Autor
Use Lahoz (Barcelona, 1976) es autor de Los Baldrich, novela aplaudida por crítica y público y por la que fue nombrado Nuevo Talento FNAC 2009, y La estación perdida, distinguida con el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2012.
Ha publicado los poemarios Envío sin cargo y A todo pasado, y es coautor de Volverán a por mí, obra galardonada con el Premio La Galera Jóvenes Lectores 2011.
Colabora habitualmente en El Viajero, suplemento semanal del diario El País, y en otros medios nacionales y latinoamericanos.
Sinopsis
Esta es la historia de Sylvain Saury, un joven parisino adicto a la vida que se acerca peligrosamente a los treinta y que sufre el síndrome de Peter Pan. Tiene muchas virtudes: es sensible, bilingüe y sabe hacer amigos, pero también tiene grandes defectos: en cuestiones de amor no consigue pasar página, tiende a meterse donde le llaman y el verbo "madura" le asusta.
Cuando recibe la propuesta de un trabajo mal pagado en Madrid no se lo piensa: prefiere vivir allí a salto de mata que hacerse adulto en París. Y, además, en Madrid vive Heike Krüger, su exnovia alemana, a quien no ha conseguido olvidar.
Mientras se instala, Sylvain va trazando el plan de reconquista de Heike, pero el inesperado hallazgo de un manuscrito cambiará sus planes y le abrirá una ventana a una historia emocionante, llena de sorpresas y casualidades. Esta lectura trastocará su brújula y le recordará la gran verdad oculta tras la frase con la que le despidió de París su amigo Michel Tatin: «El corazón está para usarlo».
El año en que me enamoré de todas es una comedia romántica, con víctimas y culpables de las relaciones a distancia; una celebración de la intensidad de la vida, la amistad y el amor, llena de personajes luminosos que nos reconcilian con el mundo y nos demuestran que todo es posible.
Durante la primavera de este año se habló bastante del libro que os traigo hoy, volumen que llevaba esperando en mis estanterías algunos meses. Siempre he tenido ganas de leerlo, así que, aprovechando el Mes de los Libros organizado por Libros que hay que leer, Juntando más letras y Momentos de silencio compartido, he querido rescatarlo y traer la reseña.
El año en que me enamoré de todas recoge en primera persona un año de existencia de su protagonista Sylvain Saury, un chico de 28 años, francés, residente en París junto con su madre, periodista de profesión y un profundo romántico.
La acción se inicia en el taller de Mounsier Tatin, sito en la calle parisina Rue Parrot, un mecánico de coches pero también de corazones al que tanto Sylvain como su madre recurren cuando han sufrido mal de amores. Sylvain tiene heridas en su corazón provocadas por su anterior novia, una alemana de nombre Heike Krüger, a la que conoció en Florencia mientras disfrutaba de una beca Erasmus. Heike fue su vida, su esplendor, su renacer pero el amor igual que viene se va y ella decidió, tras regresar a Hamburgo, su ciudad natal, dejar el corazón de Sylvain en completa soledad. Será un duro golpe para el francés.
A través de distintos flasbacks que se inician a partir del capítulo 2, el autor nos descubre cómo era la relación entre Sylvain y Heike, cómo fue la convivencia juntos, y la forma en que la relación se enfrió una vez que cada uno vuelve a sus respectivos lugares de origen. ¿Realmente es viable el amor a distancia? Sylvain lo experimentará en sus propias carnes con resultados poco halagüeños. El olvido se hace eterno.
Tras finalizar sus estudios y vagabundear de aquí para allá, le ofrecen un trabajo como corresponsal bilingüe en Madrid, precisamente la ciudad en la que Heike trabaja para un estudio de arquitectura.
Café Ruiz en Madrid |
El año en que me enamoré de todas está estructurado en secciones. La primera finaliza con la aparición de dicho manuscrito que recoge la historia de la familia de Metodio Fournier, desde sus abuelos Alain y Regina Gómez, pasando por sus padres Porfirio y Martina hasta llegar al propio Metodio.
Hasta ese momento la historia de Sylvain se ha hecho demasiado tenue con un protagonista con el que, si bien se empatiza desde el primer momento por aquello de los corazones rotos, esta lectora no termina de conectar, especialmente en los momentos dialogados entre Sylvain y sus colegas en los que percibe un ligero aire forzado.
Además ocurre que tras la aparición del manuscrito, la historia de Metodio monopoliza toda la atención dejando a Sylvain en un segundo plano. Toda la narración sobre los antepasados de Metodio hasta llegar a la fundación del negocio familiar, las Pastelerías Fournier, me ha gustado muchísimo pues la vida de este personaje está cargada de ternura. Incluso me atrevería a decir que he notado un cambio en el estilo, mucho más fresco y divertido.
En cualquier caso, y aunque se sabe que al coexistir dos hilos argumentales uno tiende a solapar el otro, en esta novela tal disposición sólo se produce durante unos cuantos capítulos. Una vez que pasa el impacto del manuscrito y la historia de Metodio se va diluyendo, Sylvain vuelve a ganar enteros y regresa al lector con más fuerza, dejando atrás su síndrome de Peter Pan y alcanzando una madurez que le conducirá hacia un camino seguro.
El amor es tema común en esta novela como se puede intuir desde el título. Sylvain vive enganchado a Heike a la que encuentra en Madrid y el manuscrito de Metodio nos habla del amor que él empezó a sentir desde pequeño por su profesora Silvia y que aún perdura. ¿Qué les ocurrirá a estos dos personajes? ¿Conseguirá Sylvain recuperar el amor de Heike? ¿Se hará realidad la fantasía de un alumno al desear casarse con su profesora? La vida da muchas vueltas. Los trenes pasan y, o los pillas en marcha o continúan hacia otra estación. Sylvain y Metodio lo saben bien y el título de esta novela tendrá su respuesta en el párrafo final.
La sinopsis dice que estamos ante una novela romántica y ya veis que el amor está siempre presente, pero también es una novela de reencuentros y desencuentros, de relaciones entre padres e hijos, de búsquedas de uno mismo, de segundas oportunidades, ...