano pero a mí Alceo, por ejemplo, me encanta. Patricia también es un personaje muy agradecido. Aunque con quien mejor me lo pasé fue con el perro (Risas)

M.G.- (Risas) Pero es que todos los personajes tienen su importancia. Todos arrastran miserias y todos son muy humanos, son muy de carne y hueso. Es algo que me gusta mucho de tus novelas.

D.F.- Creo que son muy reales. Muchos lectores me dicen que les gusta mucho la parte romántica entre Adriano y Patricia. No deja de ser una historia de amor, pero alejada de todos los clichés de abrazos y besos que estamos acostumbrados a ver en la romántica. Esa subtrama de amor es algo que he escrito sin querer. Me centré en el género negro y cuando me di cuenta había creado una relación entre esos dos personajes que gusta mucho a los lectores, según parece.

M.G.- Patricia está amarrada a esa relación de amor que tú comentas pero es una relación dolorosa.

D.F.- Intento mostrar la relación de dependencia que se forja entre el invidente y el cuidador. Son pareja, pero Patricia no deja de ser su cuidadora. Adriano no puede hacer nada sin ella y eso es lo que más coraje le da. De haber sido uno de los sargentos más respetados en el cuerpo de la Guardia Civil pasa a perderlo todo, se lo arrebataron y ahora depende exclusivamente de su mujer. Solo no puede hacer nada. Por eso, cuando Román recurre a él y lo invita a colaborar en el caso, Adriano vuelve a sentirse útil de nuevo y no puede resistirse. 

M.G.- Y ahora que mencionas a Román. Es otro personaje muy interesante. Muy volcado en su trabajo pero en realidad, cuando llega a casa, está profundamente solo y eso le afecta. El lector lo nota vulnerable.

D.F.- Siendo honesto, tengo que decir que Román empezó la novela siendo un personaje estándar. Sin embargo, a medida que avanzaba en la escritura fue adquiriendo cada vez más profundidad. Fue algo que me sorprendió hasta a mí mismo. Es otro de los personajes a los que se les coge mucho cariño. Realmente está solo cuando llega a casa y lo vemos débil. En otro capítulo, lo vamos a ver buscando información sobre viajes a Punta Cana. Está harto del trabajo y necesita desconectar. 

M.G.- Los tres personajes me gustan por igual. Pero hablando de la documentación, has comentado que has hablado con personas invidentes, sé que tienes amigos en la Guardia Civil que ya te ayudaron con 'La Carcoma', todo lo relativo al armamento y a la balística procede de tu experiencia laboral, así como los protocolos de asalto. Esta fue una escena fascinante.

D.F.- Me divertí mucho escribiendo esa escena. Es cierto que conozco los protocolos y todo lo que conozco por mi trabajo, intento aprovecharlo para la novela. 

M.G.- Pero vamos más lejos. Debido a que Patricia tiene algún problemilla médico, también te has tenido que documentar en cuestiones ginecológicas porque manejas el tema estupendamente. (Risas)

D.F.- (Risas) ¡No tenía ni idea! Pero tengo una amiga que es médico de familia y ha sido la que me ha asesorado.

M.G.- Verdaderamente está todo muy bien explicado. Vamos, es que me has descubierto nombres de instrumental y aparatología que, sinceramente, desconocía por completo y eso que acudo con regularidad a consulta.

D.F.- Pues yo sí que he descubierto cosas. Claro, para mí, todo eso es muy desconocido.  

M.G.- Normal, no tienes necesidad de verte en ciertas situaciones (Risas). Pero Daniel, fíjate, yo creo que todo este tipo de detalles solo refleja el interés por no defraudar al lector. Eres muy meticuloso en todo lo que cuentas, aunque sean temas ginecológicos.

D.F.- Creo que debe haber siempre muchísimo respeto. Siempre he sentido tanto respeto por los libros y la literatura que jamás me atrevería a publicar sin trabajar al máximo el texto. No me gusta hacer las cosas a la ligera, prefiero profundizar, darle mil vueltas, hacer correcciones y siempre me parece que le puedo sacar algo más al capítulo. 

M.G.- Pero eres tan cuidadoso que no solamente te centras en escribir una historia verosímil sino que la adornas. Hay un capítulo en el que el narrador sigue las reglas del juego del pasapalabras, hay otra escena en la que describes de forma muy gráfica unos pasos que se alejan,... Son detalles que gustan mucho al lector. Me resultas muy ingenioso.

D.F.- Me gustaría y pretendo que se me reconozca por eso. Si la historia engancha más o menos es importante pero quisiera que se valore mi narrativa. Hay otro capítulo que solo es una frase. A la editorial no le gustaba pero yo me resistí a eliminarlo.


M.G.- Me gustó mucho ese capítulo. Menos mal que no lo eliminaron. Funciona muy bien.

D.F.- Son cosas que se me van ocurriendo e intento encajarlo de alguna manera en la novela, pero sin forzar. 

M.G.- El narrador hila muy fino. Es muy irónico y mordaz.

D.F.- No sabría decirte qué tipo de narrador he empleado. Es omnisciente pero en los párrafos surgen a veces frases de los personajes. Al fin y al cabo no es más que mi propia manera de contar una historia. Rompo las reglas. 'La Carcoma' es una historia más básica pero ganar un premio con ella me ha dado seguridad. He perdido miedo y he ganado en libertad. Ahora me apetecía hacer algo distinto, contar una historia a mi manera, usando mi propia voz. 

M.G.- Hablemos de los escenarios. Cádiz sigue siendo ciudad protagonista.

D.F.- Me siento cómodo desarrollando las historias en Cádiz, es mi ciudad, estoy enamorado de ella y creo que es una ciudad que se presta a lo literario.

M.G.- Pero comparte protagonismo con Rumanía, país del que procede Alceo. Me ha encantado toda esa parte en la que describes los asentamientos gitanos, hablas de las mafias de Europa del Este, el funcionamiento de todo eso. Y pensaba yo, ¿esto lo conocerá por su trabajo, al realizar esas misiones de paz, metiéndose en los lugares más recónditos?

D.F.- No, no, te explico. Yo quería un malo que no tuviera identidad. Supongo que en Sevilla también se notaría pero lo que es Cádiz, a finales de los 90, hubo un incremento de la población rumana brutal. En cada esquina te encontrabas a un rumano pidiendo dinero. Investigué sobre todo esto y descubrí que los gitanos de Rumanía se establecen en mafias y constituyen núcleos urbanos porque la propia sociedad los aísla. La mayoría de ellos no poseen identificación alguna porque no están registrados civilmente y el propio Estado no los persigue porque así se ahorran las subvenciones.

M.G.- Pero, ¿qué me estás contando? ¿Son indocumentados?

D.F.- Sí, es tal que así. Cuando escribo una novela hablo de estos temas para que la gente se dé cuenta. La mayoría de los rumanos que vienen a España no tienen ningún tipo de identificación. Lo mismo pasa con los inmigrantes turcos que vienen ahora o los de cualquier otra parte. Hace menos de seis meses interceptamos ocho pateras en el Mediterráneo en una operación. Todos venían sin documentación de ningún tipo. Lo mismo la tienen pero no la llevan encima porque entonces serían devueltos a su país inmediatamente. Sin identificación no podemos devolverlos. Si vienen de Argelia, por ejemplo, como no tienen documento alguno, al pretender extraditarlos, Argelia nos dice que no, que cómo saben ellos que son argelinos.

M.G.- Pero..., ¿y las huellas?

D.F.- Ni huellas ni nada.

M.G.- ¿Eso es en las películas, entonces? (Risas)

D.F.- Claro, claro.

M.G.- ¡Qué curioso todo! No tenía ni idea.

D.F.- De hecho por eso se tiran al mar porque en cuanto los recoja un buque español o toquen tierra española no se les puede deportar. Sería un error venir aquí con documentación.

M.G.- Ni idea, la verdad. Pensé que no eran extraditados por otros motivos. 

D.F.- Te lo digo yo que trabajo en esto.

M.G.- Ya veo. Y cambiando de tema, cuando hablamos de 'La Carcoma', comentamos que era muy idónea para la gran pantalla. Esta también es muy visual. Hay incluso un capítulo con forma de guion. 

D.F.- Ojalá fuera llevada al cine. Me haría muchísima ilusión. Mi agente está muy interesado pero es muy difícil. Y sobre ese último capítulo no es que tenga forma de guion exactamente. Simplemente pensé que por ser el último, tenía que ser bonito y quise meterle música, le metí cámaras, planos. Lo poco que nos podemos llevar los escritores de nuestras novelas es lo que bien que nos lo pasamos escribiéndolas. Yo me lo he pasado muy bien inventando y creando, haciendo y deshaciendo. Cuando terminé de escribirla no sabía lo que iba a pasar con ella.

M.G.- Pero, en ese capítulo final, hay una cuestión personal entre Adriano y Patricia que se queda un poco en el aire. ¿Esto es indicativo de que habrá segunda parte?

D.F.- No lo sé. Este mundo te pega tantos palos que uno tiene que aprender a ser inteligente. Escribir esta novela ha sido una apuesta arriesgada. Podía gustar o no a los lectores pero si gustaba, con un desenlace semi-cerrado, me abría las puertas para seguir escribiendo sobre el personaje. La respuesta me la darán los lectores y las ventas en las librerías. En tal caso, me lo pensaría. 

M.G.- 'La Carcoma' la escribiste en un despliegue por el norte de Europa. ¿Y esta? ¿La has escrito en tierra firme o en alta mar?

D.F.- Esta la he escrito en Cartagena donde estoy destinado ahora. Fátima (su pareja) está en Cádiz así que paso las tardes solo y las aprovecho para escribir. Pero como te dije antes, me dieron la noticia estando desplegado en Irak.

M.G.- Debe de haber mucha diferencia entre escribir la novela en un barco o en tierra firme.

D.F.- Sí, el barco no es el lugar más propicio para escribir. En una sala de tres por tres metros, quince personas metidas, cada uno hablando de una cosa, de política, de fútbol, de la mujer, y yo en una esquina, intentando aislarme... La verdad es que necesito un poco de tranquilidad y soledad para escribir.

M.G.- Y tenemos traducción al italiano a la vista.

D.F.- Sí, sí,... Eso fue otra alegría tremenda. Y además surgió antes incluso de salir la novela publicada aquí. Para Espasa soy una de las apuestas del primer trimestre de 2019 y allí será publicada por Planeta Italia. Se está invirtiendo mucho dinero en esta novela para darle visibilidad. Creen en ella y creen que pueden hacer de mí un autor con carrera. Yo, desde luego, no dejaré de escribir. Se están portando muy bien conmigo y se nota muchísimo la diferencia entre esto y una editorial pequeña y local. 

M.G.- Eso es normal.

D.F.- Sí, lo sé. Me han preparado una gira tremenda. Estoy agotado, cansadísimo pero también feliz y quiero que esto salga bien.

M.G.- Al margen de las giras, de las promociones, ¿tu vida ha cambiado mucho?

D.F.- No. Mi vida no ha cambiado tanto. Ha cambiado porque, si enciendo mi móvil, tengo un montón de notificaciones en redes. Pero una vez que la gira acabe, mi vida volverá a ser como antes.  

M.G.- ¿Te sigues sintiendo el mismo, entonces?

D.F.- Sí. Y quiero que siga así. El éxito de hoy no te garantiza el del futuro. Todo es trabajo.

M.G.- Daniel, espero que tengas mucho éxito. Me alegraría mucho por ti, pero tienes mucha razón. El hoy no garantiza el mañana, así que espero poder charlar contigo dentro de veinte novelas exitosas más y seguir encontrando al gaditano natural y sencillo al que le gusta contar historias.

D.F.- Gracias. 

M.G.- A ti. ¡Suerte!

Y aquí finaliza la entrevista a Daniel. Me consta que su novela, La melodía de la oscuridad, está gustando a muchos lectores. A mí también me ha gustado. Pero os daré más detalles la próxima semana. 





Ficha novela

Editorial: Espasa.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Nº Páginas: 272
Publicación: enero, 2019
Precio: 17,00 €
ISBN: 978-84-670-5420-0
Disponible en ebook.
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.









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