Conocí a Susana Martín Gijón con Progenie, una novela negra, protagonizada por la inspectora Camino Vargas. De aquella obra me gustaron muchas cuestiones. Por un lado, que su trama se desarrollara en Sevilla, mi ciudad, escenario de una serie de asesinatos truculentos, con la maternidad como trasfondo. Pero también me gustó el elenco de personajes, encabezado por esa Vargas peculiar, una mujer de mediana edad, promiscua, salsera, e irreverente. Aunque leí algunas opiniones en las que diversos lectores no llegaron a empatizar con el personaje, y acabaron odiándola, yo debo admitir que para mí fue un soplo de aire fresco. Aun así, tengo que señalar que, de aquella novela, ciertos detalles no terminaron de convencerme, algo que no ha ocurrido con Especie, la segunda entrega de esta serie.
Especie, ubicada también en Sevilla, con pequeños saltos hacia otros lugares, me ha parecido una novela más completa, más compleja y más pulida. Para aquellos que no tragaron a Camino Vargas, tengo que decirles que, en esta nueva novela, el personaje está más centrado, menos ácido, aunque eso no le ha restado personalidad y carácter. De todo ello, hablamos hoy con Susana Martín.
© Sebastián Carbini |
Susana M.- Con Progenie estoy muy contenta. Se han vendido veinte mil ejemplares y hay cuatro ediciones en la calle. La última salió en diciembre. En general, ha funcionado muy bien. Por supuesto, hay visiones de todos los tipos, con lectores a los que les encanta, y otros que odian la novela con la misma intensidad. Pero sí, se ha vendido muy bien y estoy muy contenta.
De todos modos, te diré que a mí también me gusta más Especie. Soy muy perfeccionista conmigo misma, y siempre trato de dar lo mejor. Será algo que tendrán que juzgar los lectores pero creo que, tanto la trama como por la profundidad psicológica de los personajes, Especie es mejor novela que Progenie. Da algo de vértigo, pero espero que guste tanto o más que la novela anterior.
M.G.- No me ha dado lugar a mirarlo pero, ¿esta novela arranca justo donde termina la anterior?
S.M.- Prácticamente, sí. Progenie se desarrollaba entre julio y agosto, y Especie comienza en octubre. Ha pasado poco tiempo entre una y otra. Lo justo para que empezara a cambiar el tiempo, aunque el calor seguirá estando presente.
M.G.- Y para los que no hayan leído la novela, ¿qué va a encontrar el lector en Especie?
S.M.- Va a encontrar a Camino Vargas, enfrentándose a otra trama criminal. He intentado que el argumento sea muy trepidante, y tenga esa capacidad de enganche adictiva que le pedimos a las novelas, especialmente a las novelas de este género. También va a encontrar más Sevilla. La ciudad va a tener más protagonismo que en la anterior, con unos escenarios de los crímenes muy conectados a la historia de la ciudad. Y, por supuesto, se va a reencontrar con Camino, ese personaje extravagante, desmañado y sin filtro. Ella tendrá que enfrentarse a una situación extrema. Si en Progenie se encontraba con un mundo que no iba con ella, como es la maternidad, en Especie tendrá que enfrentarse a un mundo todavía más alejado de su manera de ver las cosas, con el animalismo, el veganismo, e incluso el antiespecismo.
M.G.- Hablas de esos temas, de las asociaciones animalistas, la industria cárnica, los refugios de animales maltratados, ¿qué te hace urdir una trama con estos componentes?
S.M.- Llevaba tiempo queriendo hacer una reflexión profunda sobre estos temas. En otros países desarrollados, hay mayor concienciación sobre el maltrato animal que en España. Como siempre busco un tema social para mis novelas, quería ahondar en estas cuestiones, para hacer esa reflexión que te comento, pensar en el trato que damos a los animales. Los seres humanos nos consideramos tan por encima que creemos tener derecho a actuar violentamente contra los animales. Cualquier mínima utilidad, satisfacción o rentabilidad económica justifica la violencia contra los animales. A partir de ahí, nos podemos ir a la industria cárnica, al sector del ocio, al textil, a la cosmética,... Está todo integrado.
Camino, que es tan poco empática, va a tener que ponerse en esa mirada para entender mejor lo que está pasando.
M.G.- Como autora, imagino que te habrás tenido que sumergir en esas asociaciones por los derechos de los animales, en los refugios. ¿Cómo ha sido ese viaje por ese submundo?
S.M.- Me he sumergido a tope. He leído mucho ensayo, filosofía, o novela. También he visto todos los documentales que han caído en mis manos, he realizado entrevistas, y he visitado un santuario de animales, donde he pasado varios días, para conocer a los animales que viven allí, o a las personas que lo han dejado todo, para rescatar animales que han sufrido, cuidarlos y regalarles amor en ese tramo que les queda de vida.
Pero también me he ido al otro extremo, conociendo granjas intensivas y mataderos. Ha sido una inmersión de la que he salido diferente. Una buena novela transforma a los personajes, pero también al autor. Todo esto me ha marcado mucho, pero he procurado que mis impresiones no contaminen al lector. Simplemente le he mostrado lo que ocurre para que conozcan otras formas de pensar.
M.G.- Con todo lo que leemos en tu novela dan ganas de volverse vegano.
S.M.- Sí, sí... Tras documentarme, he estado mucho tiempo sin comer carne.
M.G.- Me imagino. Bueno, hablemos de Camino Vargas. Esta inspectora no pierde su carácter pero, ¿no la vemos en esta novela como más calmada, menos deslenguada, y menos irreverente? La noto más suave.
S.M.- Sí, puede ser. Camino tiene que seguir liderando el equipo, por poca gracia que le haga, y sabe que tiene que aprender a ser de otro modo. En Progenie, Camino tenía al subinspector Fito totalmente en su contra. Sin embargo, en Especie tiene que intentar llevarse bien con todos, controlarse un poco.
Por otra parte, en esta novela vamos a ver el regreso de Paco Arenas a la vida de Camino. En la anterior, el hombre estaba ingresado en el hospital, en coma. Esa situación desestabilizaba mucho a Camino. Pero, con la salida de Paco del hospital se podría decir que ese amor platónico ha regresado del mundo de los muertos y eso va a hacer que ella vea las cosas de otra manera. A ver qué pasa con esa relación.
M.G.- Aquí la veo menos promiscua, menos salsera. Además, antes no quería saber nada de compromiso y ahora parece que cambia de opinión.
S.M.- Antes del coma, ella vivía como resignada, asumiendo que no hubiera nada entre los dos. Pero ahora, al salir del coma, las cosas pueden cambiar. Para los lectores románticos, ahí tienen tema. (Risas)
M.G.- Camino encabeza la lista de personajes, pero ella está rodeada de un equipo, que también tiene su protagonismo en esta novela, como ya lo tuvo en la anterior. Vamos a volver a ver a Pascual, a Fito, a Lupe, pero también das paso a otros personajes nuevos, en detrimento de otros que, en esta novela, dejas un poco apartado, como es el caso de la forense, Micaela.
S.M.- Me gusta desarrollar personajes que no sean funcionales, que no sea lo justo para formar parte de la trama y ya está. Me gusta meterme en sus vidas y en su cabeza. Es cierto que no se pueden desarrollar todos por igual. Micaela saldrá un poquito en esta novela. En cambio, me meto en la vida de otros personajes. Si esto sigue, pues en la tercera lo mismo Micaela vuelve a tener más protagonismo, o la vida de Fito se desarrolla algo más. Mi idea es esa, como no se puede llevar todo a la vez porque entonces la narración perdería fluidez, pues voy seleccionando un personaje u otro, para ahondar más en ellos.
En esta novela hay momentos muy bonitos de Pascual con su hija, regresa Águedo, que estaba de baja, como miembro del equipo, y también aparece un nuevo personaje, Evita Gallego. Ella supone un contrapunto para Camino, como lo era Pascual en Progenie. Evita es una chica de León, muy finolis, muy «saboría», que diría Camino, a la que no traga mucho, con esa sonrisa que se gasta, que parece que ha llegado a la brigada en unicornio. Camino no la aguanta porque además no soporta la vida que tiene, tan «healthy», no bebe café, es vegana,... Además es una novata, recién llegada, a la que le da mucha pereza tener que enseñar. Sin embargo, Camino se dará cuenta que Evita tiene mucho que enseñarle.
M.G.- Yo tengo especial predilección por Lupe. Me parece un personaje tan terrenal. Tiene su trabajo, pero luego también tiene ciertas cosillas en su vida personal, en su matrimonio,... Me parece un personaje muy creíble.
S.M.- A mí también me gusta mucho. Lupe tiene ese temperamento que tenemos todos alguna vez. Esos momentos en los que a todos nos dan ganas de estampar el móvil contra la pared. Para mí los personajes se han convertido en parte de mi familia
M.G.- Como has comentado antes, Sevilla sigue siendo el escenario principal pero también hacemos tímidos viajes a otros lugares.
S.M.- Tímidos pero a muchos kilómetros de distancia. Vamos a asomarnos a Florencia, pero no para ver su Duomo o el David. Y también viajaremos a Nueva York. Especie es una novela muy centrada en Sevilla, pero a la vez, es también muy internacional.
M.G.- A mí me has descubierto lugares de Sevilla por los que he pasado miles de veces, pero de los que desconocía su historia.
S.M.- A mí también me ha pasado. A medida que me documentaba, iba descubriendo cosas que no esperaba y que conectaban perfectamente con la trama. Estudiar el pasado de Sevilla me ha dado alguna sorpresa muy interesante. He descubierto datos muy curiosos sobre lugares que son un referente en la ciudad, como la Plaza de la Pescadería, la Alameda, la pila del Pato,... Creo que es chulo ese mapa del crimen que me ha salido. Puede dar mucho juego.
M.G.- Susana, ¿has sido más complejo armar esta novela que la anterior? Te lo decía al principio. Para mí esta novela tiene más apariencia de puzle que la otra.
S.M.- Quizá ha quedado más redonda, pero ambas ha supuesto un esfuerzo. La documentación de Progenie también tenía su dificultad, y además era un tema muy difícil de abordar con las debidas cautelas, para despejar tabúes. Eso sí, Especie es más larga que la otra.
M.G.- Antes has comentado que entre una y otra han transcurrido un par de meses. En Progenie, sometiste a los personajes a una ola de calor. En esta, a pesar de que los hechos ocurren en octubre, también creas una atmósfera muy calurosa. Tengo la impresión de que juegas con el calor como un condicionante que matiza las reacciones de los personajes.
S.M.- El calor pone las cosas algo más difícil a los personajes. Además es que ese calor sofocante es el que recuerdo de mis veranos de infancia, cuando pasaba esos meses en Sevilla.
M.G.- Los hechos ocurren en unos cuantos días de octubre. Tenemos capítulos muy cortos, prácticamente a escena por capítulo. Todo eso imprime muchísima rapidez a la acción y mucho ritmo.
S.M.- Me gusta marcar los días. Es algo que suele ser mi seña de identidad. Eso, junto a los capítulos cortos, da mucha agilidad a la trama. Es cierto que, la mayoría de los casos reales no se suelen solventar en tan pocos días, pero quería dar mucha fluidez a la novela.
M.G.- Y termina casi dando pie a la tercera. Entiendo que vas a ofrecernos un nuevo caso de Camino.
S.M.- Sí. Cuando parece que está todo atado y bien atado, resulta que queda un caso suelto. Me gustaría seguir con Camino pero habrá que dejar que Especie tenga su recorrido. Serán los lectores los que decidan si Camino continúa.
M.G.- Espero que sí. Susana, muchas gracias por atenderme. Y espero poder verte en persona en la siguiente novela.
S.M.- Sería estupendo. Gracias a ti.