Fecha publicación: marzo, 2022
Precio: 20,90 €
Género: novela gráfica
Nº Páginas:232
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788426411013
[Disponible en eBook]
Autora
Mi nombre es Agustina Guerrero. Nací en la pequeña ciudad argentina de Chacabuco y resido en Barcelona desde 2003. Tras trabajar una temporada como ilustradora gráfica, decidí dedicarme a la ilustración. En 2011 creé mi blog autobiográfico "Diario de una volátil", que alcanzó miles de seguidores en pocos meses y obtuvo un éxito inmediato en las redes sociales. Soy autora en solitario de siete libros, traducidos a varias lenguas y que han cosechado gran éxito entre mis lectores: "Nina, diario de una adolescente" (Montena, 2011), "Diario de una volátil" (Lumen, 2014), "Mamma mia!" (Lumen, 2015), "Érase una vez la Volátil" (Lumen, 2016), "A calzón quitado" (Lumen, 2017), "El viaje" (Lumen, 2020) y, ahora, "La compañera". Cuando alguien me pregunta de qué vivo, a veces lo cuento haciendo dibujitos.
Sinopsis
«Esta eres tú, y aún no me conoces, pero ya estoy ahí, contigo». Así comienza este emocionante viaje en el que «la compañera» guiará a La Volátil a través de desiertos, océanos y cuevas para asomarse a distintos episodios de su vida que dejaron una huella importante a la hora de convertirse en quien es. Un recorrido por la memoria y los recuerdos sembrado de amor, humor y ternura, pero también de dolor, culpa y miedo, cuya última parada bien podría ser la felicidad.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Creedme si os digo que ya no recuerdo cómo hacía las reseñas. He tenido que mirar qué formato usaba, el tipo de letra, el tamaño, el color,... Todo se olvida. Y aunque me está costando arrancar definitivamente, aquí vengo con la primera reseña después del parón. He elegido una novela gráfica porque sabéis que me encanta el género. He elegido a la Volátil porque es un personaje con el que conecto fácilmente. He elegido a Agustina Guerrero porque es una autora que me encanta.
Podrá parecer que reseñar una novela gráfica es sencillo, pero no lo es. Pasa como con los volúmenes de relatos, de los que una no sabe qué contar para que el lector se haga una idea general. No, no es fácil reseñar una novela gráfica, como tampoco lo será escribirla. Al menos, no creo que haya sido fácil para Agustina Guerrero escribir e ilustrar La compañera. Su anterior obra, El viaje, (puedes leer mi reseña aquí) ya me pareció todo un ejercicio de autoconocimiento, y este último trabajo va por esa misma línea. A mi juicio, va quedando atrás aquel personaje de la Volátil, con el que nos reíamos la mayor parte del tiempo. Ahora siento que la propia Agustina está emergiendo de las profundidades. Por supuesto, lo hace a través de la Volátil, pero el personaje le está sirviendo como un medio para explorar su interior, para enfrentarse a sus miedos, para salir de un cascarón en el que siempre ha estado encerrada. Os cuento.
Junto con El viaje, La compañera son los dos volúmenes más extensos de la autora argentina, y los más profundos y serios. Si en el anterior, Guerrero nos hablaba de sus ataques de pánico y ansiedad, a raíz de un viaje que emprende con su amiga Loly, en La compañera, rememora parte de su vida a través de los recuerdos, de aquellos que mantiene frescos en la memoria y de esos otros que su mente, por dolorosos y duros, ha tratado de borrar. Para ello, la Volátil se vale de un alter ego, de una sombra que la acompañará en el viaje desde el día de su nacimiento hasta casi la actualidad.
La obra, que está dedicada a Amalia, la abuela materna de Agustina, con la que la autora tendrá una conexión muy especial, se inicia con un breve resumen que nos explica el origen de sus antepasados.
«Eres un cóctel genético: tu tatarabuela materna era alemana, tus bisabuelos maternos valencianos y tu abuelo paterno andaluz».
En estas primeras páginas, Guerrero nos contará que nació un 20 de marzo de 1982 en la ciudad de Tandil. Pero antes de eso, también hará un repaso a su gestación, al sentimiento de culpabilidad de sus padres por no poder dedicar mucho tiempo a sus hijos, al traslado de la familia desde la ciudad de Buenos Aires hasta la ciudad de Chacabuco, en busca de una vida más tranquila y, por supuesto, su venida al mundo.
A partir de ahí, y contado desde la actualidad, surgirá ese otro personaje, esa sombra, esa voz interior, que la acompañará y se encargará de ayudarla a recordar. Iremos saltando en el tiempo para descubrir diversos momentos en la vida de Agustina: las vacaciones en familia, los años de escuela, la adolescencia, las primeras oportunidades laborales, su traslado a Barcelona, el nacimiento de la Volátil, -aquí ya enlaza con lo que ha contado en otros volúmenes-, la publicación de sus primeros libros, el éxito, su relación de pareja o el nacimiento de su hijo.
Y a lo largo de todo este relato, la omnipresencia de su abuela Amalia, una de las personas más importantes de su vida. La narración del fallecimiento de Amalia, cuando ella era solo una niña, es uno de los momentos más dolorosos para Agustina. Fue su primer contacto con la muerte, y la dejó muy marcada. Vendrán otros momentos complicados a los que hacer frente, otras pérdidas, y otros temores. En La compañera, la autora aprovecha para contar pasajes dramáticos de su vida porque el tono de esta obra es más serio que aquellos primeros ejemplares en los que conocíamos, por primera vez, a la Volátil. Algunos momentos de la vida de Agustina son tremendamente difíciles. En las páginas en las que se narra la agresión sexual que sufrió durante un viaje te pone un nudo en la garganta. No obstante, también vamos a encontrar pellizquitos de humor, incluso para contar escenas complicadas, como cuando nos cuenta que su padre casi pierde la vida al electrocutarse.
Pero al margen de conocer un poco más a Agustina Guerrero, lo que para mí es más sobresaliente de esta obra es ese ejercicio al que la autora se enfrenta, buscando los orígenes de sus miedos, de sus fantasmas, de su ansiedad. No deja de ser paradójico que una persona, a la que aparentemente la vida le puede ir bien, con éxito, y una familia bonita, se sienta tan vulnerable. Pero es así, con los años vamos acumulando experiencias no siempre agradables que nos van marcando y forjando nuestro carácter. Nadie está libre de sentirse presa de sí mismo o de tener que vestir una máscara para poder continuar con las obligaciones de su vida. Pero guardar en lo más profundo de nuestro interior todos esos sinsabores que hemos ido padeciendo termina por explotar un buen día. A Agustina Guerrero (no a la Volátil) la he visto frágil, dolida por el desengaño que sufrió al confiar en ciertas personas, dañada por el ostracismo al que estuvo condenada durante los años de escuela, herida por la falta de autoestima, que ha generado en un escaso amor por sí misma. Todos nos podemos sentir así en algún momento, aunque tengamos una vida de oropel. Y, sin embargo, a Agustina Guerrero habría que recordarle que no tema acudir a las firmas de libros, que no sufra por las rutas de promoción, porque sus lectores la estiman, valoran su trabajo y disfrutan de sus libros. No soy la única que pasa estupendos momentos de lectura con sus historias. Cada vez que anuncia nuevo título, allá que voy a hacerme con él.
A mí me parece muy valiente lo que ha hecho en este libro, dejar un poco de lado a la Volátil para asomarse a su vida, para darse espacio a sí misma, para dar ese primer paso que le permita conocerse mejor. A través de La compañera se ha mostrado tal y como es, con sus inseguridades y sus traumas. Creo que escribir este libro le ha servido para entender y valorar esos instantes de felicidad que ha vivido, entremezclados con otros momentos no tan agradables. Así es la vida y es lo que tenemos. Espero que este libro le haya ayudado también a valorarse algo más, a tener la certeza de que su trabajo y sus ilustraciones nos ayudan a mejorar nuestros días, como le pasó a una de sus lectoras, afectada de agorafobia, que solo, con motivo de una firma de libros, se atrevió a salir de su casa. Esto ya explica por sí mismo el valor de su trabajo.
Así pues, si te gusta la novela gráfica, si te apetece conocer un poco más a Agustina Guerrero, porque conocerla a ella también puede valer para conocernos un poco más a nosotros mismos, entonces te invito a asomarte a las páginas de La compañera. Me ha gustado mucho su lectura, sumergiéndome en una temática mucho más personal e íntima de aquella tocada en trabajos previos.
Aquí quedo a la espera de reencontrarme con la Volátil o con Guerrero. Lo que Agustina quiera.