El Triángulo de las Bermudas es un área geográfica de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados de superficie que une con líneas imaginarias las islas de Bermudas y Puerto Rico con Miami. Las condiciones marítimas que se producen en la zona convierten ese espacio marino en un lugar sumamente peligroso, llegándose a registrar olas de entre dieciocho y treinta metros. Pero también es una zona sobre la que sobrevuela un misterio que llega hasta nuestros días. En ese imaginario triángulo se han venido produciendo infinidad de incidentes extraños, desapariciones de barcos y aviones con toda su tripulación sin que se halla localizado un solo rastro. El primer incidente se registró en 1840, cuando un barco que se dirigía a La Habana fue hallado sin su tripulación. Desde entonces se han producido más de treinta casos, siendo uno de ellos el que se produjo el 5 de diciembre de 1945. Ese día, cinco aviones TMB Avenger despegaron de la base de Fort Lauderdale en Florida. Nunca más se supo de ellos.
Vuelo 19, la novela del periodista José Antonio Ponseti, narra ese singular suceso, basándose en un exhaustivo proceso de documentación, ahondando en los acontecimientos de manera cronológica y sacando a la luz un dato que seguramente muchos desconocerán, la posible supervivencia de uno de los tripulantes del vuelo al que jamás se llegó a localizar.
Ponseti visitó Sevilla durante la Feria del Libro de Sevilla y tuvimos ocasión de sentarnos con él para conversar sobre esta novela que contiene una historia fascinante.
Ponseti visitó Sevilla durante la Feria del Libro de Sevilla y tuvimos ocasión de sentarnos con él para conversar sobre esta novela que contiene una historia fascinante.
Marisa G.- José Antonio, esta es tu primera novela. Y te metes en una historia apasionante con la que reconstruyes lo que le ocurrió a aquel Vuelo 19 que desaparece en el Triángulo de las Bermudas el 5 de diciembre de 1945. ¿Cómo llegas a esta historia?
José A.P.- Mis padres eran grandes lectores y uno de los libros que había en casa era 'Triángulo de las Bermudas' de Charles Berlitz. Ese libro recoge veinte historias sobre aviones desaparecidos durante los años 40, 50, 60 y el primer capítulo trataba sobre el Vuelo 19. A mí aquello se me quedó grabado. Luego la vida me llevó a vivir a Florida, a Miami, y cada vez que viajaba, como el avión sobrevolaba la zona, me preguntaba si algún día no viviría algún percance de tipo misterioso.
Pero un día voy a Fort Lauderlade y descubro que hay un monumento en memoria de los desaparecidos de aquel vuelo. Luego, con el tiempo me entero que además se hace una ceremonia todos los años, cada 5 de diciembre, y decido ir a la siguiente. Lo que me encuentro allí es tremendo, muchísima gente, muchísimos abuelitos arrugados, militares veteranos. De hecho, me llegaron a decir que había miembros del 'bureau' de información que se formó para estudiar lo que ocurrió aquel día. Es decir, setenta años después de lo que ocurrió se sigue haciendo una ceremonia.
M.G.- ¿Pero qué pasó realmente?
José A.P.- Mis padres eran grandes lectores y uno de los libros que había en casa era 'Triángulo de las Bermudas' de Charles Berlitz. Ese libro recoge veinte historias sobre aviones desaparecidos durante los años 40, 50, 60 y el primer capítulo trataba sobre el Vuelo 19. A mí aquello se me quedó grabado. Luego la vida me llevó a vivir a Florida, a Miami, y cada vez que viajaba, como el avión sobrevolaba la zona, me preguntaba si algún día no viviría algún percance de tipo misterioso.
Pero un día voy a Fort Lauderlade y descubro que hay un monumento en memoria de los desaparecidos de aquel vuelo. Luego, con el tiempo me entero que además se hace una ceremonia todos los años, cada 5 de diciembre, y decido ir a la siguiente. Lo que me encuentro allí es tremendo, muchísima gente, muchísimos abuelitos arrugados, militares veteranos. De hecho, me llegaron a decir que había miembros del 'bureau' de información que se formó para estudiar lo que ocurrió aquel día. Es decir, setenta años después de lo que ocurrió se sigue haciendo una ceremonia.
M.G.- ¿Pero qué pasó realmente?
José A.P.- El vuelo 19 fue un vuelo de entrenamiento en el que participaron cinco aviones y catorce hombres. En realidad tendrían que haber sido quince hombres pero uno de ellos, Kosnar no subió a su avión por un ataque de sinusitis que sufrió aquel día como consecuencia de la metralla que tenía en la cabeza tras ser herido durante la guerra. En cada avión había un piloto, un operador de radio y un artillero.
La idea era volar hasta Bahamas, al norte de la isla de Bimini, para hacer una práctica de bombardeo con bombas 'dummies', bombas con menos potencia, y regresar a la base pero el vuelo desapareció sin más. Lo curioso es que, antes de que el vuelo despegara, sucedieron varios incidentes. Por ejemplo, Taylor, el instructor de vuelo, no quería volar ese día. Al final accedió pero el vuelo salió tarde, a las dos y diez. Además había previsión de mal tiempo. Por entonces no existían las bases meteorológicas tan precisas que tenemos hoy y desconocían que el tiempo empeoraría tanto como lo hizo, con la llegada del frente frío más fuerte de aquel invierno.
A esto se le añade que Taylor se desorientó en pleno vuelo. Minutos después del bombardeo, otro avión que estaba de prácticas sobre Fort Lauderdale, al norte de Miami, escucha una conversación por radio en la que estaban hablando dos pilotos y uno le dice al otro que estaban perdidos. Taylor pensaba que estaban sobre los Cayos y no sobre las Bermudas. Y de repente, se cortan todas las comunicaciones y el vuelo desaparece sin más.
M.G.- ¿Y qué pasó después?
J.P.- Esa misma noche, muy tarde, se da la señal de alarma y salen a buscarlos. A día de hoy no ha habido otra misión de rescate en Estados Unidos como aquella, con trescientos aviones y cuarenta barcos que salen en busca de los aviones. Pues bien, esa misma noche, desaparece otro avión con trece hombres a bordo. En total, ese 5 de diciembre desaparecen seis aviones y veintisiete hombres. De los que no se encuentra nada de nada.
M.G.- Pero ahí no acaba la cosa porque de repente alguien recibe un telegrama, ¿verdad?
J.P.- Efectivamente. El hermano de George Paonessa, uno de los desaparecidos que iba en el FT 36 como operador de radio junto a Powers como piloto y Thompson como artillero, recibe un telegrama en el que pone 'Te han informado mal sobre mí. Estoy muy vivo' y figura firmado como Geogie, el apodo con el que la madre llamaba a Paonessa de pequeño. Inmediatamente, el hermano cree que ese telegrama, que había llegado desde Jacksonville en Florida, es de su hermano de verdad porque nadie sabía que lo llamaban Georgie y porque la familia vivía a miles de kilómetros de Jacksonville y no podía ser que alguien se hubiera desplazado hasta tan lejos para mandar un telegrama como ese.
A día de hoy, ese hermano mantiene que Paonessa está vivo. Y es donde realmente comienza mi búsqueda. Me planteo que igual alguien sobrevive al Vuelo 19 y empiezo a buscar a George Paonessa, quien resulta que tiene una lápida en Arlington, el cementerio militar más importante de los Estados Unidos, bajo la cual no hay nadie enterrado, algo que ya se ha investigado, y que encima no hay constancia de quién la ha pagado porque se sabe que ni fue la familia ni el ejército. Es más, un informador me cuenta que una ex novia de Paonessa estuvo con él dos veces en California en el año 1950, cinco años después de su desaparición. Claro, es de locos. Da la casualidad de que, del mismo hombre, hay un telegrama, una lápida y una ex novia que dice que ha estado con él. Demasiadas coincidencias en relación a alguien que se supone que está muerto bajo el mar. Pasaba algo raro.
M.G.- Vale, pero ¿Taylor por qué no quería volar ese día?
J.P.- Sobre Taylor se decían muchas cosas, que si era muy mujeriego porque era muy guapo y siempre estaba de fiesta. Nada más lejos de la realidad. Taylor era un veterano, que entró en combate durante la Segunda Guerra Mundial, voló con George Bush padre, que además dijo de él que era el mejor piloto de la unidad. Sin embargo, Taylor terminó derribado en el agua en tres ocasiones, ya fuera porque se quedó sin combustible, porque se perdía,... La tercera vez se pasó tres días en el agua antes de que lo rescataran.
Después de hablar con pilotos de combate de los Estados Unidos a través de la embajada española y a través de otros investigadores del Vuelo 19, mantengo en la novela que probablemente Taylor sufría algo que hoy es muy común y todos conocemos, el estrés postraumático, pero claro era algo que se desconocía en aquella época. Creo que Taylor no quería volar más, estaba cansado, y seguramente subirse a un avión ya no era una suerte sino un castigo. Es más, la noche antes había llamado a su madre porque estaba inquieto, y aunque la madre intentó tranquilizarlo, él procuró cambiar su vuelo hasta el último momento pero no había sustituto.
M.G.- Entonces en esta novela lo que cuentas a los lectores es, por un lado, lo que pudo ocurrir con aquel vuelo, y por otro, qué pudo haber pasado con George Paonessa.
J.P.- Sí. Mi primer punto de información es un informe de quinientas páginas de la Marina de los Estados Unidos, informe que es de acceso libre tras haber transcurrido cincuenta años. De ese informe he extraído todos los nombres que salen, todos los barcos, las misiones de rescate, incluido el juicio. Todo eso es verdad. He ficcionado, o me he imaginado, cómo huiría Paonessa desde Jacksonville, lugar desde el que manda el telegrama hasta California, cómo haría él ese camino, un trayecto que se puede hacer hoy tal y como lo cuento en la novela. Es decir, los transportes que pudo haber tomado, los restaurantes en los que pudo haber comido, todo eso existe realmente. El setenta y cinco por ciento de la novela, o quizá más, es verdad.
Y te voy a dar dos fechas extras más. 1960 es una fecha importante. No te voy a contar lo que pasa en ese año pero cuando llegues a ese punto en la lectura vas a quedarte con la boca abierta porque yo no daba crédito. Y otra fecha más, 1986. En ese año despega el Challenger de Cabo Cañaveral, estalla en pleno vuelo y mueren todos los astronautas. La NASA organiza una búsqueda exhaustiva de todas las piezas para saber exactamente cuál fue el problema y qué falló. En esa búsqueda, encuentran bajo el agua un avión, lo mal identifican y Jon Myhre, una de las personas con las que yo hablé, ex militar y piloto de combate derribado en Vietnam que trabajó para la CIA y que estuvo buscando el Vuelo 19, se da cuenta que probablemente ese avión que encuentra la NASA bajo el agua es uno de los cinco aviones desaparecido en 1945. Montó una expedición para sacarlo del agua pero el avión estaba tan corroído que no se pudo identificar bien. Se sabe que es un Avenger como los que desaparecieron pero no pudo encontrar ningún número de serie para identificarlo correctamente. Probablemente, sería uno de los aviones.
M.G.- Pero José Antonio, llevo toda la entrevista con dos preguntas dándome vueltas. Por un lado, si la novia dijo que estuvo con él en California, ¿por qué no se siguió esa pista? Y por otro lado, ¿por qué Paonessa no dio más señales de vida?
J.P.- La Marina no hizo por buscarlo, algo que me sorprendió mucho, sobre todo porque las familias se quejaron constantemente. Es más, hay dos grandes tribus en Florida, los seminoles, dueños de los Hard Rock Café y los mikasuki. Los seminoles informaron que habían visto rastros en la zona de los Everglades, el parque natural más grande de la Florida, y las familias exigieron a la Marina que hiciera una búsqueda por la zona pero la Marina se negó alegando que era imposible que estuvieran allí. La prensa de aquel tiempo publicó que probablemente había tripulantes del vuelo 19 viviendo en los Everglades como tarzán. Una cosa alucinante.
Y segunda pregunta, él desaparece porque tiene una razón de peso pero no la voy a contar para no estropearte la lectura. Además la vas a deducir muy fácil. Fíjate en qué momento temporal estamos. La Segunda Guerra Mundial finaliza pero todo el gran grupo de soldados que han estado luchando los últimos cuatro años en la guerra siguen en el ejército, no los licenciaron de un día para otro. El panorama que había a finales del año 1945 no se cuenta en las películas. Los soldados, muy jóvenes la mayoría, no querían seguir vestidos de uniforme. Se habían salvado y estaban deseando regresar a sus casas.
M.G.- Es decir que era mejor seguir desaparecido, ya entiendo. En cualquier caso, volvamos a ese informe de quinientas páginas.
J.P.- Andy Marocco organizó todas esas quinientas páginas. Hay testimonios de más de cuarenta personas que acudieron al juicio y luego hay otro bloque con las pruebas físicas. Ahí se habla de quién arregló la radio ese día, cuánto combustible llevaban, qué problemas mecánicos había. También se aportó los partes meteorológicos que tenían,... Toda la información está en ese informe pero era un caos absoluto que Marocco ordenó y dio sentido.
M.G.- Penúltima pregunta José Antonio, ¿cuál es el último caso documentado del Triángulo de las Bermudas?
J.P.- En 2017 desapareció un matrimonio con sus dos hijos.
M.G.- ¿En barco?
J.P.- En avión. ¿A que te he dejado boquiabierta?
M.G.- Totalmente. Yo esperaba que me dijeras en los años 60 o así.
J.P.- Pues no. La familia iba en avioneta, volando hacia Miami. Desaparecidos totalmente sin dejar rastro. Pero si me preguntas si existe el Triángulo de las Bermudas te diría que no sé. Sí se sabe que han desaparecido muchos aviones, muchos barcos, mucha gente en esa zona. Ahora bien, el Vuelo 19 no desapareció en el Triángulo de las Bermudas.
M.G.- ¿No?
J.P.- No. Después de todo lo que he leído yo creo que pasaron otras muchas cosas pero esos aviones no desaparecieron en el Triángulo de las Bermudas.
M.G.- ¡Qué intriga!
J.P.- Te vas a llevar unas cuantas sorpresas cuando leas el libro.
M.G.- Ya me las estoy llevando. Bueno, cerramos la entrevista con la última pregunta. Ahora que te has lanzado a un proyecto tan ambicioso como este, ¿te ha entrado el gusanillo de seguir escribiendo?
J.P.- Me han pedido que me anime con una segunda idea que en su momento comenté en la editorial porque resulta que toda esta historia, en principio, iba a ser un 'podcast' para la radio pero en el camino se cruzó Gonzalo Albert que se enteró de mi historia y me pidió que lo escribiera. A mí me daba mucho vértigo pero escribí una parte, se la mandé y les gustó tanto que me pidieron que la terminara.
M.G.- Pues menos mal que lo hiciste. Es una gran historia. José Antonio lo dejamos aquí. Un placer conocerte y escucharte hablar con tanto entusiasmo. Ha sido contagioso.
J.P.- Gracias a ti por todo.
¿Qué pensáis del Triángulo de las Bermudas? Sin duda, es un gran misterio que a mí siempre me ha llamado la atención. En cuanto al Vuelo 19, es un suceso al que se ha hecho referencia en múltiples ocasiones y que ha salido a relucir en otros libros e incluso en películas, como fue el caso de Encuentros en la tercera fase.
Y te voy a dar dos fechas extras más. 1960 es una fecha importante. No te voy a contar lo que pasa en ese año pero cuando llegues a ese punto en la lectura vas a quedarte con la boca abierta porque yo no daba crédito. Y otra fecha más, 1986. En ese año despega el Challenger de Cabo Cañaveral, estalla en pleno vuelo y mueren todos los astronautas. La NASA organiza una búsqueda exhaustiva de todas las piezas para saber exactamente cuál fue el problema y qué falló. En esa búsqueda, encuentran bajo el agua un avión, lo mal identifican y Jon Myhre, una de las personas con las que yo hablé, ex militar y piloto de combate derribado en Vietnam que trabajó para la CIA y que estuvo buscando el Vuelo 19, se da cuenta que probablemente ese avión que encuentra la NASA bajo el agua es uno de los cinco aviones desaparecido en 1945. Montó una expedición para sacarlo del agua pero el avión estaba tan corroído que no se pudo identificar bien. Se sabe que es un Avenger como los que desaparecieron pero no pudo encontrar ningún número de serie para identificarlo correctamente. Probablemente, sería uno de los aviones.
M.G.- Pero José Antonio, llevo toda la entrevista con dos preguntas dándome vueltas. Por un lado, si la novia dijo que estuvo con él en California, ¿por qué no se siguió esa pista? Y por otro lado, ¿por qué Paonessa no dio más señales de vida?
J.P.- La Marina no hizo por buscarlo, algo que me sorprendió mucho, sobre todo porque las familias se quejaron constantemente. Es más, hay dos grandes tribus en Florida, los seminoles, dueños de los Hard Rock Café y los mikasuki. Los seminoles informaron que habían visto rastros en la zona de los Everglades, el parque natural más grande de la Florida, y las familias exigieron a la Marina que hiciera una búsqueda por la zona pero la Marina se negó alegando que era imposible que estuvieran allí. La prensa de aquel tiempo publicó que probablemente había tripulantes del vuelo 19 viviendo en los Everglades como tarzán. Una cosa alucinante.
Y segunda pregunta, él desaparece porque tiene una razón de peso pero no la voy a contar para no estropearte la lectura. Además la vas a deducir muy fácil. Fíjate en qué momento temporal estamos. La Segunda Guerra Mundial finaliza pero todo el gran grupo de soldados que han estado luchando los últimos cuatro años en la guerra siguen en el ejército, no los licenciaron de un día para otro. El panorama que había a finales del año 1945 no se cuenta en las películas. Los soldados, muy jóvenes la mayoría, no querían seguir vestidos de uniforme. Se habían salvado y estaban deseando regresar a sus casas.
M.G.- Es decir que era mejor seguir desaparecido, ya entiendo. En cualquier caso, volvamos a ese informe de quinientas páginas.
J.P.- Andy Marocco organizó todas esas quinientas páginas. Hay testimonios de más de cuarenta personas que acudieron al juicio y luego hay otro bloque con las pruebas físicas. Ahí se habla de quién arregló la radio ese día, cuánto combustible llevaban, qué problemas mecánicos había. También se aportó los partes meteorológicos que tenían,... Toda la información está en ese informe pero era un caos absoluto que Marocco ordenó y dio sentido.
M.G.- Penúltima pregunta José Antonio, ¿cuál es el último caso documentado del Triángulo de las Bermudas?
J.P.- En 2017 desapareció un matrimonio con sus dos hijos.
M.G.- ¿En barco?
J.P.- En avión. ¿A que te he dejado boquiabierta?
M.G.- Totalmente. Yo esperaba que me dijeras en los años 60 o así.
J.P.- Pues no. La familia iba en avioneta, volando hacia Miami. Desaparecidos totalmente sin dejar rastro. Pero si me preguntas si existe el Triángulo de las Bermudas te diría que no sé. Sí se sabe que han desaparecido muchos aviones, muchos barcos, mucha gente en esa zona. Ahora bien, el Vuelo 19 no desapareció en el Triángulo de las Bermudas.
M.G.- ¿No?
J.P.- No. Después de todo lo que he leído yo creo que pasaron otras muchas cosas pero esos aviones no desaparecieron en el Triángulo de las Bermudas.
M.G.- ¡Qué intriga!
J.P.- Te vas a llevar unas cuantas sorpresas cuando leas el libro.
M.G.- Ya me las estoy llevando. Bueno, cerramos la entrevista con la última pregunta. Ahora que te has lanzado a un proyecto tan ambicioso como este, ¿te ha entrado el gusanillo de seguir escribiendo?
J.P.- Me han pedido que me anime con una segunda idea que en su momento comenté en la editorial porque resulta que toda esta historia, en principio, iba a ser un 'podcast' para la radio pero en el camino se cruzó Gonzalo Albert que se enteró de mi historia y me pidió que lo escribiera. A mí me daba mucho vértigo pero escribí una parte, se la mandé y les gustó tanto que me pidieron que la terminara.
M.G.- Pues menos mal que lo hiciste. Es una gran historia. José Antonio lo dejamos aquí. Un placer conocerte y escucharte hablar con tanto entusiasmo. Ha sido contagioso.
J.P.- Gracias a ti por todo.
¿Qué pensáis del Triángulo de las Bermudas? Sin duda, es un gran misterio que a mí siempre me ha llamado la atención. En cuanto al Vuelo 19, es un suceso al que se ha hecho referencia en múltiples ocasiones y que ha salido a relucir en otros libros e incluso en películas, como fue el caso de Encuentros en la tercera fase.