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EL CALENTAMIENTO GLOBAL de Daniel Ruiz

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Editorial: Tusquets.
Fecha publicación: octubre, 2019.
Precio: 19,50 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 384 
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN: 9788490667415
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autor

Daniel Ruiz (Sevilla, 1976) inició su carrera con Chatarra (Premio de Novela Corta de la Universidad Politécnica de Madrid), que inspiró un corto cinematográfico preseleccionado para los Oscars en 2006, y otras narraciones que le valieron el V Premio de Novela Corta Villa de Oria o el Premio Onuba de Novela. Sus novelas más recientes, ya publicadas por Tusquets Editores, son Todo está bien (2015), La gran ola (2016), que se alzó con el XII Premio Tusquets Editores de Novela, «una sátira tan hilarante coo amarga sobre el "coaching", en este caso referido al mundo empresarial en plena e inclemente crisis» (Francisco Estévez, El Imparcial). A ellas les siguió el tríptico de historia de barrio Maleza, por las que Daniel Ruiz ha sido saludado como «el gran poeta del extrarradio de las ciudades españolas» (Juan Ángel Juristo, Abc Cultural)

Sinopsis

Si, como afirman los expertos, la temperatura de la Tierra escalará cuatro grados centígrados durante el siglo XXI, la contribución de Pico Paloma a este calentamiento podría resultar determinante. En pleno parque natural del Roqueo, a orillas del Mediterráneo, en Pico Paloma, se halla la refinería Oilgas, donde un empleado ha sufrido un accidente laboral. Desde ese momento, la vida de Federico Castilla, director de Responsabilidad Social Corporativa de Oilgas Internacional, entra en una espiral de problemas que parece no tener fin. Tampoco lo tiene fácil Berta Vela, periodista que ejerce el ciberactivismo anónimo y lucha por labrarse un futuro en el mercado; ni Amanda, cantante del dúo Tubular en el hotel donde se alojan los ejecutivos de Oilgas y madre de un precoz youtubuer en busca de fama. Aunque la vida es dura en Pico Paloma, sus habitantes, los impagables personajes que protagonizan esta trepidante novela coral, luchan por seguir adelante, e incluso algunos sueñan con alcanzar la gloria en el trap o en los negocios. El calentamiento global es una inspirada novela social, con las dosis justas de empatía y causticidad despiadada. 

[Información tomada directamente del ejemplar]



Ya lo decía por redes sociales. Ya lo señalé también en la entrevista al autor (puedes leerla aquí). El calentamiento global de Daniel Ruiz es una gran novela, un conglomerado admirable que cuenta con una trama de grandes dimensiones y unos personajes poliédricos, con sangre en las venas, de esos que son fáciles de reconocer por la calle, con los que coincides en la reunión de comunidad de tu bloque o con los que compartes tu jornada laboral. La nueva novela del autor sevillano es un relato que engulle al lector y lo hace desplazarse de un protagonista a otro, de una cuestión a otra, en un baile constante de acontecimientos que nos mantendrá intrigados, enganchados y enredados, desde el principio hasta el final. 

Oilgas Internacional es un mastodonte del mundo empresarial, una refinería con instalaciones en diversos puntos del planeta. Al frente del departamento de Responsabilidad Social Corporativa y Desarrollo Sostenible, se encuentra Federico Castilla, un tipo importante en la estructura empresarial, un ejecutivo de alto nivel, gustos caros y trajes de marca, que tiene que desplazarse a Pico Paloma, una localidad del Mediterráneo español, donde se ubica una de las plantas de la refinería. Allí se ha producido un accidente laboral. Uno de los operarios, un hombre de más de cincuenta años, ha caído desde cierta altura mientras realizaba labores de mantenimiento, y se encuentra ingresado en el hospital, en estado crítico. ¿Cómo se ha producido este incidente? ¿Es fruto de una imprudencia del trabajador o ha habido negligencia por parte de la empresa? Aquejado de un dolor de muelas que aparece y desaparece como una sombra de mal agüero, planeando sobre la cabeza del ejecutivo, Castilla tendrá que encargarse de manejar esta delicadísima situación, -está rodeado de incompetentes-, que puede empañar la imagen de la marca y lidiar con los sindicatos, la prensa, las asociaciones medioambientales y la familia del accidentado. 

Lo único bueno que tiene la visita a Pico Paloma es Amanda, la chica que cada noche ameniza la estancia de los huéspedes del hotel Aljaraluz Costa, donde Castilla se hospeda. Es una mujer de voz evocadora, cuya sensualidad se incrementa una vez que el ejecutivo queda envuelto por la nebulosa que le provoca la ingesta de unos cuantos whiskys. Cuando Amanda entona La garota de Ipanema, el mundo que conoce Castilla desaparece. Atrás queda el hastío de su matrimonio con Mamen, los viajes de negocios que cada vez lo agotan más, el operario recostado sobre una cama de hospital y el terrible dolor de muelas. Amanda llena todo su espacio, el foco imaginario de su mente ilumina a la mujer, que se deja acompañar a los teclados por Atanasio Quintana (Tana), un hombre que importa muy poco al mundo. Amanda, melodía tras melodía, whisky tras whisky, nubla la mente del ejecutivo y lo hace soñar, deseando tener esa cautivadora voz solo para él, mientras que Tana se inventa la vida que le hubiera gustado tener.

Pero cuando las luces se apagan y se despoja de sus vestidos escotados y sus lentejuelas, Amanda regresa de madrugada a su piso de Los Gusanos, un barrio humilde de familias trabajadoras, casas baratas construidas por el Patronato. Allí reside con su hijo de once años. Nicolás es un youtuber que busca su espacio en ese torrente de canales que inundan la red. Bajo el nombre de DJGamer, el joven compite con otros canales, buscando un contenido interesante, que le permita cazar a todos esos seguidores que aumenten su visibilidad y su posicionamiento. Y en el mismo barrio y bloque, también reside Rafael, más conocido como El Lagartijo, un individuo desgarbado, desaseado y desaliñado; pendenciero, bravucón, oportunista y sibilino. Colaborador del Banco de Alimentos, Lagartijo trapichea aquí y allá, sin importarle lo más mínimo el objetivo principal de la entidad en la que colabora. 

Y luego está Berta Vela, la becaria de la asociación ecologista AMPIPA, y sobrina del operario accidentado. Comprometida con la actualidad, Berta es una joven que cree en la posibilidad de un cambio, en una sociedad emergente fruto de la lucha y la quiebra del capitalismo. Administradora del blog, El Confiroqueo, la joven denuncia las desigualdades sociales, el techo de cristal o la brecha salarial. Aprovechará el anonimato que le brinda su espacio para poner las cartas sobre la mesa, y agarrar a Oilgas por sus partes más pudendas. Frente una verdad comprada con dinero, Berta está dispuesta a desenmascarar al poderoso enemigo que es la refinería.

Esta es una pequeña muestra del numeroso elenco de personajes que entran y salen de acción, cada uno de ellos con su parcela de protagonismo y su importancia dentro de la trama. Ejecutivos, youtubers, activistas, cantantes, maleantes, sindicalistas, alcaldes, melómanos y periodistas, todos ellos están conectados en un entramado singular, formando parte de un teatro de títeres en el que Daniel Ruiz mueve los hilos con pericia y  destreza. Y aunque parezca imposible, lo cierto es que, El calentamiento global muestra una realidad con la que convivimos a diario, una actualidad por la que transitan estos mismos personajes que vemos en la novela. Para respaldar tal afirmación, basta con encontrar en el texto referencias a noticias reales que salpicaron los titulares de los periódicos hace unos años, como la intoxicación por gases en una fábrica de piensos, la denuncia por instalaciones industriales defectuosas, la ausencia de protocolos internos que mejoren la salud laboral, o incluso una campaña de apoyo, para recaudar fondos en favor de un niño que necesita un trasplante de médula. 

si diversos son los personajes, no lo son menos lo temas. Tratándose de una refinería, la novela de Ruiz aborda la política medioambiental, el compromiso y responsabilidad empresarial, los vertidos tóxicos, la contaminación o la protección de la naturaleza,  un enorme sol negro alrededor del cual giran sus propios planetas, constituyendo toda una galaxia. Daniel Ruiz no titubea a la hora de meterse en todo tipo de charcos que encuentre en su camino. Lo mismo hace un análisis del periodismo, que desenmascara la falsedad de los sindicatos, destapa la corrupción en los medios de comunicación, o descubre a esos ediles municipales que, habiendo dinero por medio, miran hacia otro lado y te hacen un 'egipcio' sin ningún tipo de pudor. Y ahí no queda la cosa. Ruiz, al que siempre le ha interesado todo fenómeno social que emerge casi de un día para otro, también se adentrará en la peculiaridad del mundo manga y anime, con tatuajes de dragones que simbolizan la infinitud del universo. Debo reconocer que he flipado (no encuentro mejor término para definirlo) con la soltura del autor en asuntos de lo más dispares. Porque entre las páginas de El calentamiento global, el lector también puede hacer un recorrido por la industria musical, desde un extremo -Mikel Oldfield o Fleetwood Mac-, hasta el otro, es decir, hasta el rap, trap, twerking y demás tendencias musicales en las que me siento perdida. ¡Ojo! Incluso se atreve a componer letras.

Pero regreso de nuevo a los personajes porque, si el lector cree que estamos ante una historia de buenos y malos, es necesario aclarar que cada uno arrastra sus propias miserias. Ya lo decía Ruiz en la entrevista. 'Al final, todos son pobres diablos, o todos son un poco villanos pero también un poco santos. Todos los personajes son despreciables y, al mismo tiempo, tienen su punto de encanto, que te hace quererlos a pesar de lo despreciables que son'. Pero si hay un personaje por el que tengo especial predilección ese es Tana. Atanasio Quintana, el teclista del grupo Tubular en el que Amanda es la voz solista, es ese personaje de novela que se queda a tu lado para siempre, una vez que has cerrado el libro en el último capítulo. Tana, que tampoco tiene un protagonismo tan principal como el resto, es el que, a mi juicio, va a calar más en el lector. Si pienso en él, lo imagino taciturno, resignado y melancólico. Un personaje falto de cariño, con sueños, que puede dar una imagen por fuera y, sin embargo, tiene un mundo interior lleno de sensibilidad y ternura.

En cuanto a los escenariosla acción transcurre en Pico Paloma, una zona humilde del sur de España que bien podría estar ubicada en la costa de Huelva, Cádiz, el Campo de Gibraltar, como el propio Daniel Ruiz señaló en la entrevista, puede ser una mezcla de los tres puntos geográficos. Sea como fuere, es fácil identificar ubicaciones de dichas provincias, pero este es un juego que dejo en manos del lector.  

Y como si del objetivo de una cámara se tratara, el narrador en tercera persona de esta novela, se mueve de un punto a otro, diversificando el interés del lector. En una novela de este tipo, en la que entran y salen tantos personajes, y en la que asoman tantas cuestiones, hay que asentar bien las bases para impedir que el lector se pierda. A Daniel Ruiz no le importa tomarse su tiempo, llevarse sus buenas cincuenta páginas haciendo de maestro de ceremonias, con la intención de colocar al lector en medio de una trama que podemos contemplar en 360º. Quizá, carga demasiado las tintas con Monchi Valiente, un personaje tardío pero también fundamental, del que hará una extendida descripción biográfica y profesional.  En cualquier caso, llegando a los últimos capítulos, -concretamente al capítulo 63-, no hay más narices que mostrar pleitesía. No voy a soltar prenda, pero justo en ese capítulo, os espera un protagonista que jamás hubierais imaginado. Yo no di crédito.

Estructurado en tres partes más una coda, con un total de sesenta y cuatro capítulos de corta extensión, a lo largo de toda la novela flota un aire burlón que se torna en humor corrosivo, mordaz e irónico, encargado de ir deformando a esos personajes que son la mejor carnada de la novela. Percibo en la narrativa de Ruiz una fusión que mezcla lo lírico con un estilo descarnado y callejero, llena de los términos actuales que componen la jerga de nuestro tiempo. 

Poco más puedo añadir. Solo decirte que, si quieres leer una novela actual, callejera, pendenciera, pegada al asfalto, candente y vibrante, no dejes pasar El calentamiento global. Palabra de lectora.







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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