Autora
Laura Ferrero (Barcelona, 1984). Escritora, periodista y guionista, es autora del libro de relatos Piscinas vacías (Alfaguara, 2016), de la novela Qué vas a hacer el resto de tu vida (Alfaguara, 2017) y de El amor después del amor (2018), en colaboración con Marc Pallarès. Sus artículos y reseñas aparecen habitualmente en publicaciones como ABC Cultural, El País, La Vanguardia o El País Semanal.
Sinopsis
Una mujer se enamora de un vecino por cómo cuida las plantas de su terraza. Un hombre organiza una fiesta con todos sus seres queridos para celebrar el final de una larga enfermedad. Una niña acompaña a su madre a ver pisos que nunca podrán permitirse y un padre lleva a su hija adoptada a conocer a su madre biológica...
En estos relatos hay amor y desamor. Hay ausencia y culpa. Hay esperanza. Están los que celebran el hoy y lo que está por venir, y otros que prefieren vivir en las expectativas, donde se sienten protegidos. Los que pueden, olvidan. O no del todo. O no siempre. Algunos no creen saber qué es existir ni desear, ni qué hace que una vida sea una vida. Pero ¿alguien lo sabe?
Las historias de La gente no existe narran lo íntimo, aquello que solo somos capaces de contar en voz baja, lo que nos ocurre cada día. Y nos deslizamos por ellas comprobando que «el camino de la emoción sin impostura que ha transitado Ferrero es uno de los que lleva a la gran literatura».
[Información tomada directamente del ejemplar]
Laura Ferrero regresa a los relatos a través de La gente no existe, un volumen que contiene diecisiete piezas breves. Sabéis que es complicado reseñar un libro de relatos. ¿Os hablo de cada uno de ellos? En alguna ocasión lo he hecho pero, en este caso, creo que resultaría una entrada excesivamente larga.
Por resumir un poco, los relatos que forman parte de este volumen tienen características en común. Si habláramos de la temática, creo que la palabra más central sería RELACIONES, de todo tipo. Relaciones entre hombre y mujer, entre hijos y padres, entre nietos y abuelos,... Pero, orbitando alrededor de esta mole temática, también podríamos encontrar la enfermedad y la muerte. Es curioso que, en un par de ellos, los hospitales sean escenarios principales. En cualquier caso, Ferrero construye personajes que arrastran lastre, como hijos que desean tener otras madres, madres que fingen un estatus económico diferente, mujeres que asumen un maltrato psicológico u hombres que temen enfrentarse a lo que les depara la vida, y buscan señales a las que aferrarse, para sentir alivio. En todos ellos hay como una nube gris que sobrevuela cada una de estas historias. Nos lo contaba la propia autora en la entrevista que pudimos hacerle (puedes leerla aquí).
Como suele ser lógico, no todos los textos me han gustado por igual. Algunos me han parecido más impactantes que otros, o más originales como, por ejemplo, Cómo borrar a tu expareja, redactado como si se tratara de unas instrucciones para montar un mueble de Ikea. Este relato viene a marcarnos el camino a seguir, paso a paso, para conseguir olvidar a aquel que fue tu pareja. Y de todos ellos, quisiera destacar un par de piezas. En primer lugar, Aquellos ojos verdes en el que se narra el fallecimiento de un abuelo.¿Cómo se hace para asimilar que la persona a la que quieres se va apagando cada día? ¿Cómo asomarte a unos ojos que, con el paso de los días, se van volviendo cada vez más opacos?
He conectado muchísimo con este relato. Será porque narra algo que he vivido no hace tanto tiempo. Admito que duele, que escuece, pero quizá por eso me ha dejado tanta huella. Es muy fácil verse reflejado en ese intento de algún personaje por aferrarse a la esperanza, o asomarnos a unas emociones tan conocidas, cuando hay que enfrentarse a la pérdida de un ser querido. Lo dicho, me ha gustado mucho por cercano, emotivo e íntimo.
El otro que más me ha gustado es Una trenza, muy vinculado al anterior. En él se narra la muerte de una abuela. Es un relato de plena actualidad aunque todo queda dicho entrelíneas. No quiero contaros mucho por no romper la magia que encierra, pero me ha parecido absolutamente maravilloso, entrañable y conmovedor.
No deja de ser significativo que, los que más me han gustado resultan ser autobiográficos. Hasta no hablar con Laura, desconocía que lo fueran y ahora, tras saber ese detalle, me pregunto si no habrá un motivo concreto para ello. ¿No será que, por ser fruto de experiencias personales, están escritos con sangre y, por tanto, las emociones íntimas del autor terminan por traspasar la frontera del papel? No lo sé. Lo que sí sé es que a mí esos dos me han parecido extremadamente cercanos, como si fuera yo la que los estuviera protagonizando.
Y aunque Aquellos ojos verdes y Una trenza son mis preferidos, también os podría hablar de Gangrena de la que escribo en mi bloc de notas: «¡Brutal! Al principio parece una historia simple, pero va ganando fuerza e intensidad. Llega un momento en el que te preguntas: ¿me está hablando de lo que creo que me está hablando? Y se hace la luz. Y todo cuadra cuando llegas al final, que resulta como una bofetada». O Principios de arqueología que parece un cuento exótico y que conduce al lector a tierras lejanas, acompañando a una niña que quiere conocer a su madre biológica. O Son preciosas que cuenta las vacaciones de una single en Brasil. Me ha gustado mucho el personaje protagonista de este relato porque creo que representa muy bien a ese tipo de persona a la que le cuesta decir «no» para no disgustar a los demás. Me ha parecido un relato muy bueno, con un final que, a pesar de ese tono de pesadumbre que caracteriza estas historias, tiene un toque divertido. O el último, La gente no existe, que da título al volumen. De este mejor no os digo absolutamente ni palabra. Bueno sí, que me ha parecido triste, doloroso y hermoso. Todo lo a la vez.
Escritos en primera, segunda o tercera persona, las piezas de este volumen ocurren en diferentes contextos temporales. Las referencias son las que nos van a ayudar a ubicar los hechos en el tiempo. Prácticamente todos ellos están protagonizados por mujeres. No hay un motivo especial. Pero, más allá de aquellos autobiográficos, en muchos de ellos he buscado y he encontrado a la autora. He visto a Laura Ferrero, como una niña de nueve años que acompaña a su madre a ver pisos y casas nuevas, para salir de «ese barrio», en el que ahora viven. Y también la he visto en Verano 2017, en una protagonista de treinta y tres años, los mismos que Ferrero tenía en esa fecha.
Con esa delicadeza y buen gusto que define la prosa de Ferrero, y referencias a películas como Verano 1993, a canciones como Peces de ciudad, o guiños a su propia novela -Qué vas a hacer con el resto de tu vida-, La gente no existe es un petite bouchée literario, al que aproximarse con calma y el alma serena.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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