Año: 2023Nacionalidad: España
Director: Juan Galiñanes
Reparto: Luis Tosar, Álex García, Elena Anaya, Isabel Naveira, Aron Piper, María Luisa Mayol, Pepa García,...
Género: Thriller
Sinopsis: Sergio (Luis Tosar) tiene graves problemas con el juego. Tras jurar a su esposa que no volvería a caer, recibe un soplo sobre un supuesto amaño de un partido de futbol e, incapaz de cumplir su promesa, regresa a la casa de apuestas con la intención de recuperar todo el dinero perdido. El soplo resulta ser cierto y por fin su suerte va a cambiar… pero Alejo (Aron Piper) con un pasado salpicado también por el juego irrumpe armado en el local. Pablo (Alex García) francotirador del GEO, es presionado por la comisaria Costa (Elena Anaya) para prestar servicio en el atraco. Pero la cabeza del GEO está en otro sitio, en el hospital, donde la vida de su hijo pende de un hilo. El destino hace que Sergio y Pablo se vean envueltos en un atraco a una casa de apuestas, donde un disparo cambiará sus vidas para siempre.
Qué tedioso resulta el verano en el panorama cinematográfico. En esos meses, me cuesta encontrar una película que me guste, ni en sala grande ni en plataforma, así que celebré con infinita alegría el estreno de Fatum en Amazon Prime, el pasado mes de agosto.
Fatum, palabra que procede del latín, viene a referirse a lo que está ya vaticinado, al destino. Y mucho de destino hay en esta película, de lastimosas casualidades que cambian la vida de los personajes de un segundo a otro.
La sinopsis que figura más arriba es bastante completa y precisa. Efectivamente la trama se articula alrededor de dos familias, muy distintas, que van a unir sus vidas a raíz de un hecho trágico. Por un lado, Sergio y Lidia son los padres de Daniel y Laura. Es un matrimonio roto. Él es ludópata. Ella está cansada de perdonarle. Ha intentado llevarse a los hijos fuera del domicilio conyugal y abandonar a Sergio, pero este la convence, insistiendo en que todo va a cambiar, y ella le vuelve a dar otra oportunidad. No obstante, el destino persigue a Sergio, que trata de eludir las tentaciones hasta que al final vuelve a caer.
Por otro lado, Pablo y Marta son los padres de Roi. El pequeño sufre una cardiopatía y necesita un trasplante de corazón. Mientras ese nuevo órgano llega para el hijo, la pareja trata de mantener una vida tranquila y feliz. El matrimonio se lleva bien y la unión entre padre e hijo es muy sólida. Pero aquí viene de nuevo el destino a trastocarlo todo. Roi sufre una crisis y acaba ingresado de urgencias en el hospital. Su corazón ya no aguanta mucho más. Por si eso fuera poco, Pablo, francotirador de profesión, recibe el aviso de un atraco en una casa de apuestas y tiene que incorporarse al operativo policial. El resultado de esta acción policial unirá su vida a la de Sergio de la peor manera posible, y es ahí donde arranca realmente esta historia.
Temas
Si analizamos Fatum desde el punto de vista temático veremos que no explora campos que no hayan sido ya trillados. Esta película pone sobre la mesa una cuestión que ya hemos visto en otros largometrajes y no por ello deja de tener interés, al menos para mí. La pregunta es: ¿Qué está dispuesto un padre a hacer por salvar o vengar a su hijo? ¿Hasta dónde es capaz de llegar? No son pocas las películas que abordan esta cuestión. Se me vienen a la mente títulos relativamente recientes como John Q. (2002), interpretada por Denzel Washington, o Tu hijo (2018), protagonizada por José Coronado, película que ya pasó por este espacio (clic aquí para leer mi opinión). Fatum nos habla de esto mismo, de esa conexión entre padres e hijos, de progenitores dispuestos (o no) a lo que sea con tal de vengarlos o de salvarlos. Y ahí radica la reflexión que nos deja este tipo de historias, preguntarnos si todo lo que hace un padre es lícito y justificable o, en contra, y a pesar de la llamada de la sangre, hay actitudes reprobables. Sergio necesita hacer justicia, mientras que Pablo solo quiere un corazón para su hijo. El problema está en el precio que tiene que pagar para salvarlo.
Y, en paralelo, asoma el sentimiento de culpa, esa sensación que no pocas veces experimenta el hombre porque el ser humano es imperfecto, comete errores y, a veces, tales equivocaciones se pagan muy caro. Tanto Sergio como Pablo se sienten culpables. Cada uno, desde su posición, se reprochará lo que ha hecho o lo que no ha hecho, se sentirán acorralados, sin poder dar marcha atrás para cambiar el rumbo de los acontecimientos; tendrán que lidiar contra sus propios demonios, desesperados, abatidos, casi al punto de la locura. Una culpabilidad que, además, es acrecentada por lo que los demás opinan de ellos. En el caso Sergio, le basta la mirada silenciosa de su mujer para que caiga sobre él el peso de la fatalidad. En cuanto a Pablo, una reacción impulsiva puede condenar a muerte a su hijo.
Y no podemos olvidar otra cuestión: la venganza. Pero de este punto no os adelanto nada.
Qué me ha gustado y qué no me ha gustado de este largometraje
Por ser breve. Me ha gustado la temática que, no por estar muy manida, deja de interesarme. El hombre es tan capaz de cualquier cosa que, al ponerlo en una situación límite, puede derivar en infinidad de derroteros. Creo que es un vasto campo en el que explorar. El problema está en que, y ahí viene lo que no me ha gustado, Fatum es bastante previsible. De hecho, creo que con lo que se aporta en la sinopsis os podéis hacer una somera idea de por dónde irán los tiros. Y si no, en cuanto te sientes a verla y llegues a la escena del atraco en la casa de apuestas ya sabrás lo que va a ocurrir. Pero también os digo que, no por ello, se me hizo una película aburrida.
Otra cosa, y por señalar otro punto negativo, es el sonido y la vocalización de los actores. A Álex García se le entiende difícilmente. No vocaliza. Habla para adentro, sin proyectar la voz. Este problema es muy común en el cine español. Es frecuente que nos topemos con actores (especialmente) y actrices que a los que no se les entiende nada. También suele pecar de defectuosa la parte sonora de ciertas películas, en las que la banda sonora truena y los diálogos transcurren en susurros. Más equilibrio, por favor.
Personajes e interpretación
Cinco son los personajes sobre cuyos hombros recae toda la historia, aunque serán solo dos de ellos los que colmen toda nuestra atención: Sergio y Pablo.
Sergio es el hombre arrastrado por sus debilidades. Cuando lo conocemos ha tocado fondo. Sabe que ha hecho mucho daño a su familia, que ha perdido toda credibilidad, que se le han dado infinidad de oportunidades y la caga (con perdón) una y otra vez, una y otra vez. No parece que aprenda de sus errores. ¿Qué sentimos al conocerlo? En el espectador se mezclan varias emociones. Es inevitable señalarlo con el dedo porque él es el responsable de un matrimonio roto. Su adicción ha destrozado a la familia. Su mujer ha dejado de creer en él y Daniel, el hijo mayor, el adolescente, el que ya entiende lo que ocurre sin que nadie se lo explique, lo mira con recelo y desconfianza. Pero, a la vez, resulta un personaje del que nos vamos a compadecer. La ludopatía es una enfermedad y los que la sufren son enfermos. En realidad, Sergio tiene buenas intenciones, quiere cambiar porque su familia le importa. Pero tantas veces va el cántaro a la fuente... Quizá sea ya demasiado tarde para él.
Luis Tosar es el encargado de dar vida a Sergio. Y, como os podéis imaginar, hace un trabajo encomiable. Hay espectadores que aseguran que Álex García supera en credibilidad a Tosar, pero yo no lo veo así. Pocas pinceladas en cuanto a caracterización le bastan para dar forma a cualquier personaje que se le ponga por delante. Por hablar en broma, a Tosar le pones una melena larga y una cola de sirena, y es capaz de clavar a la Sirenita de Disney. Qué versatilidad tiene este actor y qué capacidad tan camaleónica para cualquier papel en el que se tenga que meter. Yo me creo siempre (o casi siempre; no recuerdo un trabajo suyo que me haya decepcionado totalmente) a Tosar. Y me lo creo en esta película, al ver cómo Sergio está a punto de perderlo todo; cómo ese padre tiene que llevar sobre sus hombros la culpa por ser el causante de condenar a su familia al abismo; me creo su desesperación por, de algún modo, recomponer el roto que ha causado, aunque sea del modo en el que se plantea.
Y luego, está Pablo, ese marido solícito y ese padre atento. Tiene un trabajo complicado y peligroso que, hasta el momento, no ha afectado a su relación conyugal, ni a su papel como padre. Al margen de hacer bien su trabajo, la máxima preocupación de Pablo es Roi y su corazón. La película hace especial hincapié en la relación paterno-filial, en cómo hay una unión potentísima entre Pablo y Roi, basada en el interés del pequeño por los cómics y los superhéroes. Es necesario mostrar esa conexión para que luego entendamos la difícil situación en la que se verá envuelto Pablo. Y ahí viene la pregunta que lancé antes:¿hasta dónde será capaz de llegar?
Como dije anteriormente, he leído muchas opiniones que alaban el papel de Álex García por encima del de Luis Tosar pero, insisto, no lo veo así. Debo admitir que, a ratos, la interpretación del actor me ha parecido sobreactuada. Pablo, su personaje, ha cometido un error, un gravísimo error que tiene una consecuencia negativa pero, por paradójico que parezca, también tiene un lado positivo. Él se debate entre la culpa y el alivio, siendo el primer sentimiento el de mayor peso. No niego que vivir lo que vive Pablo es duro. Lo que ha ocurrido se podía haber evitado si hubiera estado en lo que tenía que estar pero, a mí, la desesperación que siente me parece excesiva, histriónica, desorbitante. Y es que, además, resulta que si las cosas hubieran salido de otro modo no habría esperanza posible.
Y luego están las esposas -Marta (Pepa Gracia) y Lidia (María Luisa Mayol)-, que sufren las consecuencias de los errores de sus parejas. De las dos, el personaje femenino que más me ha tocado la fibra sensible, incluso mucho más que lo concerniente a los personajes masculinos, es el de Lidia. Ella está aburrida de confiar en su marido, de perdonarle una y otra vez. ¿Por qué tiene que soportar lo que soporta? Si solo se dedica a trabajar, a cuidar del hogar y de sus hijos, ¿por qué no vivir con cierta paz? Los actos de su marido la arrastran a la situación más dolorosa que puede vivir una madre. Porque, aunque contra la fatalidad no podemos hacer nada, como dice el refrán, quién evita la ocasión, evita el peligro. Y ahí sí somos elementos activos en la rueda del azar.
Me parece admirable la reacción de Lidia, una vez que ha asumido que el destino le ha vuelto a pasar por encima. Cuando la resignación se instala en su interior, envuelve el dolor como puede, y toma una decisión valiente. Ya no quiere plantar más batalla, ya no quiere luchar más. Tira la toalla y se deja arrastrar por la vida. Y esa actitud, esa entrega a la derrota es lo que más me duele y, a la vez, lo que más me ha gustado de este personaje.
A María Luisa Mayol no le hace falta más que sus ojos para transmitirnos todo el pesar, toda la tristeza, todo el hundimiento de una madre que se ve abocada a un futuro semivacío por la mala cabeza de su marido. Hacer las cosas mal, ser consciente de ello, reincidir, siempre tiene consecuencias. Lo malo es que tales acciones no solo repercuten al actor sino que, como una enorme ola, se lleva por delante a los que le rodean. Y en ese tsunami va Lidia, la pequeña Laura, y el joven Daniel.
En definitiva, Fatum es una película interesante de ver. Quizá no te parezca un producto imprescindible y probablemente la olvides más pronto que tarde, pero si lo que buscas es un largometraje que te entretenga, con suspense y tensión, potenciada por la banda sonora, y con buenas actuaciones, creo que esta película te vendrá bien. Resulta ser el debut como director de Juan Galiñanes, que ya contribuyó en el guion de Quien a hierro mata.
La tienes en Amazon Prime.