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LOS CAPULLOS NO REGALAN FLORES de Moderna de Pueblo.

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Editorial: Lumen.
Fecha publicación: marzo, 2013.
Nº Páginas: 352.
Precio: 19,90 €
Género: Novela.
Edición: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-670-0771-8

Autora

Moderna de Pueblo es en realidad Raquel Córcoles, nacida en Reus en 1986. Raquel empezó estudiando publicidad en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, para luego licenciarse en periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Tras varios años de periodista en prácticas, volvió al mundo de la publicidad y trabajó tres años de redactora en varias agencias. En 2011 abrió un blog para su álter ego "Moderna de Pueblo", y al hilo del éxito en la red publicó ese mismo año su primer álbum, titulado Soy de pueblo, que a fecha de hoy ya ha llegado a su cuarta edición y se ha traducido a diferentes idiomas. Raquel también ha sido colaboradora habitual de El Jueves. Actualmente sigue publicando sus viñetas en la revista Cuore y en su web www.modernadepueblo.com

Sinopsis

La vida de una joven que no cree en el amor, peroooo... quieren que le regalen flores.

Se trata de un cómic donde la protagonista es una chica de hoy, joven y con ganas de vivir experiencias nuevas, que se define diciendo "Eres de pueblo si naciste en un lugar donde no hay Corte Inglés". De ahí eso de Moderna de Pueblo, de ahí sus primeras decepciones al descubrir que la vida en la ciudad no es tan atractiva como parecía. Pero nuestra Moderna sabe reponerse y pelear por un lugar donde alojarse, trabajar y... enamorarse. ¿Enamorarse? Bueno, por lo menos intentarlo, porque la vida está sembrada de flores, pero los capullos abundan. Los hay egoístas, avaros, falsamente liberados o pegados aún a las faldas de su madre. Los hay que te cuentan mentiras, y otros que son demasiados sinceros, y unos cuantos que te piden que te abras de corazón y piernas sin rechistar.

Acompañan a Moderna un montón de amigos, dos hermanas muy especiales y una madre que quiere lo mejor para su hija, pero según sus propias leyes. Chica resuelta, muy "moderna", ella es una romántica que no cree en el amor, ¡pero que es feliz cuando por fin un capullo se molesta en regalarle flores! 

[Información facilitada por la editorial]


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Este año me he aficionado al cómic y a la novela gráfica y son varias las que han pasado por mis manos: Diario de una Volátil, Crisis de (ansiedad), Cooltureta. Una forma distinta de acercarse a un libro para, generalmente, reírte aunque hay otras como Maus de Art Spiegelman que lo que menos inspiran es risa.

Tras leer el último trabajo de Moderna de Pueblo, Cooltureta, me entraron unas ganas tremendas de conocer su anterior novela, Los capullos no regalan flores, así que, dicho y hecho. Aquí os traigo mi opinión. 

La protagonista de esta novela gráfica abandona su pueblo para buscarse un futuro en la gran ciudad. Atrás deja familia y a su novio de toda la vida, ese que hipotéticamente la esperaría tras su aventura urbana. Obviamente se olvidó de ella nada más que la chica puso el pie en la capital, convirtiéndose ipso facto en el primer capullo de su vida. 

En su nuevo destino buscará empleo, compartirá piso con otras dos chicas, conocerá a gente nueva y se dará cuenta lo pueblerina que es. Pero no hay cuidado. Tan solo se trata de observar e imitar hábitos y costumbres para ser una más, una moderna más que, junto a sus compañeras de piso, se lanzan a la búsqueda de novio, pero no uno cualquiera sino uno que no sea un capullo integral o como decía aquella británica que nació de las manos de Helen Fielding, que no sea un alcohólico, adicto al trabajo, fóbico al compromiso, misógino, megalómano, chovinista, sexista, gorrón emocional o pervertido. Alea iacta est y en el camino se topará con diversos individuos a los que va colocando etiqueta: el capullo fugitivo, el capullo capullo, el capullo cooltureta, el capullo perdonavidas, el capullo mareante, el capullo ideal, el capullo trimestral, el capullo Asperger,... Toda una retahíla de individuos que le harán dudar del amor.



Y así moderna, soportará a tíos que le restriegan en su cara sus infidelidades y se quedan tan panchos por el simple hecho de alzarse como hombres sinceros y que siempre van con la verdad por delante. O bien, saltará de rollo en rollo porque eso es lo que hace una moderna aunque el sistema no vaya mucho con ella. Y harta de unos y de otros, le llegará la liberación, desarrollará un odio furibundo contra los tíos y se convertirá en una gurú de las relaciones que dará consejos a mansalva. Pero el amor surgirá cuando menos lo espere y se dará cuenta que, entre tanto capullo, hay algún chico que realmente merece la pena. 

Bajo mi punto de vista Moderna no es tan moderna. Ella es más sencilla, más simple y aunque intenta adaptarse a esas normas urbanas que te hacen formar parte de una tribu, no comulga con todas sus disposiciones. Moderna no deja de ser una chica normal que solo desea tener un trabajo, unas amigas, un noviete con el que comparte sus días y sus noches. Pero lo que está estipulado es salir de caza y eso hace numerosas noches junto a sus amigas, deambular por bares y discotecas con una copa en la mano en busca de ese hombre que no las decepcione a la primera de cambio.

La verdad es que estas chicas son a veces un poco borde con los chicos que le entran y por los que no sienten ningún interés pero, a su vez, también les tocará sufrir en carnes propias el rechazo de los que le ponen la piel de gallina y ahí es donde precisamente he sentido más ternura por Moderna, porque la pobre mía se lleva más de un chasco, algunos totalmente bochornosos que me han recordado al más espantoso que he vivido en toda mi vida, algo que se resume en lo siguiente. Una noche de fiesta con amigos, a horas en que la noche comienza a dar paso al día. A esto que un chico dice que se va a casa y aprovechas la coyuntura y le pides que te acerque a la tuya; vamos de lo más normal, y sin ninguna intención oscura; y te subes en su coche, sonriente, comentando la noche tan divertida que habéis pasado, cuando el chico, muy serio, antes de arrancar siquiera, se gira, te mira y te dice: «Oye, que yo no quiero enrollarme contigo, ¿eh? Me caes muy bien pero no eres mi tipo».  Y en  ese preciso instante, te quedas ojiplática sin saber muy bien qué responder, hundida en el mugriento asiento de su coche, preguntándote en qué momento de la noche le has estado mandado señales libidinosas, quién se ha creído que es y por quién te toma. «Ya, hombre, ya» - le respondo con poquita voz sin salir de mi asombro porque en ese  momento, ese fuerte temperamento que me caracteriza anda en los brazos de Morfeo y atontado por alguna copa de más, y no reaccionas como deberías porque no te salen las palabras. Llevarme me llevó pero sumidos en un profundo silencio. La situación fue bochornosa e incómoda a más no poder y a partir de aquel momento, tomé la determinación de mantenerme lo más alejada de él por si le llegaban supuestas indirectas que mi cuerpo le enviaba sin mi control. Querido, dudo mucho que algún día leas esto pero si lo haces que sepas, capullo, que yo solo quería llegar a mi casa cuanto antes. Para dormir sola, capullo, sola. 

Lo bueno, y sin ánimo de venganza, predeterminación, alevosía aunque sí con nocturnidad, es que muuuchos años después le hice una jugarreta que le salió por uno ojo de la cara. Una historia de enredo que protagonicé junto a él por cosas que ocurren en la vida, un malentendido tremendamente divertido (para mí) que a él obviamente no le hizo ni chispa de gracia cuando tuvo que rascarse el bolsillo. ¿Justicia poética? Quizás. Por si acaso, no hemos vuelto a cruzar nuestros caminos.

Y volviendo a lo que nos ocupa, en Los capullos no regalan flores hay mucho texto, mucho más que en Cooltureta pero están organizados de manera más caótica, de tal modo que es un poco lioso leerlos, sin que sepamos muy bien qué orden hay que seguir. 

En cuanto a las ilustraciones, hechas con ordenador, son maravillosas, llenas de color y detalles hasta tal punto que me gustan más que las de Cooltureta. Hay que fijarse en las prendas de vestir, los objetos decorativos, las bebidas,... para entender toda la idiosincracia del postureo moderno. 



Confieso que me he reído mucho leyendo Los capullos... porque rezuma humor en cada página, en ocasiones con una fuerte carga de ironía aunque, la etapa de la vida que se describe pasó para mí hace mucho tiempo. Según he podido leer, las historias que sirven de base a la viñetas de este libro surgen de la propia experiencia de la autora, así como de la de sus amigas. Son situaciones comunes que cualquier chica joven puede vivir y por eso, aunque todo tipo de lector puede disfrutar con este nuevo álbum ilustrado, considero que Los capullos... está más dirigido a un público entre 20 y 30 años. 

Y ya sabéis, no desesperéis que después de una larga lista de capullos podéis encontrar a un chico que merezca la pena cuando menos lo esperéis. Pero ante todo, jamás perdáis el sentido del humor porque es así como hay que leer esta novela gráfica, para reírnos especialmente de nosotros mismos.

Podéis seguir las aventuras de Moderna de Pueblo en su web.

Os dejo con el divertido booktrailer:








Retos:


 

Podéis adquirirlo aquí:






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