Año: 2020
Nacionalidad: EE.UU
Director: Chloé Zhao
Reparto: Frances McDormand, David Strathairn, Linda May, Charlene Swankie, Bob Wells, Gay DeForest, Patricia Grier
Género: Drama
Sinopsis: Una mujer, después de perderlo todo durante la recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna.
Oscar 2021. Nomadland. Seis nominaciones: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz, Mejor Guion adaptado, Mejor Fotografía, Mejor Montaje. Tres premios: Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión Adaptado.
Paso por redes sociales y leo un poco de todo. Mucho elogio, mucha crítica, pocas opiniones intermedias (pon #Nomadland en Twitter). Entro en Filmaffinity. Puntuación global 6,9. La crítica profesional la aplaude. Se habla de «la película del año», «melancólica y feliz, terrenal y épica», «prodigiosa»,... Miro por encima las puntuaciones de los espectadores. 5,6,5,3,1. Flipo. Hago un barrido por las primeras cuatro páginas de opiniones de la web. Veintidós opiniones en total de las que tres le dan a esta película un 1; cuatro opiniones le dan un 2; tres opiniones le dan un 3; una opinión le dan un 4; cuatro opiniones le dan un 5; tres opiniones le dan un 6; dos opinión le da un 7; dos opiniones dan un 8. Es decir, si aprueba lo hace de chiripa. ¿Qué está pasando? Bueno, no sé lo que le ocurrirá al resto de espectadores. Lo que sí sé es que, en mi caso particular, en este año 2020-2021 pocas películas me están provocando un impacto positivo.¿Será por el desánimo general que padecemos por la pandemia? Es posible. Lo cierto y verdad es que, he soportado más decepciones cinematográficas estos últimos doce meses, que en todos los años que llevo centrada, viendo películas con un ligero espíritu crítico.
Nomadland se inicia exponiendo el punto de partida, el motivo de una huída hacia delante. En el condado de Washoe, Nevada, se alza un núcleo residencial construido para los trabajadores de la mina USG al que llamaron Empire, un pueblo que contaba con su propio código postal. Durante ochenta y ocho años, la mina ha sido productiva. Sin embargo, en 2011 tuvo que cerrar. Muchos de los que vivían en Empire y trabajaban en la mina vieron cómo sus vidas se vaciaban de un día a otro. ¿A dónde ir si llevan toda la vida allí viviendo? Fern, una mujer viuda, es uno de esos residentes. Sin un hogar propio, mete cuatro cosas en su vieja furgoneta, adaptada para vivir en ella, y emprende viaje hacia donde la vida le lleve. Para subsistir, acepta trabajos temporales aquí y allá. Cruza el país, pernocta en campings, conoce a gente que viven como ella y a veces, asiste a las reuniones de la RTR, las reuniones de los trashumantes rodantes, que cuenta con un líder y da sermones sobre la tiranía del dólar y el sistema capitalista. La sociedad se deshace de las personas que ya no pueden generar riqueza. En estas reuniones se congregan personas de todo tipo, con diferentes motivaciones y procedentes de lugares muy diversos. Algunos están ahí para sanar sus heridas y otros, precisamente porque están enfermos y quieren terminar sus días en comunión con la naturaleza. Pero Nomadland no se centra en estas agrupaciones, sino que fija su atención en Fern, en lo que ella experimenta durante su viaje, en las enseñanzas que recibe de todo aquel con el que se cruza en su camino. De esto va la película, de un viaje que lo es también espiritual.
¿Me ha gustado la película? A grandes rasgos diría que sí. No puedo catalogarla como la película del año, como ha dicho algún crítico, pero sí es una película que me ha trasmitido paz y sosiego. Al menos, ha sido así durante la mayor parte del metraje. En ningún momento me ha resultado lenta - defecto que le han visto muchos-, sino más bien pausada. La cinta posee el mismo ritmo que tiene la propia vida de Fern, una vida sin horarios, ni rutinas, ni excesivas obligaciones. Es una vida que te permite ver amaneceres, atardeceres, sentarte a conversar con los que te rodean, intercambiar cosas, ayudarse los unos a los otros y permanecer en ese lugar que te gusta, o bien emprender camino hacia otro más apetecible. De todos modos, admito que los últimos quince minutos sí se me hicieron más cuesta arriba. Una película con poca acción no es fácil de mantener. En realidad, no pasa gran cosa en estas casi dos horas de metraje. Fern conoce a otros como ella, trabaja de vez en cuando, come, conversa, hace muchos kilómetros, piensa en su marido muerto y escucha las miserias de los demás. Y ya está.
En el guion, hay algunas situaciones que no se explican debidamente. Es el espectador el que tiene que ir rellenando huecos y estableciendo conexiones. No es que sea un gran handicap pero siento que el hilo narrativo sube microinterrupciones. Añado algunos diálogos que, con perdón, me han parecido algo ridículos, y alguna otra secuencia en la que creo que se ha recurrido al sentimentalismo fácil. Por todo ello, ¿ganadora del Oscar a la Mejor Película? Pues no sé. Así, a priori, no me lo parece, aunque mi opinión no tiene mucho fundamento porque no puedo hacer comparaciones. De todas las nominadas tan solo he visto Mank y tampoco me pareció espectacular. Es curioso que, de ambas películas me haya gustado más la parte técnica que la argumental.
Y a todo esto,¿qué significa Nomadland? Tan fácil como tierra de nómadas. Es decir, los trashumantes. ¿Y cómo eran sus vidas? Eso es lo que pretende demostrar la película. En un momento de la cinta se dice que estos hombres y mujeres, que no tienen un lugar fijo de residencia, en realidad son un reflejo de aquellos viejos pioneros estadounidenses. Iban de un lugar a otro, se reunían y pasaban alguna temporadas en comunas. Es lo que hace Fern y todos los que viven como ella. Vidas en las que la soledad y la desolación son compañeros de fatigas, pero también cuenta con el esplendor y la belleza de la naturaleza, con la sensación de libertad. Todo tiene su pro y su contra. Aunque este estilo de vida no es siempre una elección propia, y tiene sus dificultades, en cierto sentido no deja de ser envidiable. Estamos acostumbrados a unos patrones inflexibles, a una sociedad que oprime, a una exigencias ajenas y propias que no permiten que disfrutemos del camino. Fern y los que son como ella trabajan cuando pueden y cuando necesitan algo de dinero, el justo para seguir tirando. En cambio, el resto de los mortales procura acumular mientras más mejor. Ellos disfrutan del mundo. Nosotros ni siquiera nos paramos a mirar el árbol por el que pasamos cada mañana. Ellos serán más pobres pero seguramente están más en paz que nosotros. ¿Qué estilo de vida es mejor? Creo que ahí hay un buen tema para reflexionar.
En cuanto a la interpretación de Frances McDormand me tengo que quitar el sombrero. A veces no es necesario un gran despliegue de artes interpretativas para alcanzar al lector. En Nomadland, McDormand se contiene. Escucha con atención y mira con intensidad, dejándose llevar por lo que sea que cruza su mente en los momentos de soledad. A mí me ha convencido su trabajo y creo que insufla mucha vida a su personaje. A mí es una actriz que me gusta mucho.
La fotografía es espectacular. La luz de hermosos atardeceres, amaneceres, la oscuridad de los días nublados, la nieve, la aridez del desierto, todo ello captado para ensalzar la belleza de la naturaleza, ese entorno embrionario con el que deberíamos conectar más. Nomadland tiene estampas para enmarcar. En una de ellas, el mar ruge salvaje y una se siente libre frente a esa vasta extensión de agua. Pero uno de los aspectos que más me ha enamorado de este largometraje es la banda sonora, tan bonita, melancólica y nostálgica. Es preciosa. Y encima está aderezada por una versión de uno de los villancicos más bonitos que he escuchado nunca - What child is this?-, de la que se han hecho mil versiones (puedes ver la secuencia aquí).
Basada en el libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century de Jessica Bruder, quizá por eso tiene un cierto toque a documental, esta road movie se adentra en la realidad de este estilo de vida. Para el rodaje recurrieron a la realidad, y se entremezclaron con parte de una comunidad de nómadas (algunos miembros del reparto son auténticos nómadas). No es una película de acción, no hay giros impresionantes, no hay una historia en sí, más que el día a día de estas personas.Nomadland es una película que genera opiniones muy dispares con críticas demoledoras. En lo que a mí respecta, he tratado de disfrutar del recorrido que me ofrece, sin pensar en nada más. Seguramente la olvidaré, sí, pero, al menos, creo que merece una oportunidad. No me linchéis luego si no os ha gustado nada.
Nos vemos en la carretera.
La tenéis en cartelera de algunas ciudades y en Disney +
Tráiler: