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LA MUJER EN LA VENTANA (INTRIGA - 2021)

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Año: 2021

Nacionalidad: Reino Unido

Director: Joe Wright

Reparto: Amy Adams, Gary Oldman, Wyatt Russell, Fred Hechinger, Julianne Moore, Anthony Mackie, Jennifer Jason Leigh, Brian Tyree Henry, Tracy Letts, Jeanine Serralles, Liza Colón-Zayas, Mariah Bozeman, Daymien Valentino

Género: Intriga

Sinopsis: La Dra. Anna Fox, que sufre de agorafobia, pasa sus días encerrada en su casa de Nueva York, bebiendo vino mientras ve viejas películas y espía a sus vecinos. Un día, mientras mira por la ventana, ve algo que sucede enfrente de su casa, en el hogar de los Russell, una familia que acaba de llegar al barrio.

[Fuente: Filmaffinity]


Varias son las opiniones que voy viendo por redes sobre esta película en las últimas semanas. La mujer en la ventana es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de A. J. Finn, que editó Grijalbo en 2018. No he leído la novela. No recuerdo ninguna reseña en concreto de las que leí, por lo que no sé si el libro merece o no la pena. Lo que sí he leído es que, al parecer, la película es fiel al libro.

Anna Fox (Amy Adams) es una psicóloga infantil que no pasa por su mejor momento. Sufre de ataques de pánico y de agorafobia, y por eso lleva diez meses sin salir de su casa. En tratamiento psiquiátrico y con un plan de medicación fuerte, Anna vive sola en una casa enorme para una sola persona, con tres plantas y enormes ventanales que llegan del suelo al techo. Está separada de su marido. Su hija Olivia vive con el padre, pues la enfermedad de la madre le impide cuidar bien de la niña. Sin embargo, mantiene una buena relación con su exmarido, con el que habla a menudo por teléfono. Como única compañía, tiene a David, un joven al que le tiene alquilado el sótano del inmueble. Anna se pasa las horas muertas dentro de la casa.  Sumida en una profunda depresión de la que no parece salir, bebe en exceso y mezcla las pastillas con alcohol. Tiene pesadillas y solo se limita a dormitar frente al televisor, mientras se emiten películas antiguas.

Para matar el tiempo, observa la calle, y elir y venir de los viandantes. La máxima distracción de Anna es ver lo que hacen los vecinos de los edificios colindantes, como ese músico que ensaya a todas horas, esa pareja que parece golpeada por una infidelidad o las reuniones de una congregación religiosa. Siempre lo mismo. Sin embargo, al edificio de enfrente se ha mudado una nueva familia. Son los Russell, que vienen de Boston. Pronto ella conocerá a Ethan (Fred Hechinger), el hijo del matrimonio, un joven algo desubicado que le cuenta que tuvieron que marcharse de Boston. ¿Por qué? Igualmente entablará amistad con la madre del chico, Jane (Julianne Moore), una mujer algo entrometida, pero risueña y simpática que se gana pronto su confianza. Y, por último, también tendrá algún encontronazo con el marido de esta, Alistair (Gary Oldman), un hombre del que ella recela.

Salvo la novedad de sus nuevos vecinos, Anna sigue con sus rutinas. Todos los días son iguales. Pastillas. Alcohol. Llamadas de teléfono con su exmarido y su hija. Películas. Pesadillas. Pero una noche, mientras toma un baño, escucha un grito que procede del exterior. Algo pasa en casa de los Russell. Parece un episodio de violencia doméstica. Anna sufre por el chico. Ha visto demasiados casos de niños y jóvenes afectados psicológicamente por las escenas de violencia que presencian en sus hogares. Será solo el principio de lo que venga después. Días más tarde, Anna presencia un asesinato al otro lado de la calle. ¿Es cierto lo que ha visto o solo es fruto de su imaginación? Bebe en demasía, toma excesiva medicación, se pasa el día en un estado mental inestable. ¿Y si todo ha sido una jugarreta de su mente? Anna descubrirá cosas de las personas que la rodean. Y es que la curiosidad mató al gato pero solo viendo la película tendrás todas las respuestas.

¿Qué me ha parecido el guion de esta película? Más allá de la novela, La mujer en la ventana recuerda a otros largometrajes. De entrada, en las escenas iniciales, veremos cómo en la televisión de Anna se emite secuencias de la película La ventana indiscretade Alfred Hitchcock, justo la escena en la que James Stewart (o Jeff, como personaje) está siendo atacado por el asesino. Eso ya nos da una pista de por dónde irán los tiros en este largometraje. No queda ahí la cosa. También es inevitable recordar la película Copycat (Jon Amiel, 1995), protagonizada por Sigourney Weager, en la que interpreta a una psicóloga criminal que, tras lidiar con un psicópata, sufre de agorafobia y se siente incapaz de salir de su casa. Y sigo. Porque La mujer en la ventana tiene ecos de otros largometrajes más, en todo lo relacionado con ese mundo onírico en el que Anna sufre pesadillas y es víctima de esa desconexión entre realidad e irrealidad.

Como pega diré que hay algunos momentos que carecen de coherencia y que se saltan la secuencia lógica.¿Cómo llamar a una casa si no te han facilitado el número de teléfono y tampoco se te ve buscarlo en algún listín? ¿Por qué, en el momento más necesario, tu teléfono no funciona? Por otra parte, es verdad que observando a la gente se puede averiguar muchas cosas de ellas pero Anna consigue ciertos datos que, sinceramente, a mí me cuesta creer que los haya averiguado con mirar solamente por una ventana y no hablar con nadie. 

Pero la mayor pega que le pongo es el desenlace. Admito que, al malo malísimo de esta película no lo vi venir y que esas escenas están cargadas de acción y son frenéticas, pero, ¿qué motivaciones tiene para hacer lo que hace? ¿Qué le empuja a actuar así? O no me he enterado o las justificaciones no están bien definidas, más si cabe cuando parece que se trata de un comportamiento reincidente. Ya me decís vosotros, si la habéis visto porque a mí no me ha quedado claro qué narices le pasa al asesino. O sí, puedo tener alguna idea, pero no se han esmerado mucho en dar explicaciones.

En esta película, la casa funciona como una burbuja de la que Anna no puede, ni quiere salir. A pesar de que es un inmueble grande, con varias plantas y espacios diáfanos, la constante penumbra del interior crea una sensación de asfixia y opresión. El perenne desorden, con la cama siempre deshecha, copas de vino medio llenas repartidas por aquí y allá, y tubos de medicamentos, contribuyen a crear esa atmósfera de caos y reclusión. Y en una casa tan grande, es inevitable que escuchen ruidos aquí y allá. Anna vive en un constate estado de nerviosismo, siempre alerta por todo lo que se escuche en el interior de la casa. El empleo de este recurso para generar tensión está bien, lo que ocurre es que, en mi opinión, hay cierto abuso. Se intenta crear diversos jumpscares que no funcionan. El sobresalto de la protagonista no traspasa la pantalla.

En cuanto a los personajes, Anna es una mujer desquiciada, sin capacidad de reacción ante las agresiones externas. Se siente desvalida y sus ataques de pánico la someten a la tiranía del móvil, es decir, a estar constantemente con el terminal a su alcance, por lo que pueda ocurrirle. Sus sueños y pesadillas la torturan. Con frecuencia es espectadora de una imagen en la que se ven caer copos de nieve. Su cerebro le está mandando un mensaje. También es una mujer  habilidosa para encontrar información y para saber lo que ocurre a su alrededor. Internet y las redes sociales son una fuente inagotable. Pero, hasta que no llegamos al pre-desenlace desconoceremos por qué sufre agorafobia, por qué está en tratamiento de algún tipo de desequilibrio mental. El hecho de que no se sepa este dato hasta que nos acerquemos al cierre no afecta. Al menos, no a mí.

Me gusta la interpretación de Amy Adams. Encargar un papel de una desequilibrada supone acentuar el lenguaje gestual y, en ese sentido, creo que la actriz hace un buen trabajo. Resulta convincente en sus delirios y en esos estados de irrealidad por los que cree transitar.

Ethan es el joven de la casa de enfrente. Desde primer momento, el espectador advierte que se trata de un adolescente algo desubicado y solitario. Acaba de llegar a una ciudad en la que no conoce a nadie y se siente algo perdido. Busca en Anna un punto de apoyo, alguien en quien confiar y a quién recurrir cuando lo necesite. Nadie mejor que ella entenderá su situación porque, parece que el ambiente familiar en casa de los Russell no es muy agradable. Nada que decir sobre la interpretación de Fred Hechinger.

El papel de Jane Russell es breve. Es un personaje que desconcierta un poco, algo histriónico, que incomoda. A veces, parece que es ella la que necesita la medicación de Anna. Pero, es abierta y no le importa contar parte de su vida a su nueva amiga y vecina. Ambas se hacen confidencias, hasta un cierto límite. No cruzan ningún umbral comprometido. Conversan sobre los maridos, los hijos. Interpretado por Julianne Moore, me parece que el  potencial de la actriz hubiera dado más de sí, con un papel algo más extenso.

Tampoco Alistair Russell tiene excesiva presencia.Él es ese hombre sobre el que  planea la duda de un pasado turbio, al que se le pone etiquetas -buenas o malas-, con demasiada rapidez. Sus reacciones son lógicas a la situación que vive. Encarnado por Gary Oldman, un actor al que siempre vincularé con Vlad Tepes,  lo hace estupendamente bien. Es un actor con muchísima fuerza, la que necesita un personaje en la situación de Alistair.

Estructurada en bloques, que corresponde a los ocho días de la semana, a lo largo de los cuales se desarrolla la trama, y con una banda sonora apropiada para el género, la dirección de esta película es un homenaje al gran maestro del suspense. Se juega con el enfoque y la perspectiva. Hay escenas que se tiñen de rojo, creando esa atmósfera de angustia, -¿esto es homenaje o copia?- y se emplea los espejos como elemento que separa la realidad de la locura.

En definitiva, La mujer en la ventana es entretenida y ya. En lo que a mí respecta, no ha sido de esas películas que me dejen huella, ni de esas de las que, en conversación con los amigos, sientas el ansia viva de decir: ¡Tienes que verla! Me parece un thriller psicológico olvidable, algo obvio, y con una estructura débil. Aun así, para pasar el rato, cumple.

Por cierto, en Estados Unidos, ¿las persianas de lamas sirven para algo?

La tienes en Netflix.

Tráiler:



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