Editorial: Nórdica Libros
Colección Minilecturas
Fecha publicación: septiembre, 2021
Precio: 9,95 €
Género: Narrativa breve
Nº Páginas: 64
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788418930157
[Disponible en eBook;
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Francis Scott Fitzgerald (Saint Paul, 1896 - Hollywood, 1940). Considerado uno de los más importantes escritores estadounidenses del siglo xx y portavoz de la «Generación Perdida». Su obra refleja el desencanto de los privilegiados jóvenes de su generación, aquellos norteamericanos nacidos en la última década del siglo xix, a quienes les tocó madurar durante la Primera Guerra Mundial y que arrastraban su lasitud entre el jazz y la ginebra.
Sus obras están escritas con un estilo elegante y situadas en fascinantes decorados. Destacan A este lado del paraíso (1920), Suave es la noche (1934) y, por supuesto, El gran Gatsby (1925), publicada en nuestra colección de ilustrados.
Sinopsis
Escrito en 1920, cinco años antes de la publicación de El gran Gatsby, «El pagaré» es un relato que permanecía inédito hasta que en 2017 The New Yorker lo descubrió y publicó. Parece ser que estaba destinado a ser publicado en Haper's Bazaar, pero Francis Scott Fitzgerald nunca lo envió para su publicación.
Este relato narra la historia de un editor que acaba de contratar un exitoso libro, las memorias de un médico convertido en investigador de fenómenos paranormales, titulado La aristocracia del mundo espiritual. Después de un exitoso lanzamiento de medio millón de copias, el editor decide visitar al autor para su próximo libro...
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
Me gustan esos puntos suspensivos con los que termina la sinopsis de este libro. Dejan la historia justo en ese momento de intriga tan interesante.
El pagaré es un relato corto del que tuve conocimiento gracias a dos blogs que acostumbro a visitar y que son altamente recomendables. Por un lado, Las Inquilinas de Netherfield. Por otro, El blog de Juan Carlos. En ambas reseñas se aseguraba una lectura divertida y amena, llena de sarcasmo e ironía. No recordaba desde cuándo no leía algo de Scott Fitzgerald. Guardo grato recuerdo de su obra más conocida El gran Gatsby, tanto de la novela como de la película, interpretada por un sublime Robert Redford. Y también es fabulosa la trama de Suave es la noche, llevada al cine en 1962, por Henry King e interpretada por Jennifer Jones, Jason Robards, Joan Fontaine y Tom Ewell. [Me han entrado ahora muchas ganas de volver a ver esa película; quizás la traiga a este espacio]. La cuestión es que, al ver El pagaré en sendos blogs, y tras conocer de qué manera fue descubierta esta historia, decidí comprarme el ejemplar, que he leído hace unos días.
El pagaré es uno de esos libros-caramelos. Una pequeña golosina dulce envuelta en un papel de vistoso color que una paladea con deleite pero que, lamentablemente, dura poquísimo. Como dice la sinopsis que incorpora el pequeño volumen, narra la historia de un editor, de un médico que escribe un libro, de un éxito literario. A esto habría que añadir lo que la editorial Nórdica Libros incorpora en su web, calificando esta obra como «un divertidísimo relato sobre el sector editorial que critica la búsqueda sin escrúpulos de historias sensacionales con criterios exclusivamente comerciales». Y es esa crítica tan divertida la que va a conseguir que el lector pase unos breves pero intensos y socarrones minutos llenos de humor.
Pero, antes de adentrarnos de lleno en la historia, habría que pararse en lo primero que salta a la vista de este libro. Me refiero a la cubierta. La ilustración está realizada por Seth, un dibujante canadiense al que The New Yorker le hizo el encargo para publicar el relato en 2017. En ella, vemos a un nutrido grupo de viajeros de tren, la mayoría leyendo, -bueno, todos salvo uno que parece bastante disgustado-, The Aristocracy of the Spirit World, es decir, el libro que el editor protagonista acaba de publicar y con el que suspira por hacerse de oro. La ilustración retrata una de las escenas del libro, la que dará origen a toda la problemática que se desarrolla. Y una cubierta de este tipo, nos puede hacer pensar que estamos ante un volumen ilustrado y no. Por desgracia, no es así.
El pagaré nos cuenta las vicisitudes del mundo editorial. El narrador de esta historia, del que no sabremos su nombre, no es el auténtico protagonista del relato pues, de primeras, ya nos advierte que «el de arriba no es mi nombre, pertenece a un tipo que me dio permiso para firmar esta historia con el suyo». Para el caso, es lo mismo porque este personaje será el encargado de adentrarnos en los entresijos de ese mundo de tinta y papel que a todos nosotros nos apasiona.
¿Y qué es una editorial al fin y al cabo? Pues, no deja de ser una empresa que presta un servicio por el cual recibe una contraprestación económica. Todo ese lado romántico que los amantes de la literatura solemos atribuir a la germinación, ejecución, desarrollo, contenido o materialización de los libros se queda a las puertas del departamento económico de un sello editorial. Hay que vender libros porque ese es el negocio, y hay que ganar dinero. Y con esa idea, este personaje se queja pues «los columnistas y comunistas -nunca he logrado entender ninguna de esas dos palabras con claridad- despotrican de mí porque dicen que lo único que me importa es el dinero. Es verdad, me importa muchísimo». ¿Acaso los editores viven del aire? Y buscando esas ganancias, nuestro editor acepta publicar el libro del doctor Harden, un investigador de fenómenos paranormales. El pobre hombre perdió un sobrino en la guerra. El joven Cosgrove Harden marchó al frente cumpliendo su deber patriótico y ya no regresó más, dejando atrás a una novia plañidera y a un tío entristecido. Pero el doctor ha conseguido entrar en «comunión psíquica» con su sobrino y cuenta su experiencia en el libro. Sin duda, la temática suena interesante y despertaba la curiosidad de los lectores de la época. Se intuye un súper ventas, un best-seller y se lanza al mercado una tira de trescientos mil ejemplares. Pero, ¡ay, qué cruel y caprichoso es a veces el destino! La torre de naipes está a punto de derrumbarse.
Con El pagaré te vas a reír. Fitzgerald conocía bien el mundillo, y sabía perfectamente qué verdaderos intereses se mueven en el seno de una editorial. ¿Qué es más importante un escritor de culto que vende poco pero cuyas obras son de una calidad extraordinaria o un don nadie que, de repente, y sin que se sepa muy bien por qué escribe un libro pésimo pero vende mucho?¿A que os suena mucho esta diatriba? La tenemos muy latente en nuestros días. Pues bien, la respuesta nos la ofrece el propio editor:
«Prefiero sacar un libro con una preventa de quinientos mil ejemplares antes que descubrir a un Samuel Butler, un Theodore Dreiser y un James Branch Cabell en el mismo año». [pág. 10]
Lo que pretende el editor con The Aristocracy of the Spirit World, -por cierto, el título tiene su miga-, es vender libros como churros. Pero, por muy diestro que uno sea en su trabajo y mucha experiencia que tenga, hay factores que escapan de nuestro control. A eso está a punto de enfrentarse el editor. Es entonces cuando veremos cuál es la verdadera naturaleza del empresario, hasta dónde es capaz de llegar para mantener un teatrillo que evite acabar en la ruina. Es esta actitud la que critica Fitzgerald. Me divierte pensar que el autor norteamericano quiso dar una bofetada sin manos al mundo editorial. ¿Queréis libros que son una auténtica basura pero con los que os podéis forrar? Pues vale, ahí va eso. Luego no os quejéis.
Sin embargo, en esta ecuación también hay un factor de vital importancia, el público lector, contra el que el autor también lanza sus puyas. Aprovechando que nos narra todo el despliegue necesario para poner a la venta un libro, todo ese engranaje que resulta fundamental para que los libros lleguen a nuestras manos, se hará referencia a las diferentes propuestas que se encargan para la cubierta de los libros y a todos esos correctores profesionales que son imprescindibles, «no fuera que el mínimo temblor en la cola de una coma o la más leve sombra de una i mayúscula ofendiera la puntilloso vista del Gran Público Americano». El sarcasmo de esta línea no tiene precio. Dice mucho de la opinión que tenía Fitzgerald en relación a los lectores americanos, más interesados en las cuestiones de forma que de fondo.
Más allá de todo esto, el autor nos permite asomarnos, en este puñado de páginas, a otras dos cuestiones:los fenómenos paranormales, como literatura emergente que hacía las delicias de los lectores, y la guerra.
Cierro la reseña con dos preguntas:
1.-¿Por qué esta obra se llama El pagaré? Obviamente no os lo voy a contar porque la respuesta la tenéis en el mismo libro. Solo os diré que ese pagaré funciona como broche de oro.
2.- ¿Por qué un relato escrito en 1920 no se publica hasta 2017? Para ello os invito a visitar las reseñas de las inquilinas y de Juan Carlos (aquí y aquí). Tanto en uno como en otro blog se os explica a la perfección por qué este relato no se ha conocido hasta hace bien poco. Me hace pensar en cuántos baúles, cajones y cajas estarán llenos de historias apasionantes, románticas o misteriosas por descubrir, a lo largo y ancho del mundo.
Si nunca te has asomado a la prosa de Fitzgerald, El pagaré puede ser una buena opción. Se lee en un suspiro, pues cuenta únicamente con unas sesenta páginas, te adentras en el mundo editorial y encima, te echas unas risas. Más no se puede pedir.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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