Hace unas semanas pude conversar con Carmen Macedo, autora de La noche que sonaron las campanas, editado por N de Novela. Esta es la primera novela de la autora sevillana, una novela cuyo germen nació como trabajo final del Máster de Escritura Creativa que Macedo cursó en la Universidad de Sevilla. Carmen confiesa ser lectora de novela negra, policíaca y de thriller, y dice haber escrito el tipo de novela que a ella le gusta leer. Sin ninguna pretensión y casi sin creérselo todavía, la novela llega a la librerías, prometiendo al lector una historia que nos transportará a Asturias, tierra de leyendas y mitos. Bajo un legendario tejo aparecerá el cadáver de un hombre.¿Qué se esconde tras este crimen?
Ahí va mi conversación con la autora.
[Foto facilitada por la autora] |
Marisa G.- Carmen, un placer conocerte. La noche que sonaron las campanas es tu primera novela, así que felicidades y enhorabuena por su publicación, algo que no siempre resulta fácil.
Carmen M.- Verdad. Muchas gracias.
M.G.- Antes de meternos de lleno en la novela, cuéntame. Profesionalmente, te mueves en el mundo del marketing, la comunicación, el periodismo. Sin embargo, lo que realmente te gusta es la escritura y la criminología. ¿No es así?
C.M.- Bueno, soy periodista. Cuando terminé la carrera, hice un máster de criminología porque me gustaba el derecho penal y todo lo relacionado con la investigación criminal. Buscaba especializarme en sucesos y tribunales. Pero siempre me he dedicado profesionalmente al marketing y a la generación de contenido. La escritura era como una asignatura pendiente, una afición oculta. Fue por lo que hice el Máster en Escritura Creativa de la Universidad de Sevilla y porque, por entonces, ya tenía un poco más de estabilidad laboral y personal.
M.G.- ¿Y La noche que sonaron las campanas es tu primera novela publicada y escrita o hay otras novelas que aguardan en un cajón, como le ocurre a otros escritores?
C.M.- No. Es mi primera novela publicada y mi primera novela escrita. No hay otras. Bueno, sólo hay relatos cortos, algunos poemas, algunas escenas sueltas, probando distintos géneros, de ficción, de no ficción. Pero novela, como tal, ésta es la única que tengo terminada.
M.G. ¿Y cómo llegas a la editorial N de Novela?
C.M.- Pues mira, esta novela, en su versión preliminar, la trabajé para el TFM del máster. Era mucho más corta, con menos profundidad. Cuando terminé el máster, algunos profesores me comentaron que creían que la novela era publicable si la trabajaba más, si la ampliaba un poco. Estuve un tiempo, yo solita, trabajando en la novela para mejorarla, según mi criterio, y cuando entendí que estaba, más o menos, enseñable, la moví un poco entre algunas agencias literarias. Una de ellas se interesó por la novela, me contactó y llegué a un acuerdo con ellos. Durante un tiempo, estuvimos perfilando algunos aspectos de la novela y luego, cuando estuvo bien trabajada, fueron ellos los que empezaron a moverla entre las editoriales y fue N de Novela los que mostraron interés por publicarla.
M.G.- ¿Y qué le dirías a los lectores sobre tu novela? ¿Cuál es la historia que van a encontrar en este libro?
C.M.- Fundamentalmente, es una historia de investigadores. En esencia, es una novela policial que narra la investigación que se lleva a cabo para esclarecer una muerte, en principio, violenta. El cadáver de un concejal aparece debajo de un árbol milenario en un concejo del interior de Asturias, aunque el concejal ejerce en otro concejo asturiano distinto. Una de las líneas de investigación tiene que ver con ese cargo público que ostentaba la víctima. Pero claro, aparece debajo de un árbol considerado sagrado desde la antigüedad, así que, los lectores van a encontrar también misterios y leyendas.
M.G.- ¿Cómo, cuándo y por qué nace La noche que sonaron las campanas? ¿De dónde nace la idea para esta novela, con estos elementos, esta muerte violenta, precisamente en Asturias?
C.M.- El género de novela policial, con un componente mágico o de misterio, responde a mi interés como lectora. He viajado mucho por el norte de España, pero Asturias es el lugar donde más veces he ido. La he pateado muchísimo, desde muy jovencita. Desde siempre, he tenido la idea de que, cuando escribiera algo en serio, tenía que ambientarlo en Asturias porque es el escenario adecuado para el tipo de novela que yo quería escribir. Y hace unos cuantos años, en uno de mis viajes, descubrí el tejo, como especie. Fue en Cantabria, en el Valle de Liébana, en Santa María de Lebeña. Yo no sabía ni lo que era un tejo pero hicimos una ruta y nuestra guía nos contó la historia del tejo de Santa María de Lebeña. Una pasada. Pues bien, al verano siguiente o así, estando en Asturias y buscando una ruta, amplié mucho el mapa y leo Tejo de Bermiego. Dije ¡ostras! y fui a verlo. Ese enclave es súper mágico. Supe entonces que ese era el lugar en el que quería que mi novela arrancara. La novela no está ambientada totalmente en Bermiego pero sí es una localidad que tiene mucho peso.
M.G.- Ese tejo tendrá mucho protagonismo y bajo el mismo, aparecerá el cadáver del concejal en determinada pose. ¿Cómo?
C.M.- La escena es un poco rocambolesca. El pobre hombre no aparece allí tirado, sin más, sino que lo encontrarán con las piernas amputadas o semi amputadas, semi enterrado y apoyado sobre sus manos. Será una vecina del pueblo la que encuentre el cuerpo. Cuando días después llega la UCO, se encontrará como un escenario, en cierto modo, teatralizado. Por la manera en la que está dispuesto el cadáver, por el escenario, empiezan a pensar que se puede tratar de un crimen ritual, de alguna ceremonia extraña. Eso se unirá a la condición política del muerto.
M.G.- Entonces, el hecho de que se trate de un político, ¿tendrá relevancia en la trama?
C.M.- Bueno, se trata de tener distintos elementos que nos permitan explorar diferentes vías. El caso que presenta la novela no está basado en ningún otro que sea real. Ni tampoco está inspirado. Pero sí es verdad que, en España, y más concretamente en el norte, sí han habido casos de políticos asesinados. Esto es una novela y quiero que el lector juegue un poquito a los detectives, que vea por dónde pueden venir los tiros, nunca mejor dicho.
M.G.- Es un thriller rural, en un municipio, cuya población no llega ni a cien habitantes. Eso aporta a la historia una serie de elementos que enriquecen la trama.
C.M.- Sí. Hay una parte importante de leyenda, de tradición oral y popular. Eso suele estar en los pueblos, no sólo en los de Asturias, sino en cualquier lugar de España. Pero es que, además, yo quería poner el foco de atención en el entorno rural asturiano porque es único, original y diferente a todo. Son los pueblos con una esencia más profunda y más auténtica. Las familias de esos pueblos, al margen de vivir de la ganadería, viven en un paraíso. Y para los que vivimos en una ciudad, aunque no sea muy grande, como le ocurre a Sevilla, visitar Bermiego nos hace plantearnos muchas cosas, como nuestra forma de vida, nuestro ritmo, las necesidades que tenemos,... Yo quería poner el foco ahí y reivindicar que se cuide el tejo. El de Bermiego tiene entre mil y dos mil años y hay que cuidarlo porque el tejo tiene consideración de Monumento Natural, por un Real Decreto del año 95. Esta novela es como un homenaje a esos lugares que me encantan, a la tradición,... También me da mucha pena todos esos pueblos que se están vaciando porque se pierde su historia.
M.G.- Tu novela se puede entender también como una defensa del medio ambiente, ¿no? Porque lo estamos destrozando.
C.M.- Es lo que hacemos. Aunque no sé muy bien qué debemos hacer con la naturaleza. ¿Dejarla a su aire y no entorpecer? Por un lado, a veces pienso que los que sobramos somos los humanos. Por otro lado, si la gente no cuida de la naturaleza se terminaría perdiendo. Pero, sin duda, es un homenaje. Como vivo entre cemento y asfalto, cuando voy a lugares como Bermiego, alucino. No te digo que me gustaría quedarme allí porque seguramente sería difícil. No estoy acostumbrada a vivir en un entorno así.
M.G.- Entiendo. Y ese tejo milenario, que tendrá bastante relevancia en la novela, es muy curioso. Se dice de él que es el árbol de la vida y de la muerte.
C.M.- El tejo se conoce como el árbol de la vida y de la muerte desde los celtas porque tiene, en casi todas sus partes, un alcaloide, una toxina muy potente. Es venenoso y, evidentemente, no se puede consumir. Julio César ya lo dice en La guerra de las Galias, que el jugo del tejo se usaba como medio para hacer sacrificios rituales. A su vez, los celtas lo usaban para defenderse. Con la misma madera del tejo fabricaban flechas y recubrían su punta con el veneno del tejo. No obstante, sus principios activos se usan también en ciertos tratamientos médicos.
M.G.- Es curioso... Bueno, la víctima se llama Amador Braña, si no me equivoco, y el equipo de investigación que tiene que descubrir quién mató al concejal está liderado por un andaluz que se llama Juan Peña. ¿Cómo es este personaje?
C.M.- Juan Peña es andaluz, de Sanlúcar de Barrameda. Pertenece a la UCO y está afincado en Madrid. No es el único andaluz de la novela porque su compañero también es de Cádiz. Juan Peña tiene cincuenta años. Cuando arranca la novela acaba de ser abuelo. Es un momento muy significativo en su vida porque se va a plantear muchas cosas, como sus prioridades. En esas está cuando se tiene que hacer cargo de la investigación que va a poner a prueba sus esquemas mentales. Es un investigador de homicidio no muy dado a los procedimientos y a las leyes. Además, aunque es la primera vez que va a Asturias a resolver un caso, tiene ciertos fantasmas e historias personales vinculados con ese lugar, que han sido importantes para él. Eso ha impedido hasta ahora que Juan regrese a Asturias. Creo que es un personaje que nos va a sorprender. Tiene ciertas características que son muy necesarias hoy día, como la empatía.
M.G.- Y tendrá un equipo a su cargo.
C.M.- Sí, él cuenta con tres compañeros: el sargento Rubio, el cabo Cava y la guardia León. Los personajes es algo que he trabajado mucho. En Asturias se tendrán que entender con los guardias locales, los que llevaban el caso antes de que apareciera la UCO. En la novela se aborda también cómo es la relación entre ambos equipos.
M.G.- ¿Y quién es Golondru?
C.M.- Golondru es uno de mis personajes favoritos de la novela. Es el bueno entre las personas del entorno de la víctima. Es un señor mayor, el amigo de pesca de la víctima. En las parejas de pesca es algo habitual que uno sea muy mayor y el otro muy joven. Es un personaje que nos va a hacer reflexionar porque viene de vuelta de todo. Es como la voz de la experiencia pero no quiero desvelar mucho más de él. Es mejor leer la novela.
M.G.- Carmen, esta novela es muy sensorial. Es una novela que suena, desde el mismo título, que nos habla de campanas, y también suena a través de esa coruxa, esa lechuza que vemos en la cubierta.
C.M.- Mira, a mí es que me ocurrió una cosa una vez. Ojalá que me vuelva a ocurrir pero no creo que vuelva a tener esa suerte. Yo he oído una manada de lobos en plena naturaleza. Es algo que no aparece en la novela porque me ocurrió cuando ya estaba escrita. Si no, hubiera metido hasta lobos. Cuando estás en un pueblo como Bermiego, en medio de la montaña, y de noche, el silencio es abrumador pero también hay un montón de sonidos. Son esos sonidos los que, al final, sirven para dar voz a la gente del lugar, y para adentrarnos en todo ese mundo de leyendas. La lechuza de la cubierta y el sonido de las campanas son un poco la representación de todos esos sonidos que se escuchan en un pueblo como este, augurios de cosas buenas o malas, según quién te cuente la leyenda. A lo largo de la novela vamos a ir viendo qué significan esos sonidos. Van a tener un papel importante en el devenir de la investigación.
M.G.- ¿A qué tipo de documentación te ha obligado la escritura de esta novela?
C.M.- Antes de empezar a escribir la novela, no tuve un periodo de documentación demasiado grande. Los lugares que aparecen como ambientación cero son todos espacios que yo he recorrido sobradamente. De todos modos, durante la escritura y, sobre todo, cuando ya estaba casi terminándola, sí que volví a esos lugares porque quería comprobar de primera mano algunas cosas. Por Bermiego no te puedes pasear con el Google Maps, ni mucho menos. Tienes que ir allí.
Luego, sí tuve que documentarme bastante en cuestiones forenses, pero tengo algunos contactos con los que, por suerte, puedo hablar y puedo hacerles alguna consulta. Y también tuve que documentarme sobre la parte más histórica del tejo y la mitología asturiana, lo cual no resultó fácil porque la mitología asturiana no es tan conocida como la gallega, por ejemplo.
M.G.- Cuando nace un investigador nuevo, los lectores siempre nos preguntamos si cabe la posibilidad de que Juan Peña, en este caso, se convierta en personaje de saga. ¿Qué piensas?
C.M.- Pues, que cuando empecé a escribir la novela y aún recién terminada, no era una posibilidad con la que contaba. Es verdad que la novela tiene ingredientes que permitirían hacer una saga porque cuenta con un equipo de investigadores que se desplazan de un lugar a otro. Hoy pueden estar aquí y mañana allí. Y además, Juan Peña es como el anti-protagonista actual. Tenemos a un señor que no es joven, ni atractivo, es muy mundano, y a todos nos puede recordar a alguien que conocemos. Eso es algo que me han comentado muchos lectores. Entonces, ¿puede haber otras novelas? No te digo que no, pero también te digo que no será una obligación. Si no encuentro la manera de darle forma a una nueva novela, y que los personajes sumen, pues nada. A mí estos personajes me gustan, pero igualmente puedo construir otros.
M.G.- Y Carmen, primera novela y primera promoción a la que te enfrentas. Sé que has estado en la Feria del Libro de Madrid. ¿Qué sensaciones te bullen por dentro? ¿Cómo estás viviendo la promoción?
C.M.- Mira, yo escribí la novela sin pensar que un día se publicara. Era sólo una posibilidad muy remota. Ni siquiera pensé en la autopublicación. Yo sólo escribí la novela para que me gustara a mí. Así que no tenía ninguna pretensión. Es más, firmé el contrato con N de Novela sin ninguna pretensión y también me reuní con los editores sin ninguna pretensión. Y es la misma que tengo. Cero. Con lo cual, el día que publicaron la pre-venta fue como ufff. Ya no había vuelta atrás pero a mí me dicen que tengo que ir a Oviedo, y voy, que tengo que ir a la Feria del Libro de Madrid, y voy. Me lo tomo con mucho estrés porque yo trabajo y tengo que cuadrarlo todo. Pero me lo paso bien.
M.G.- Bueno, de eso se trata, ¿no? De pasarlo bien. Sí hay autores a los que la promoción les abruma un poco.
M.C.- Esta novela ha tenido una promoción con la que yo no contaba. Yo, al dedicarme al marketing, sé lo que hay detrás de una promoción como esta. Y sí, me abruma pero tampoco esto significa nada, ni quiere decir nada. La editorial entendió que había que darle esa promoción y se la ha dado. Y ahora ya pasará lo que tenga que pasar con la novela.
M.G.- Pues como última pregunta, y teniendo en cuenta que esto es un thriller y a que a ti te gusta el género, me gustaría saber cuáles son los autores que te inspiran.
M.C.- Creo que, como referencias absolutas, y como autores que más me gustan, me quedo con Dolores Redondo y con Lorenzo Silva. Dolores Redondo tiene esa parte de realismo mágico maravillosa. En cuanto a sagas policiacas, me gusta mucho Lorenzo Silva. Y luego hay otros autores de otros géneros, como Aramburu, que me fascinan.
M.G.- No tengo más preguntas, Carmen. Te agradezco mucho que hayas estado aquí conmigo para conversar sobre esta novela. Te deseo mucha suerte. Muchas gracias y que sigas disfrutando.
M.C.- Muchas gracias, Marisa.
Sinopsis: EN EL SILENCIO DE LAS MONTAÑAS TODOS LOS RUIDOS ANUNCIAN LA MUERTE
El cadáver de un concejal aparece desmembrado y enterrado hasta las rodillas bajo las ramas de un tejo milenario. ¿Forma parte de un morboso ritual, de una venganza política o alguien ha copiado un terrible asesinato del pasado?
Las creencias populares y la celebración de unas extrañas ceremonias entre la niebla de las montañas asturianas inquietan al equipo policial encargado de la investigación, con el reflexivo teniente Juan Peña a la cabeza, quien deberá sumergirse en una realidad que parece más propia de otro orden.
Donde todos parecen ocultar algo, solo existe una manera de hallar la verdad: hurgando en lo más profundo de la sangrienta naturaleza humana, allí donde habita la raíz del miedo.