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LOBA NEGRA de Juan Gómez-Jurado

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Editorial:  Ediciones B
Fecha publicación: Octubre, 2019
Precio: 20,90 €
Género: Thriller
Nº Páginas: 552
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 9788466666497
[Disponible en eBook y Audiolibro;
puedes empezar a leer aquí]


Autor

Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) es periodista y autor de varias novelas de gran éxito, traducidas a cuarenta lenguas. Reina Roja, su último thriller, se ha convertido en un gran fenómeno de ventas, con más de doscientas cincuenta mil ejemplares vendidos, y ha consagrado a su autor como uno de los máximos exponentes del género a nivel internacional. Actualmente es colaborador en varios medios y cocreador de los podcastTodopoderosos y Aquí hay dragones.

Sinopsis

SEGUIR VIVA

Antonia Scott no tiene miedo a nada. Solo a sí misma.


NUNCA FUE

Pero hay alguien más peligroso que ella. Alguien que podría vencerla.


TAN DIFÍCIL

La Loba negra está cada vez más cerca. Y Antonia, por primera vez, está asustada.

[Información tomada directamente de la web editorial]



A finales de 2018, Juan Gómez-Jurado dio a conocer el personaje de Antonia Scott, a través de su novela Reina Roja, lo que sería la primera entrega de una trilogía que ha concluido recientemente. De aquella novela comenté que no me había parecido tan adictiva como esperaba. Reina Roja tenía un argumento interesante y unos personajes muy potentes pero, en ningún momento, sentí esas ganas irrefrenables de sentarme a leer. Aquella impresión fue el resultado de una potente campaña de marketing por parte de la editorial. Como ya dije en aquella reseña (que puedes leer aquí), generar altas expectativas no siempre es buena cosa porque, como sabéis, uno llega a la lectura con el ansia viva y luego, nos desinflamos un poco. Por supuesto, eso no quiere decir que la novela sea mala. De hecho, Reina Roja me gustó, me pareció una novela muy entretenida y amena, que fue ganando fuerza con el avance de la lectura, pero no fue para mí el thriller del año. En cualquier caso, me lo pasé bien y, tras aquella primera entrega, llegó la segunda entrega.

Fue en otoño de 2019, cuando se publicó Loba Negra.¿Qué decían las opiniones de aquella novela? Pues hubo de todo un poco. Leí opiniones muy positivas, que ensalzaban el estilo del autor y la sensación de vértigo que generaba la lectura. Otras fueron más bien tibias, un sí pero no. Y luego hubo otras -las menos, todo hay que decirlo-, que hablaban de inverosimilitud de la historia, de los flecos pendientes o de, en general, una sensación menos halagüeña que la que generó Reina Roja. La falta de unanimidad en las opiniones me desanimó un tanto y aplacé la lectura de Loba Negra hasta otra ocasión. El momento llegó estas navidades, fechas en las que he vuelto a reencontrarme con Antonia Scott. ¿El resultado? Pues mucho mejor de lo que esperaba. Al contrario de lo que le ha pasado a otros lectores, a mí esta novela me ha gustado incluso un poquito más que Reina Roja. Sigo diciendo que es cosa de las expectativas. Me planteé leer Loba Negra sin esperar la mejor lectura de mi vida y, al final, me ha parecido una novela mucho más interesante. Si ya lo dice el propio libro en la página 209: ❝Al final, todo es cuestión de manejar expectativas❞.

Pero, ¿de qué trata Loba Negra? Os cuento.

Siete meses después del caso investigado en la novela previa, el cadáver de una mujer aparece flotando en el río Manzanares.¿Quién es esa mujer? Esa primera incógnita queda un poco relegada porque, de inmediato Jon Gutiérrez y Antonia Scott son enviados a Marbella.¿Con qué intención? Resulta que en un centro comercial de la ciudad malagueña se ha producido un tiroteo. La víctima, que consiguió huir, era una mujer de nombre Lola Moreno. Embaraza y diabética, se trata de la esposa de un empresario ruso, Yuri Voronin que, tras el atentado, está en paradero desconocido. Aparentemente no es un caso de la suficiente enjundia como para que Jon y Antonio tengan que dejar Madrid y desplazarse a Málaga, ni mucho menos un caso de tanta importancia como para interferir en el trabajo de la unidad malagueña que lleva el caso. Entonces, ¿por qué Mentor, jefe de Jon y Antonia, los envía hasta allí? ¿Por qué tanto interés en localizar a la mujer?

Bueno, a Gómez-Jurado no le gusta que hablemos mucho de los argumentos de sus novelas. No hay más que mirar las sinopsis, escuetas a más no poder. Y aquí aprovecho para confesar que, en lo que a mí respecta, sinopsis minimalistas diluyen mi interés más que potenciarlo, pero bueno. En cualquier caso, sobre el argumento solo voy a mencionar una palabra más: Tambovskaya.  

Para la investigación en Marbella, Jon y Antonia tendrán que cooperar con el subinspector Belgrano y la comisaria Romero.La Costa del Sol no solo es famosa por sus playas y su sol. Entre la población oriunda se camuflan individuos de distinta calaña y nacionalidad: colombianos, kosovares, argelinos y rusos. Sí, rusos, como la misma Chernaya Volchitsa, una impresionante mujer que será como el adversario de Scott. 

A todo esto, el nombre de Sandra Fajardo, que tanto tiene que ver con su vida personal, seguirá orbitando alrededor de la mente de Antonia. Para ella, esa mujer y el señor White se han convertido en una obsesión, en una meta a conseguir. Es como si, resolviendo esa parte, que aún está en el aire desde tiempo atrás, pudiera aliviar un poco la sensación de culpabilidad que la invade. Los que hayáis leído la primera parte sabréis a lo que me refiero y los que no, pues os remito a Reina Roja. Porque, si me preguntáis si es necesario leer la primera novela antes que esta, os diré que sí. Es cierto que son novelas autoconclusivas, y que cada una de ellas desarrolla un nuevo caso y una nueva investigación pero, en esta ocasión, creo que sí se hace imprescindible la lectura previa de Reina Roja. Jon Gutiérrez y Antonia Scott no son dos personajes a los que se les conozca con cuatro pinceladas. Son muy complejos, arrastran mucho lastre y es importante conocerlos desde los inicios, para ver cómo encajan uno en el otro, cómo se amoldan el uno al otro, y cómo van evolucionando. De hecho, en la entrega previa la relación entre ambos tenía muchas más aristas que en esta otra. En Loba Negra, hay ocasiones en las que Jon adopta una actitud paternalista con Antonia, la protege, la cuida, vela por ella. Entiendo que eso es solo fruto de la cantidad de horas juntos y de conexión, que cada vez es más sólida.

De todos modos, cuando estamos ante la segunda parte de una saga/trilogía, en la que se repiten personajes, hay que saber hilar muy fino para, sin contar el argumento anterior, refrescar la memoria del lector. Admito que en las primeras páginas me desorienté un poco. No recordaba muy bien la parte personal de Antonia, lo que le había ocurrido a su marido -está en coma en un hospital-, o con quién vivía su hijo Jorge. Pero poco a poco, con una alusión aquí y otra allá, volví a reconstruir todo el entramado de Reina Roja en mi cabeza. Así recordé todo lo relativo a Jon Gutiérrez: inspector de policía, nacido en el País Vasco, fuerte y grandote, con sobrepeso -no es que esté gordo-, y homosexual. También recordé la relación tan tierna que tiene con su amatxo.

En cuanto a Antonia Scott, recordé que era una joven menuda y delgada, muy inteligente, perspicaz, con una enorme capacidad de observación pero también tozuda como una mula. En la entrega anterior, yo llegué a pensar que era un robot, así lo comenté en la reseña correspondiente, pero no lo es, aunque se le parece bastante. Es capaz de leer cincuenta páginas en nueve minutos y tiene que tomar ciertas píldoras para activar aún más su cerebro.

¿Los personajes siguen siendo similares? Pues en el caso de Jon, a mí me ha sorprendido encontrarme a un tiarrón con más pluma de lo que recordaba en Reina Roja.¿En aquella entrega utilizaba expresiones como «cari», «cariño» o «cielo»? A mí no me suena. También he advertido que su relación con su amatxo queda más en segundo plano, como si a la madre se la hubiera relegado a la sombra. De todos modos, la relación entre ambos sigue sustentándose en el sarcasmo y la ironía. Ellos no conocen otra forma de interactuar entre sí, pero se llevan muy bien -cada vez mejor-, forman un buen equipo, hay compromiso, lealtad y se apoyan el uno al otro. Este pasaje lo demuestra:

A Jon Gutiérrez no le gusta Antonia Scott.

No es una cuestión de amor. Jon la quiere, eso por descontado. Antonia está llena de virtudes, por debajo de sus rarezas. Es incapaz de hacer daño, es torpe de una manera adorable. Es de una cabezonería irritante -para un bilbaíno, ya tiene que serlo-. Es generosa y valiente hasta la inconsciencia. Y pertenece a una especie en peligro de extinción: la de aquellos que creen que la justicia se defiende, no se espera.

Es compleja, tiene hábitos desagradables. Está callada cuando no debe, habla a destiempo y normalmente es para meter la pata. Las pocas veces que muestra algo parecido al afecto, no tarda ni medio minuto en ofenderte. Te lo da y enseguida te lo quita.

Nada de todo eso molesta a Jon de Antonia. Moriría por ella.❞ 

Loba Negra está llena de grandes mujeres, como Antonia Scott. También lo será Lola Moreno que va a luchar por su supervivencia contra viento y marea. Y luego está la Loba Negra. ¿Quién es esta mujer? Pues poco os voy a contar. El lector irá conociendo más de este personaje a partir de la segunda parte del libro, cuando, a través de textos en cursiva, nos iremos acercando a su naturaleza hasta, muy avanzada la lectura, descubrir su identidad. A mí me ha parecido un personaje muy interesante, lleno de misterio y suspense. Casi diría que me ha gustado más que la propia Scott.

De esta segunda entrega, me han gustado varias cosas. En primer lugar, se vuelve a explicar, aunque con más nitidez, qué es exactamente Reina Roja. Si soy sincera, necesitaba esta nueva explicación porque no me acordaba de mucho. Sabremos cómo fue reclutada Antonia, a qué tipo de adiestramiento fue sometida, y para qué sirven exactamente esas píldoras que ocasionalmente toma.

Por otro lado, también se nos habla de otro sistema de vigilancia y control del individuo, denominado Heimdal. Pero de esto no os cuento mucho. Eso sí, vais a flipar. A mí es que son cuestiones que me hacen pensar mucho.

En cuanto al estilo de Gómez-Jurado, destaco la minuciosidad con la que las escenas se describen. La narración es muy descriptiva, sin que se sobresature al lector con detalles insignificantes. Por ejemplo, hay una escena de un accidente de coche que está tremendamente bien contada. Me he sentido como si estuviera dentro del vehículo, sufriendo todas las consecuencias del accidente, segundo a segundo. Y de nuevo, estamos ante una narración salpicada por simpáticas referencias a libros o canciones,  que llenan los diálogos. Y también se hace alusión a algunos asuntos de actualidad, que ubican temporalmente la historia.

Con una narración principalmente lineal, salteada ocasionalmente por acontecimientos y conversaciones ocurridos en el pasado, Reina Roja se estructura en cuatro grandes bloques, que llevan los nombres de los cuatro protagonistas principales. El fraseo corto y la brevedad de los capítulos imprime mucho ritmo a la lectura, y la novela vuela entre nuestras manos.

No será mi mejor lectura del año. No lo fue tampoco Reina Roja. Sin embargo, a mí Loba Negra me ha parecido que cumple con lo que esperaba de ella: una lectura llena de ritmo y muy entretenida. Me lo he pasado bien leyendo esta novela, y le he cogido mucho más cariño al tándem Jon-Antonia. Todo ello me anima a ponerme, en cuanto pueda, con Rey Blanco.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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