El jurado de estos premios, que se llevan concediendo desde hace varios años, estuvo formado por Nativel Preciado, Antonio Cáceres, Bernardo Bueno, Jacobo Cortines, Alberto González Troyano, Ignacio Fernández Garmendia y Joaquín Pérez Azaústre.
Inició el acto Gloria Ruiz, Subdirectora de Actividades de la Fundación Cajasol, que dio las gracias a los medios presentes, y a la Fundación José Manuel Lara, por seguir convocando estos premios que tantas alegrías da a ambas instituciones. Igualmente disculpó la ausencia de D. Antonio Pulido, presidente de la institución, que, por motivos de agenda, no podía estar presente.
Por su parte, Pablo Morillo, Director de la Fundación José Manuel Lara, agradeció el apoyo de la Fundación Cajasol. También dio las gracias a los compañeros de prensa, encargados de sacar adelante la cultura en esta ciudad, y felicitó a los ganadores.
Y entrando en materia, tomó la palabra Ignacio Garmendia, editor de la Fundación José Manuel Lara, quien señaló que este año es muy importante para esta institución porque se cumplen veinte años de su línea editorial, del nacimiento de la colección Vandalia. Tuvo unas palabras de agradecimiento para el jurado y de recuerdo para los que un día fueron parte de estos premios y que ya no están entre nosotros. «Son premios muy asentados en estos veinte años», que han dado a luz a un buen número de buenas obras de referencia,«y que podrán seguir siendo leídas durante mucho tiempo».
Sobre el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2022, Bolero. El vicio de quererte de José Javier León, Garmendia destacó tres aspectos. En primer lugar, la reivindicación de la cultura popular, «que sigue provocando prejuicios en los ámbitos académicos». Apuntó que no podemos olvidar la significación literaria que aporta la aparición del bolero, ni tampoco lo que ha contribuido al imaginario sentimental. Sobre esta obra mencionó que se podría comparar con la que, salvando las distancias, firmó Vázquez Montalbán sobre la copla. Por otra parte, aludió al componente transgresor de los boleros, «los subtextos nos expresos que tienen las letras de los boleros», que en este libro están totalmente desmenuzados. Garmendia comentó que el autor explica que los boleros vienen a ser como una especia de religión inversa, «una vía de escape frente a la moral estrecha o pequeño burguesa». Y, por último, destacó «la escritura brillante, ingeniosa y no meramente ilustrativa de José Javier», recalcando su chispeante prosa.
BOLERO. EL VICIO DE QUERERTE.
Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2022
Autor
José Javier León es doctor en Literatura, profesor y escritor. Ha trabajado en diversas instituciones universitarias fuera y dentro de España y dirigido la empresa de formación para profesores Prometeo. Ha publicado libros relacionados con la enseñanza de la lengua y la cultura españolas como Compás de extranjería (2008), Caleidoscopio (2016) y Guiriguerías (2021). Es autor, además, de una serie de trabajos sobre el flamenco y la obra de García Lorca: El duende, hallazgo y cliché, la primera edición crítica de Juego y teoría del duende (2018), La sangre derramada. Ecos de la tauromaquia de Sánchez Mejías en García Lorca, seguido de El pase de la muerte (2020), De Federico a Silverio, con amor (2021) y Burlas y veras del 22 (2021). Sus próximos proyectos son el ensayo Granada en fuga y Play and Theory of Duende, traducción al inglés de la conferencia lorquiana.
Sinopsis
Una original y brillante exploración de la gran canción latinoamericana, clave en la memoria sentimental de generaciones de oyentes
No ha habido en el siglo XX un género de canción más gustado y degustado por los hispanohablantes. Nacido cubano y renacionalizado mexicano, el bolero es hoy una música universal y todos los países de nuestra área lingüística han sido sus consumidores, bastantes de ellos sus creadores. No hay duda de que ha sido y es, en mayor medida que otras, la gran canción latinoamericana. Pero, además, es un baile, el más democrático (y pecaminoso, en su día) de todos los de parejas enlazadas, y una forma de poesía que entronca con la más ilustre tradición lírica occidental: aquella que, nacida en la Provenza y troquelada en las riberas del amor cortés, aquilatarán Petrarca y sus continuadores y renovará el Modernismo, indagando en la temática del amor-pasión hasta extenuarse. En este brillante y esclarecedor ensayo, José Javier León aborda sus raíces y su diversidad e incide en un aspecto que nadie había rastreado con detenimiento: el bolero constituye una religión hereje cuyo credo, imaginería y liturgia se originan en la violación consciente de los mandamientos sexto y noveno del catecismo, o sea los que limitan las prácticas sexuales y su ensoñación. Hay un bolero para cada pecado de amor. Y cada vicio persigue su bolero.
Editorial: Fundación José Manuel Lara
Encuadernación: Tapa dura sin sobrecubierta
Nº Páginas: 216
Precio: 19,90 €
ISBN: 9788419132017
Puedes adquirirlo aquí:
José Javier León inició su intervención dando las gracias y comentando que, cuando se planteó presentar su manuscrito al premio, se lo pensó mucho porque en las bases se recoge que hay una preferencia por temas de origen andaluz o vinculados con Andalucía. «El bolero, en principio, no posee ese vínculo aunque, como todos sabemos, hay un bolerazo que se llama Dos cruces, que comienza diciendo: 'Sevilla, tuvo que ser'». Mencionó que la escritura de esta obra fue rápida, en cuyo prólogo, el autor explica las vinculaciones íntimas, sentimentales y personales que tiene con el género de los boleros.
León aclaró que él no ha escrito una historia sobre el bolero ni un repertorio sobre las letras. «Descubrí a los veinte años que había un vínculo entre los temas de los boleros y las prohibiciones del catolicismo romano, en cuanto al sexo». Comentó que empezó a clasificar boleros y pecados y, «poco a poco descubrí que cada pecado contra los mandamientos sexto y noveno, tenían su bolero». Esa es el eje rector que sigue el libro.«El bolero es la gran canción hispanoamericana. Su difusión alcanzó a todos los países que hablan español e incluso a otros, porque hubo boleros que se cantaron traducidos al árabe, al francés, al italiano».
En el turno de preguntas respondió que no sabía exactamente cuántos boleros se habían escrito a lo largo de la historia pero estaba seguro que la cifra alcanzaba varias decenas de miles. Sin embargo, solo nos han llegado los mejores. Si las canciones nos han seducido desde siempre se debe a la combinación acertada de letra y música. Y sobre la letra de los boleros aclaró que muchas de ellas merecen atención literaria porque, «algunas de ellas fueron antes poemas que textos musicadas» y estas resisten muy bien la lectura.
Si indagamos sobre la tradición bolerista en Andalucía, el autor apuntó que desconoce si hay autores o interpretes a nivel regional. «He preferido una acercamiento al bolero por países porque tiene mucho más sentido». En España, hay un bolero con aire castizo, Mirando al mar, «y además no contemplo otra versión que no sea la de Jorge Sepúlveda, aunque no es el mejor bolerista de la historia». Para terminar señaló otros boleros españoles con toque aflamencado.
JULIO CAMBA. UNA LECCIÓN DE PERIODISMO
Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2022
Editorial: Fundación José Manuel Lara
Encuadernación: Tapa dura sin sobrecubierta
Nº Páginas: 200
Precio: 19,90 €
ISBN: 9788419132024
Puedes adquirirlo aquí:
Por su parte, Francisco Fuster dio las gracias a los miembros del jurado Recalcó que es muy difícil de resumir la cantidad de trabajo y esfuerzo que hay detrás de un libro como este. Se alegró de que estos premios hayan recaído en profesores universitarios, porque «también merecemos un reconocimiento». Confesó que en algún momento se había preguntado si realmente merecía la pena todo el esfuerzo que hacía, encerrado durante horas en la biblioteca o en su casa, para documentarse y escribir los libros que ha publicado hasta ahora. «Al final llegas a la conclusión de que haces las cosas porque sí, por gusto». Al recibir el premio, dice que se acordó de sus compañeros de profesión y de todos esos profesores que «dedican cuarenta o cincuenta años de su vida y se jubilan sin haber recibido nunca un premio». Ni siquiera un premio simbólico porque «los estudiantes no suelen ser muy agradecidos con los profesores, aunque hay de todo».