Autor
Jorge Alderete realiza un acto de alquimia, partiendo de lugares y personajes reales, y al añadir una dosis de alucinógeno encontrado en un rincón del despacho del agente Fox Mulder. El resultado es una obra onírica llena de misterios y sorpresas, con elementos de Lynch, Burns, y Bolaño…
Matt Madden, autor de 99 ejercicios de estilo y Ex libris
Sinopsis
Olot, tierra de casualidades
La ciudad de Olot, situada en la comarca de La Garrotxa, es el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la península ibérica y, a su vez, un punto destacado en el reporte de avistamientos ovni. Fenómeno que convive con otros sucesos extraños, acontecimientos históricos, crímenes seriales, moais, manifestaciones paranormales y conductas desviadas que, bajo la atenta mirada del recién llegado, pasan de ser hechos aislados a sucesos encadenados.
Con estos eslabones de datos, conjeturas y exóticas casualidades, el Dr. Alderete fabula acerca de lo sobrenatural –oculto entre lo común– y revela que lo extraordinario está en lo habitual, lo cotidiano y evidente, fabricando algo así como un relato semi-ficcional alrededor de la cosmogonía de la localidad catalana. Podríamos decir, parafraseando a Eduardo Bravo, que «lo increíble es la verdad».
[Información tomada directamente del ejemplar]
Si os gusta el misterio, veis programas del tipo Cuarto Milenio y leéis con avidez cualquier noticia truculenta o curiosa por lo paranormal, como avistamientos ovnis o cosas así, estoy segura de que alguna vez habréis escuchado hablar de La Garrotxa, esa zona volcánica de Cataluña, con cráteres y bosques densos, en la que os encontraréis paisajes insólitos. Una rápida búsqueda en Google nos arroja un buen puñado de noticias que nos hablan de pueblos asentados sobre coladas de lavas, hayedos profundos donde ocurren sucesos extraños, o lagos donde habitan extrañas criaturas. Pues bien, en este campo de cultivo, el ilustrador argentino Jorge Alderete desarrolla la novela gráfica Olot, un volumen cuya historia se desarrolla en esa localidad de la comarca de La Garrotxa.
Soy consciente de que Olot no es para todo tipo de lectores. De entrada, tiene que gustarte la novela gráfica, un género que me encanta y, por lo tanto, asoma por este espacio con relativa frecuencia. Siempre animo a descubrir este género a los que aún no lo han probado. Es una forma distinta de leer, colorida, llena de detalles en los que detenerse y, aunque es verdad que la lectura nos lleva un suspiro, a mí me gusta regresar a estos libros una y otra vez. En este sentido,Olot pasa a formar parte de esa colección de novelas gráficas que tienen un espacio especial en mi biblioteca, y que ya se me ha quedado pequeño. Este volumen es una pequeña joya para mí, uno de esos libros que atesoro por la magia que esconde. No solamente narra historias peculiares sino que está lleno de simbolismo. Mirad cómo queda la tapa frontal una vez que le retiramos la sobrecubierta. Ese triple ojo estará muy presente a lo largo de toda la narración.
[Fuente: imagen tomada de la web del autor] |
¿Qué nos cuenta OLOT?
El volumen cuenta con un prólogo en el que Jorge Alderete nos explica cómo llegó a esta localidad de La Garrotxa. Todo empezó con los viajes que realizó a la Isla de Pascua para visitar los moais, esas enormes y esculturas monolíticas con forma de humanos, de las que tanto se ha hablado. Obsesionado por estas moles de piedra, supo que en Olot se había erigido un moai, colocado en la plaza Isla de Pascua desde el año 1989. Aprovechando un descanso en la gira con su grupo, Alderete llegó a Olot para contemplar aquella figura a la que, en el año 2000, le habían colocado un pukao, un sombrero. Una vez en aquel lugar, el autor cuenta que se encontró con «un lugar enigmático, lleno de absurdos, deliciosa comida volcánica, una escuela paisajística, las estéticas esculturas de Rosa Serra e historias reales que desafiaban cualquier ficción».
Alderete nos aclara que lo que se narra en la novela está basado «libremente en hechos reales», pero que los lectores que vivan por la zona podrán reconocer los hechos que se describen, sucesos llenos de misterio, en el que caben los secuestros, los asesinos y los videntes. Todo ello rodeado de un paisaje lleno de volcanes.
Olot cuenta con poco texto. Hay páginas que son únicamente ilustración, así que el lector será el encargado de poner palabras a las viñetas que vaya viendo. Y entre estas páginas se narra, de forma capitular, la historia del moai de Olot. ¿Quién lo construyó? En un puñado de viñetas sabremos la procedencia del material que se empleó para su construcción y lo que representa. También tendrá cabida en este volumen los asesinatos que se cometieron en la localidad, en diciembre de 2010, y de los que es fácil encontrar información en Internet. En otro capítulo se narra la historia de Carles Gasol, un científico que asegura haber sido abducido en varias ocasiones, aunque le resulte del todo imposible demostrarlo. Además se narrará también lo que ocurrió con Joan Puig un estudioso de los volcanes que escudriñó el interior de la montaña durante años, y dio diversas conferencias en las que advertía de la posibilidad de una erupción. Igualmente conoceremos a Joan Vila, un trabajador de una residencia de ancianos que impartía tratamientos muy específicos a los residentes. Y, por último, se resumirá el secuestro de la farmacéutica de Olot, María Ángels Feliú, cuya noticia abrió los informativos durante mucho tiempo.
E intercalándose entre cada una de estas historias, otra más, una que tiene más continuidad que las restantes, en las que vemos cómo un individuo visita Olot varias veces a lo largo de los años. Siempre hace lo mismo, siguiendo un patrón. Llega, toma café en una cafetería, y se adentra en un bosque hasta la orilla de un lago. Allí alimentará a un ¿pez? Solo al final sabremos de qué clase de animal se trata. Para mí es de las historias que más me inquietan porque, ¿quién es ese tipo? ¿De dónde viene? ¿Por qué no habla nunca? Casi me intriga más la identidad de ese hombre que saber qué clase de extraño ser habita las aguas de ese lago.
Y es cierto lo que Alderete dice en el prólogo, que estos relatos están basados en hechos reales que han ocurrido en Olot, localidad a la que se le ha llegado a tildar de maldita en algún que otro rotativo. No tienes más que echar un ojo a este artículo para descubrir los sucesos que el autor recoge en este volumen, y otro más que podrían dar lugar a una segunda entrega. Reafirma ese toque de realidad los mapas que figuran en las gualdas del libro, donde se señalan los escenarios en los que han tenido lugar los sucesos narrados.
Estructura y estilo
Con referencias a series televisivas, y estructurada en seis capítulos -El moai de Olot; El cazador de jabalíes; Contactado; El vulcanólogo; Lejía, barbitúricos e insulina; y El vidente-, me sorprende mucho el uso del color. Más allá de los tradicionales blancos, negros y grises, Olot ofrece un abanico de colores oscuros, que contrastan con otros más claros, llamativos y estridentes, quizá siguiendo la línea del tono de las historias recogidas en el volumen. Todo impacta visualmente, tanto los hechos como la manera en la que son retratados. En Olot nada te deja indiferente.
[Fuente: imagen tomada de la web del autor]
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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