Quantcast
Channel: Lecturápolis
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2535

MÓNICA G. ÁLVAREZ: ❝La experiencia del Holocausto no se supera nunca❞

$
0
0

Olvido Fanjul Camín, Elisa Garrido Gracia, Neus Catalá Pallejá, Braulia Cánovas Mulero, Alfonsino Bueno Vela, Elisa Ricol López, Constanza Martínez Prieto, Mercedes Núñez Targa, Conchita Grangé Beleta, Lola García Echevarrieta y Violeta Friedman fueron once de las ciento treinta y dos mil mujeres que estuvieron prisioneras en Ravensbrück durante el Holocausto. Algunas de ellas, como Neus Catalá, fueron muy conocidas. Otras tuvieron un paso por este mundo mucho más difuminado. Sin embargo, todas ellas consiguieron sobrevivir al horror de los campos de concentración, todas ellas fueron mujeres comprometidas con su ideario y lucharon por un mundo más justo y más igualitario. Nombres, nombres y más nombres que jamás deben ser olvidados por la humanidad. Por eso, la periodista Mónica G. Álvarez rescata las vidas de estas mujeres para darlas a conocer a través de su último libro, Noche y niebla en los campos nazis. Se trata de un ensayo en el que Mónica nos habla de estas mujeres, de su antes, durante y su después del Holocausto. El trabajo de documentación ha sido arduo, pero ha tenido como resultado un libro que atrapa al lector desde las primeras páginas. Aunque algunos episodios que se narran son dolorosos corresponden a la realidad vivida por estas mujeres, un experiencia vital que las marcó para siempre.

Marisa G.- Mónica, de los libros que llevas publicados, la mitad giran alrededor del mismo tema: los nazis, los campos de concentración,... ¿Por qué?

Mónica G. A. - De los seis que llevo publicados, junto con este, tres van sobre el nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Me fascina todo lo que tiene que ver con esa parte de la Historia. Se ha hablado muy poco de temas muy interesantes, como el que abordo en el primer libro, Guardianas nazis. A partir de ahí fui sacando otros temas que tienen que ver con el Holocausto. Muchas de estas historias que he narrado no se conocen y, como periodista que soy, considero que tenemos que hablar y publicar aquello que se ha silenciado durante tantísimo tiempo. 

M.G.- Te confieso que todo lo relacionado con el Holocausto me fascina también pero tengo la impresión de que, mientras más se escribe, más profundo se hace el pozo.

M.G.A.-  Es verdad. Mientras más se investiga, más historias voy encontrando. Es un pozo que no tiene fondo. Siempre se ha hablado de las vidas de los líderes del Tercer Reich pero, de las historias más anónimas se habla muy poco. Sin embargo, gracias a esos testimonios anónimos se puede reconstruir la historia y se puede hacer un esquema de lo que podíamos encontrar en un campo de concentración, como el de Ravensbrück. De todos modos, queda todavía mucho por saber porque hubo muchos supervivientes que nunca quisieron contar nada de lo que vivieron. Hay muchas historias que todavía están ocultas. Quién sabe si algún día se conocerán.

M.G.- Para los que se quieran acercar a tu libro, hay que decirles que es un ensayo, ¿cierto?

M.G.A.- Sí, sí, es un ensayo periodístico donde todo es real. Lamentablemente, todo es verídico y está contrastado. No es un libro de historia pero sí hablo mucho de historia para poner al lector en contexto y luego añado una parte humana que constituyen todas esas anécdotas que me han ido contando los familiares de estas mujeres. Son testimonios que han ayudado a trazar un perfil de todas ellas, de quiénes eran, antes, durante y después del campo. 

M.G.- El libro cuenta con el subtítulo «Historias heroicas de españolas que sobrevivieron al horror», que acota mucho lo que vamos a encontrar en su interior porque te centras en once mujeres y todas españolas. 

M.G.A.- Sí, nos vamos a encontrar con mujeres heroicas que luchan con uñas y dientes contra el franquismo y luego contra el nazismo, para que en nuestra sociedad podamos vivir en democracia, dentro del respeto y la tolerancia, en condiciones de igual y de justicia.Ellas lucharon contra los barcos más grandes que se podían encontrar en el mar. Y sí todas son españolas menos la última, Violeta Friedman, de Rumanía, pero que vivió muchas décadas en nuestro país. Gracias a la lucha de esta mujer pudimos incorporar a nuestro código penal lo que llamamos a día de hoy delito de odio. Batalló contra Léon Degrelle en los tribunales y venció. A raíz de aquella victoria, el Constitucional sienta jurisprudencia y cambia nuestro código penal para añadir, como delito, toda acción que vaya en contra de la raza, la cultura, la etnia, la orientación sexual, la ideología política,... 

M.G.- ¿Y por qué estas once mujeres concretamente?

M.G.A.- En Ravensbrück hubo ciento treinta y dos mil mujeres, de las cuales cuatrocientas eran españolas. Pero he elegido a estas once porque son de las que he encontrado más información. Quería escribir un libro en el que el lector encontrara verdadera información y no cuatro datos biográficos. También me marqué como objetivo entrevistar familiares. Así que, hasta que no recopilé toda la documentación, hablé con los familiares que localicé y conseguí fotos, no decidí sobre qué mujer hablaría en el libro. 

M.G.- De esas once mujeres, algunos nombres son conocidos y han transcendido. Prácticamente todas ellas estaban comprometidas políticamente, afiliadas a partidos políticos, luchadoras por los derechos de la mujer,... Es decir, tenían un pasado revolucionario, por llamarlo de algún modo.

M.G.A.- Sí, sí. Eran mujeres rebeldes y adelantadas a su tiempo. Si hoy todavía parece mal visto ser feminista, imagínate cómo sería en los años 30 y 40. Eran mujeres que luchaban por la igualdad del hombre y de la mujer en todos los ámbitos de la vida, incluido el laboral. Lucharon por sus ideales socialistas y comunistas. Eran ideales a favor de los derechos humanos, independientemente de la ideología política. En aquella época, lucharon por la libertad y la democracia de todo el mundo, por una sociedad justa, tolerante y diversa. Arriesgaron su vida por el ideario que tenían interiorizado.




M.G.- De toda la información que has conseguido sobre ellas, ¿hay algo que te haya impactado especialmente?

M.G.A.- Todo lo relacionado con las vejaciones, las torturas y los experimentos médicos. Es un asunto del que ya he hablado en otros libros pero que nunca deja de sorprenderme y escandalizarme. Y espero que me siga impactando porque eso significará que tengo corazón y soy humana. 

Entre todas las barbaridades que les hacían, impresiona saber cómo las esterilizaban. Al ser mujer, es muy doloroso ver cómo a otras mujeres se las privaba de su feminidad, se le inyectaban bacterias para retirarles la menstruación. Como eran violadas constantemente por los nazis, les hacían de todo para impedir que quedaran embarazadas. Me cuesta mucho creer que pudieran sobrevivir a toda esta clase de barbaridad, que pudieran levantarse cada mañana. 

M.G.- Una de esas mujeres es Lola García Echevarrieta. Ella y su marido murieron en extrañas circunstancias. Hay como un sombra de misterio a su alrededor. 

M.G.A.- Sí, Lola y su marido murieron en un accidente doméstico por un escape de gas, en su piso de París. Sin embargo, la familia no lo ve así. He podido hablar con una sobrina de Lola, con Milagros. Ella me cuenta que creen que fueron asesinados. Hay varias teorías. O bien fueron asesinados por los rusos porque Lola y su pareja trabajaron para Rusia. O bien fue una represalia del régimen franquista. O incluso se habla de que fue cosa de sus propios camaradas comunistas porque, según decían, Joaquín, la pareja de Lola, chivó nombres cuando parece que no fue verdad. No se sabe lo que ocurrió realmente pero la familia cree que fue algo premeditado. Se trata de un episodio sin resolver. 

M.G.- ¿Y por qué a ella se la conocía como la presa Nacht und Nebel

M.G.A.- Nacht und Nebel significa noche y niebla, de ahí el título del libro. Es el distintivo que se les ponía a los presos que estaban destinados a desaparecer. Es decir, que estaban destinados a ir directamente a la cámara de gas. Era el caso de Lola y Alfonsina pero las dos pudieron sobrevivir, según cuento en el libro, por una serie de circunstancias y un golpe de suerte. 

Por otra parte, el término «noche y niebla» también lo empleaba Hitler. Lo sacó de El oro del Rhin, una ópera de Wagner, y lo usó para el decreto ley que promulgó en el año 41, donde se recogía que, a partir de aquel momento, se podrían decretar deportaciones masivas y registros,  que quedarían ocultos a la sociedad. Todas esas personas que serían detenidas, acabarían directamente en la cámara de gas. Pero, si le queremos dar un significado simbólico, podríamos interpretar la noche como el fin de la vida de esas personas, y la niebla como la nube de cenizas que producían las incineraciones.

M.G.- ¿Te ha costado trabajo encontrar a familiares con los que hablar? ¿Te has encontrado con reticencias a la hora de que algún descendiente te hable de estas mujeres?

M.G.A.- Ha sido difícil encontrar algunos familiares porque, aunque las redes sociales ayudan, no todo el mundo está tan conectado. Me ha llevado meses encontrar a algunas personas y he necesitado la ayuda de compañeros periodistas y de instituciones. Me las he tenido que ingeniar como he podido.

Luego, sí encontré reticencias en algún hijo que prefería no contar más nada de la madre. Me explicó con cariño que su madre ya había hablado en vida todo lo que quiso, que dio charlas y conferencias. Él prefería dejar atrás aquel asunto. Pero, por regla general, el noventa y nueve por ciento de los familiares me abrieron la puerta generosamente y compartieron conmigo sus recuerdos y su memoria. Les estaré eternamente agradecida.

M.G.-  Has incluido una cantidad ingente de fotografías, muchas de ellas son personales. Me ha parecido algo muy positivo porque es una manera de conectar con estas mujeres.

M.G.A.- Sí, sí, y son fotografías que nunca se habían publicado. Por ejemplo, la famosa foto de Neus Catalá con el pijama de rayas ha dado la vuelta al mundo. Pero hay muchas otras fotografías, incluso de la propia Neus, que no han salido nunca a la luz porque sus familias nunca las han entregado ni nunca las han compartido. Gracias a esa relación personal, e incluso de amistad, que he podido trabar con estas maravillosas familias, he conseguido estas fotografías para que el lector, como tú bien apuntas, empatice con estas mujeres, las conozca, y termine por tomarles cariño. 


M.G.- Mónica, tengo una curiosidad. ¿Qué son las ilustraciones de las guardas del libro?

M.G.A.-  Lo que figura en la guarda delantera es una clasificación de presos. Cada triángulo significa una cosa, sin eran presos políticos, homosexuales, o judíos. Y luego, en la trasera se ve un documento personal. En este caso, el de una mujer llamada Francisca Puig que, en realidad, es Mercedes Núñez. Lo que pasa es que ella entra al campo con el nombre cambiado. Por eso tanta complicación a la hora de encontrar información de esas mujeres porque entraban a esos campos desde Francia, como ciudadanas francesas, adheridas a la Resistencia. Utilizaban un seudónimo y no su nombre real. Eso que ves en la guarda es como un ficha, un documento de registro que se rellenaba al llegar al campo. 

M.G.- El paso por los campos de concentración las marcó para siempre.  Sabemos que muchos no pudieron superar esa experiencia, que no se adaptaron a su nueva vida. Ha habido casos de suicidios.  ¿Cómo hicieron estas mujeres para superar aquella etapa, para construir una vida, o tener hijos?

M.G.A.- La experiencia del Holocausto no se supera nunca, simplemente se sobrelleva.  Aquellas mujeres que no se atrevieron a contar nunca nada fue porque tenían un trauma tan grande que no podían hablar de su experiencia. Estaban siempre con depresión, tristes, apocadas,... Para superar aquello trataron de crearse un mundo distinto con el que olvidarlo todo.  Fue un mecanismo de defensa. Y luego, están esas otras mujeres que sí contaron su experiencia pero lo hicieron con reservas, con miedo y además con un sentimiento de culpa aterrador. Ellas se sentían culpables por haber sobrevivido frente a todas esas personas que murieron. Pero trataron de aferrarse a la vida, a la fortaleza psicológica que siempre tuvieron, aunque eso no quitaba que no sufrieran de insomnio, de terrores nocturnos y pesadillas. 

M.G.- Testimonios espeluznantes pero que deben ser conocidos. Te agradezco que me hayas atendido, Mónica. Un placer.

M.G.A.- Igualmente. Gracias.

Sinopsis: “Su voz fue, y sigue siendo, un ejemplo de heroicidad”

Entre las miles de prisioneras que padecieron humillaciones y atrocidades durante su estancia en los campos de concentración del Tercer Reich, se encontraba un grupo de españolas que llegaron hasta Ravensbrück, Auschwitz o Bergen-Belsen alzando su puño en busca de libertad. Las empujaba su creencia en la democracia, la justicia social y la igualdad. Lejos de amilanarse ante las torturas sufridas por las nazis se rebelaron para luchar contra la opresión y el totalitarismo y, una vez libres, la mayoría dedicó gran parte de su vida a alzar la voz para que nadie olvidase la tragedia que supuso el Holocausto. 


Viewing all articles
Browse latest Browse all 2535

Trending Articles