Año: 2022Nacionalidad: España
Directora: Laura Hojman
Reparto: Intervenciones de Kiti Mánver, Manuela Carmena, Rosa Montero, Antonina Rodrigo, Vanessa Montfort, Juan Aguilera, Isabel Lizarraga, Remedios Zafra
Género: Documental
Sinopsis: Documental ficcionado que narra la historia de María Lejárraga, escritora y pionera del feminismo en España durante los años 20 del siglo pasado, cuya producción vio la luz bajo el nombre de su marido, el empresario teatral Gregorio Martínez Sierra. La dramaturga española (interpretado en el documental por Cristina Domínguez) más prolífica de todos los tiempos, autora de obras como Canción de cuna, llevada al cine en cinco ocasiones, o del libreto de El amor brujo, de Falla, fue además diputada por la segunda República y fundadora de proyectos pioneros para los derechos y las libertades de la mujer.
Nunca he sido de efemérides, más allá de la onomástica o el aniversario del nacimiento. La fecha de hoy es importante, pero debe serlo todos los días, pues este camino que nos ha tocado transitar hay que andarlo a diario, hay que pelearlo machaconamente día tras día, como si cada jornada amaneciera en 8 de marzo. Aún así, creo que no puede haber mejor momento que el día de hoy para hablaros de esta película-documental, de A las mujeres de España. María Lejárraga, el nuevo trabajo de la directora Laura Hojman, que ya se emitió en TVE, y que ahora se puede ver en Filmin.
Varias son las razones que me impulsan a traer este documental a este espacio. Uno, que su directora es Laura Hojman de la que ya vi hace un tiempo Los díasazules, en el que se nos hablaba de Antonio Machado. Me pareció tan bonito aquel trabajo, tan delicado, que llegué a verlo más de una vez. Aquíos hablo del mismo. Pero otra de las razones por la que tenía que hablaros de este documental es que la principal protagonista de este relato es María de la O Lejárraga.¡Cuánto ha sonado ese nombre en mis oídos en los últimos años! Descubrí la historia de María Lejárraga como lo descubro todo en mi vida, a través de los libros. Fue en la novela de Vanessa Montfort, La mujer sin nombre(puedes leer la entrevista a Vanessa Montfort aquíy la reseña de la novela aquí), donde leí por primera vez sobre aquella escritora, nacida en San Millán de la Cogolla (Logroño, 1874) y fallecida en Buenos Aires, en 1974. Menuda historia la de Lejárraga, cuyo nombre estuvo sepultado bajo el de su marido, Gregorio Martínez Sierra, durante toda su vida. Era ella la que escribía todas las obras. Era él el que se llevaba todos los aplausos.El nombre de María no figuraba en ninguna publicación. Únicamente, el de Gregorio Martínez Sierra.
Y ahora viene Laura Hojman a poner imagen y voz a la historia de María Lejárraga, con este documental al que, sí o sí, hay que asomarse para aprender más de la vida de aquella mujer que, junto a otras muchas, desbrozaron el camino para ti, para mí, para todas. Y encima, lo hace con esa delicadeza, y esa dulzura, y ese cariño, que ya vi en Los días azules.
A las mujeres de España empieza así:
«Ustedes, como mujeres, son las depositarias de la vida. Estudien ustedes. Busquen en los libros. Y no teman que, por mirar cara a cara a la vida, vayan a perder su facultad de ensueño o vayan a quitarle poesía al vivir. Por el contrario, los sueños más nobles son los que están fundados en la realidad. Nunca el saber ha cortado las alas del ensueño. Y el apasionamiento, créanlo, es lo único por lo que vale la pena vivir. Las quiero a ustedes, futuras mujeres españolas, las que han de salvar y redimir a España, apasionadas e ilusionadas. Hay algo tan grande que las está esperando».
El punto de partida del documental será el momento en el que Gregorio y María se conocen en una verbena de Carabanchel. Allí descubren que tienen intereses comunes, como la literatura y el teatro. Se enamoran y unen sus vidas.
A partir de ese punto se irá avanzando en el tiempo, y se nos irá relatando los hitos más importantes en la vida de la escritora, como la fundación de la Biblioteca Educativa o el nacimiento de la revista literaria Helios, la primera publicación del Modernismo en la que figuraban nombres como Juan Ramón Jiménez, Pedro Pérez de Ayala o el propio Gregorio. Entre las páginas de aquella revista, multitud de firmas conocidas.
Irán pasando los años, vendrán escritos, amigos, desengaños, miedos, de los que os hablaré más adelante. Y la veremos afiliarse al Partido Socialista, cuando ya había cumplido los 60 años. Llegará la república, irá como candidata a las elecciones por Granada en las votaciones de noviembre de 1933, la primera vez que se les permitía a las mujeres votar. Y de ahí al Congreso de los Diputados, y al cargo de Vicepresidenta de la Comisión de la Instrucción Pública. Pero también llegaría la guerra civil, con la que se retrocedió en todos los derechos que la mujer había conseguido, y su exilio. Y la Segunda Guerra Mundial.
No fue hasta la muerte de Gregorio, cuando María trató de recuperar el lugar que le pertenecía. Tras el fallecimiento del que fue su marido, Lejárraga luchará por sus derechos de autor. La trampa quedaba sin efecto. ¿Cómo iba a seguir firmando obras una persona fallecida? Gregorio conoció a Catalina Bárcena en 1906. Fue la actriz que encarnaba los papeles femeninos que María escribía para el teatro. Se enamoraron y María, digamos, se quitó de en medio, pero siguió colaborando con Gregorio y escribiendo para él. Pero claro, Gregorio y Catalina tuvieron una hija. ¿A quién le correspondía la herencia de Martínez Sierra? Y aunque él había firmado un documento en el que reconocía la colaboración de su mujer (duele escribir esto), en su testamento no mencionó a María. Así que a la escritora le tocó desde el exilio luchar por lo suyo porque hasta esa fecha, como otras muchas, fue una mujer borrada que trataba ahora de materializarse.
Un capítulo aparte serán las amistades que mantuvo con hombres importantes de la esfera literaria de la época. Me ha parecido muy divertido saber lo distintos que eran Juan Ramón Jiménez y ella.Él, todo tristeza. Ella, toda luz. Y a pesar de ello, la amistad tan intensa que tenían. Otros hombres importantes que pasaron por su vida fueron Joaquín Turina o Manuel de Falla.¡Cuántos celos entre ambos por la amistad con María! Música y letra se unieron a partir de aquellas amistades y dieron como fruto obras de la talla de El amor brujo o Margot. No lo olvides, obras en las que no aparecía el nombre de ella, sino el de su marido.
Y una vez que se separó de Gregorio comenzó a granjearse amistades femeninas, mujeres intelectuales, como ella, -María de Maeztu, Victoria Kent, Zenobia Camprubí, Elena Fortún-, que querían cambiar el mundo, que querían que se les escuchara porque su voz tenía tanto valor con el de los hombres. Eran tiempos de cambios. Llegaba el feminismo.
Obviamente, se hará también un repaso a sus obras. Cuentos breves. Lecturas recreativas para niños supuso un punto de inflexión en su vida. Habría muchos más. Pero en aquel 1899, cuando se publicó la obra firmada por la propia María, a su familia no le pareció bien. Decidió entonces que su nombre jamás volvería a verse impreso en una publicación. Y ahí firmó su sentencia de muerte. Todas las demás obras que escribió -artículos, novelas, piezas de teatro-, llevarían el nombre de su marido. ¿Cómo permitió aquello? El mismo documental responde a nuestra pregunta. Para María era más importante poder escribir y que sus obras llegaran al público que llevarse todas las alabanzas por el éxito y la fama. Ella prefirió quedar en un segundo plano porque no le gustaba ser centro de atención ni estar en el ojo de la popularidad. Nace así la marca Martínez Sierra. Me resulta curioso imaginar, sabiendo que muchas de las obras que escribía María, y firmaba Gregorio, llevaban insertas pinceladas feministas, lo que pensaría la opinión popular del marido. ¿Lo verían como un hombre muy moderno?
De muchas de sus obras podremos escuchar algún fragmento en este documental. Me he quedado muy pillada con Cartas a las mujeres de España, una recopilación de artículos publicados a lo largo de 1915, en la revista Blanco y Negro bajo el título genérico de La mujer moderna: Cartas a las mujeres de España. Un volumen, de nuevo estaban firmados por Gregorio, con el que se trataba de despertar a la mujer de un sueño que ya duraba demasiado. Eran textos con los que se intentaba animar a la mujer para que dejara de bordar y leyera libros, para que estudiase, se cultivase, o se interesase por diversas materias. Ella quería alertar a las mujeres para que no les ocurriera lo que a ella.
«¡No se alarmen ustedes, señoras mías! Precisamente hace tiempo que tenía yo deseo de pronunciar en público, delante de ustedes, la temerosa palabra: feminismo.
[...]
El feminismo quiere sencillamente que las mujeres alcancen la plenitud de su vida, es decir, que tengan los mismos derechos y los mismos deberes que los hombres, que gobiernen el mundo a medias con ellos, ya que a medias le pueblan. [...] Pretende que lleven ellas y ellos una vida serena, fundada en la mutua tolerancia que cabe entre iguales, no en la rencorosa y degradante sumisión del que es menos.
[...]
Y no se avergüencen ustedes de la pelea, no les dé rubor proclamarse de una vez para siempre feministas».
Porque no todo gira en torno al amor.
«El que pone su dicha a una sola carta, antes de jugarla, la tiene perdida. Y ustedes, están acostumbradas por tradición de siglos, ha ponerla exclusivamente en la carta del amor, que es la más caprichosa y la más insegura de todas. No debéis confiar todas vuestras venturas al solo navío del amor. Hay que lanzar las naves por todos los anchos rumbos de la mar: trabajos, ambiciones, estudios, creación. Hay que tener, señoras, en la vida, intereses de realizaciones que estén fuera del amor. Hay que amar, desde luego, que el amor es la flor de la vida, pero hay que vivir. Hay que vivir y ser felices porque hay que dejar, después de nuestra muerte, testimonio de que no hemos vivido la vida en balde. En los libros, en las comedias, en las novelas, en los poemas, la mujer, para que el hombre sea feliz, debe sonreír para él, debe vivir exclusivamente para su amor. Eso dicen los libros pero hay que tener en cuenta, señoras, que esos libros los han escrito los hombres».
El documental se estructura en dos partes. La primera se denomina Gregorio y yo, precisamente como el título de la obra que publicó en 1953, y en la que, por primera vez, se hacía público no que María Lejárraga era la autora de las obras que firmó su marido Gregorio, sino que ella colaboró con él. Aún así, se la comieron los lobos. Si llega a contar la verdad...
Y la segunda, Las mujeres de España, una vez que se ha separado de Gregorio y empiezan a emerger mujeres que lideran los movimientos feministas. Llegan los tiempos del Lyceum club y la asociación feminista fundada por la propia María.
Para narrarnos todo esto, el documental cuenta con diversas intervenciones que paso a enumerar:
- Mi querida Vanessa Montfort, escritora y dramaturga, que tanto homenaje ha hecho a María Lejárraga con su novela y con la obra teatral Firmado Lejárraga.
- Isabel Lizarraga, escritora
- Rosa Montero, escritora
- Remedios Zafra, escritora y ensayista
- Antonina Rodrigo, escritora
- María Luz González, directora del CEDOA
- Juan Aguilera, profesor y escritor
- Manuela Carmena, jueza y política
Al margen de todas estas intervenciones, la narradora de esta historia será Kiti Mánver. Y ella misma será la que ponga voz a las palabras de María, leyendo fragmentos de sus obras. ¡Qué preciosa entonación la de Mánver! ¡Qué voz más cálida! Y qué buena elección hace Laura y su equipo a la hora de elegir a los narradores de estos documentales. Todavía recuerdo el arrullo de la voz de Pedro Casablanc, en Los días azules.
Pero si tiene ojo para elegir a los narradores, no lo es menos con la música. Las melodías que acompañan al documental son un complemento perfecto, a cargo de, no podía ser de otra manera, Pablo Cervantes. Cada nota se fusiona con cada imagen, con cada palabra.
También resulta un acierto la actriz que encarna a María -Cristina Domínguez-, la ambientación, el trabajo de vestuario, peluquería,... Perfecto todo.
En fin que esto es, a grandes rasgos y de manera muy desordenada, lo que nos cuenta este documental. Para tener una visión más completa de la vida de María Lejárraga te invito a ver esta nueva película de Laura Hojman que, como dije antes, está disponible en Filmin. Ojalá llegue a más plataformas porque este vuelve a ser un trabajo precioso de la cineasta sevillana, que bien merece que llegue lejos, lejísimo. Lamentablemente, y aunque estaba nominado como Mejor Documental en los últimos Goya, no llegó a alzarse con el premio. Pero si un documental como este emociona tanto como lo hace A las mujeres de España, el premio ya se lo ha llevado su creadora. A mí me ha conmovido esta narración, casi al punto de la lágrima. Por un lado, porque me apena profundamente que mis antepasadas tuvieran que tragar con lo que tragaron. Por otro, porque, tras verlo, me han entrado unas ganas inmensas de levantarme de la silla y de gritar.
Hoy es día de manifestación y esta noche soñaré que entro por las puertas del Lyceum Club y entre sus paredes escucho a algunas de aquellas brillantes mujeres hablar de mi futuro.
Por todas las mujeres que nos precedieron: Clara Campoamor, Margarita Nelken, María de Maeztu, Matilde Ucelay, Zenobia Camprubí, María Teresa León, Carmen de Burgos, Delhy Tejero, Elena Fortún, Lilly Rose Schenrich, marquesa del Ter, Victoria Kent, Enriqueta Otero, Isabel Oyarzábal, Concha Méndez, Luisa Carnés, María Luz Morales, María Goyri, Matilde Huici, Rosa Chacel, Ángeles Santos Torroella, Federica Montseny, María Zambrano, María Blanchard, Ernestina de Champourcin, Emilia Pardo Bazán, Maruja Mallo, María Lejárraga.
Por todas las que aún siguen ocultas entre sombras.
Por ti, por mí, por nosotras.
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