Nacionalidad: España
Director: David Marqués
Género: Comedia
Reparto: Carlos Areces, Fernando Tejero, Adriá Collado, Eric Francés, Antonio Resines, Javier Botet, María Isasi, Carmen Ruiz, Veki Velilla, Susana Merino, Marta Hazas, Fele Martínez
Sinopsis: Cada mañana, sea el día que sea, Fernando (Carlos Areces), el Negro (Eric Francés), Jesús (Fernando Tejero) y Benavente (Adriá Collado), cuatro amigos se reúnen en un bar a tomar unas cañas y arreglar el mundo a su manera: criticando y despotricando contra todo y contra todos. Tienen algo en común, están en paro, bueno… todos, menos uno.
Ni os molestéis. El club del paro no merece ni los 4,95 € que cuesta el alquiler en plataforma. Y mira que soy defensora del cine patrio pero lo que es malo hay que decirlo, y esta película es malísima.
Tengo la mala costumbre (o la buena, según se mire) de no ver opiniones antes de sentarme a ver una película de la que no haya escuchado absolutamente nada antes. De este largometraje, dirigido por David Marqués, me llamó la atención el reparto. Me encanta Carlos Areces. Es un actor al que no prestaba nada de atención hasta que lo vi en la serie El pueblo (muy recomendable), donde interpreta a un promotor inmobiliario en horas bajas, corrupto y chanchullero. Es verdad que, revisando todos sus trabajos, te encuentras algunos de calidad discutible pero a mí me ganó en esta serie que os comento y también en El inconveniente, de la que os hablé aquí. Por otra parte, echaba de menos a Fernando Tejero, que tan bien me lo hizo pasar en el Al final del camino, Fuera de carta, El penalti más largo del mundo, o Días de fútbol. Pero esta película es sosa, aburrida, y tediosa.
Con el típico ruido de ambiente propio de un bar (tintineo de vasos, murmullos de conversaciones, musiquita de la máquina tragaperras), el espectador se asoma a los titulares de los periódicos. Estamos en octubre de 2019 y las cifras de desempleo se disparan en toda Europa. En España, más.Ejemplo de los millones de parados de este país son Fernando Alonso -que no tiene nada que ver con el piloto- (Carlos Areces), El Negro (Eric Francés), Jesús (Fernando Tejero) y Fermín Benavente (Adriá Collado). Bueno, no todos están en desempleo. Este último es el único que tiene trabajo, pero de él ya hablaremos más tarde.
Los cuatro amigos pasan buena parte del día en un bar, tomando cañas, analizando el mundo, y lamentándose. La película se basa en la idea del falso documental. Supuestamente se está rodando un reportaje sobre los parados de este país, pero no sabemos quién lo dirige, ni por qué los han elegido a ellos. Graban sus conversaciones alrededor de la mesa pero también les hacen entrevistas individuales, en las que cada uno despotrica de los demás.
Al margen, también nos podremos asomar a cómo ha sido la vida de cada uno de ellos en su entorno más personal. Por ejemplo, a Fernando y a Fermín los veremos en el periódico, cuando ambos eran compañeros de trabajo. Se nos mostrará cómo es la relación de cada uno de ellos con Rogelio Luna (Antonio Resines), el director del rotativo. Sobre Jesús sabremos cómo reacciona en las entrevistas de trabajo que le ofrecen. Y en cuanto al Negro, lo acompañaremos en alguno de sus trapicheos.
Pero, ¿cómo son realmente cada uno de estos personajes?
Lo vemos ahora.
Fernando. Periodista de profesión, con más de diez años de experiencia en el mismo periódico, lo echaron a la calle por una metedura de pata extra-laboral. A Fernando le cuesta reconocer que es un fracasado, que no era nadie en el periódico, y que ahora está en el paro, como muchísimos españoles, solo que él lo quiere disfrazar de otra cosa. Todo el mundo lo malinterpreta y tiene que estar dando explicaciones constantemente. No soporta a Jesús, al que le llueven las ofertas de trabajo, solo que él las rechaza por los motivos más rocambolescos. Tampoco tolera a Fermín, al que considera un periodista pésimo. Lo aborrece porque todavía conserva el puesto de trabajo en el periódico del que a él lo echaron. Y sobre El Negro piensa que es un sinvergüenza, un jeta, pero un suertudo al que todo le sale bien.
Interpretado por Carlos Areces, bajo mi punto de vista, es el mejor de los papeles, aunque a veces, el guión -escrito por el propio director-, le obligue a desarrollar alguna escena absurda y sin ninguna gracia. No obstante, su cara es un poema en alguna situación y eso sí es divertido.
Jesús. Es un tipo peculiar. Pesimista y catastrofista. Desconfía absolutamente de todo y de todos. Cree que estamos manipulados pero no por el sistema, sino por un orden superior, los reptilianos. Su informativo de cabecera es el programa Cuarto Milenio de Iker Jiménez. Es el más agorero. Vaticina que lo peor está por venir y no le faltará razón, teniendo en cuenta que la acción transcurre a finales de 2019. De Fernando piensa que es un completo gilipollas, un engreído, incapaz de aceptar un trabajo que no sea de periodista.
Fernando Tejero no brilla. Ni siquiera soy capaz de reconocer su voz. ¿Qué le pasó? ¿Por qué la tiene ahora tan aflautada? No sé si será por meterse en la piel de un individuo que solo ve conspiraciones y cosas raras, pero no me ha gustado nada su interpretación. He echado en falta aquel otro Tejero, mucho más divertido que este.
Fermín. Es el tontorrón del grupo, pero a la vez, el más listo. Inteligente y bobalicón a partes iguales, no se entera nunca de nada. Es un tanto cursi y sus neuronas van por libre, dando lugar a pensamientos ilógicos. Para él, el verdadero periodismo es el que se hace en Sálvame. Para Fermín, Fernando es un buen hombre, un buen compañero. En realidad, para él todos lo son. No le importa que Jesús tenga su mundo interior y sobre el Negro cree que es el mejor emprendedor que conoce. Fermín es un hombre apacible y se lleva bien con todos, aunque algunos lo tachen de imbécil.
Interpretado por Adriá Collado, lo más llamativo de su trabajo es el tic nervioso que sufre en los ojos. Tener que interpretar eso, estar guiñando los ojos constantemente, no debe ser fácil.
El Negro. Es el más feliz de los cuatro. A él no le pesa la crisis laboral porque es un buscavidas. Tiene muchos trapicheos aquí y allá, y conoce a gente que le debe favores. Se le ocurren los negocios más estrambóticos pero cree tan firmemente en ellos que seguramente le saldrán bien. De Fernando piensa que siempre va a la contra porque, ir en contra de la masa, le da cierto prestigio. Pero en realidad es un gafe, y por tanto todo le sale mal. Sobre Jesús cree que está como una verdadera cabra pero es un colega que le hace gracia. De todos modos, a él le importa muy poco cómo sean sus amigos. Como va a su puñetera bola, vive y deja vivir.
Interpretado por Eric Frances, no tengo mucho que aportar.
Cameos
Y es que, en esta película se cuela algún amigo y amiga para colaborar. Es el caso de Marta Haza que hace el papel de la esposa de Fermín. También veremos a Fernando Colomo, como uno de los jugadores de mus en las partidas que organiza Rogelio en su casa. Aparecerá Fele Martínez, postulando para un puesto de trabajo como mozo de almacén y, por último, Carmen Ruíz. Pero son apariciones muy breves, meramente anecdóticas.
Diálogos
La mayoría son conversaciones de besugos, de esas que tratan de arrancarnos una carcajada, por absurdas y ridículas, pero el problema está en que son diálogos excesivamente tontos. Ocasionalmente hay alguno que brilla algo más, especialmente los que tienen que ver con la Covid-19, pero son rara avis.
Hay una escena que se repite, solo que en una dirección contraria. Sería como un reflejo. No sé muy bien por qué el director nos la muestra. Quizá sea lo que Fernando deseaba frente a lo que le ocurrió después. Es algo que no he entendido.
¿Humor o mal gusto?
He leído unas cuantas opiniones sobre esta película y todas coinciden en lo mala que es. Pero unas cuantas llegan un poco más lejos. Consideran que El club del paro es casi una ofensa contra esos padres y madres de familia que están en el paro y tienen familias que mantener. En esta película se insiste mucho en que el que no trabaja es porque no quiere, porque trabajo hay. Lo que ocurre es que no todo el mundo está dispuesto a partirse la espalda mientras puede estar cobrando del paro y tomando cervezas en el bar. Bueno, creo que algo de eso hay pero estamos ante una parodia, una caricatura de esos parados de larga duración, y por tanto tenemos que mirar desde la óptica de la comedia.
De todos modos, no es un largometraje con el que te reirás mucho. Los chistes son muy simples y están muy manidos. Por ejemplo, algunas escenas tienen que ver con la calidad de las comidas que se sirven en un restaurante chino pero, tanto se ha hablado ya de este tema que los chascarrillos al respecto nos lo sabemos de memoria.
En definitiva, El club del paro es una película para olvidar. Y como con eso te lo digo todo, no tengo nada más que añadir, señoría.
Por cierto, averiguo que la película es la versión larga de un corto, interpretado casi por los mismos actores. He tratado de localizarlo para que lo veías, y decidir así si os atrevéis con el largo o no, pero parece que lo han descolgado.
Tráiler: