Editorial: Suma de Letras.
Autor
Miguel Ángel Furones es el publicitario que ha ocupado el puesto más alto en la historia de la creatividad española: director creativo mundial de la multinacional Leo Burnett, con responsabilidad sobre 96 agencias de 94 países. Pero su pasión fue siempre escribir. Ha publicado cuentos en Quince historias que vienen a cuento, un ensayo sobre publicidad, El mundo de la publicidad, el libro de poemas El color de las palabras e incluso un ensayo sobre internet llamado Tres mil años de Internet. Ahora, retirado ya de su trabajo internacional, al tiempo que continúa con su labor publicitaria como presidente de Publicis España, se ha centrado en el ejercicio de la labor literaria. Primera clase es su segunda novela después de El escritor de anuncios (Suma, 2013).
Sinopsis
Aunque la música todavía suene, la última nota ya está escrita.
Alberto, el director de la Sinfónica de Chicago, decide abandonarlo todo y regresar a España. En el avión conoce a David, hijo de una alta ejecutiva de IBM que en esos momentos está volando de Londres a Bangkok para reunirse con su amante.
Belén y Alicia pasan la tarde juntas. Por los altavoces del salón de su casa se escucha la voz de Marco, aferrado a un re menor furioso, sin concesiones.
Es El Mesías de Haendel.
Hilary, la soprano, Janet, la mezzo. Todos los personajes se irán sumando de forma inexorable, aprisionados por esa grabación del Oratorio que Alberto dirigiera algunos años atrás.
Primera Clase es una novela narrada sobre una partitura. Las notas no pueden cambiarse. Alguien toma una decisión: volar a Madrid. Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo.
[Información facilitada por la editorial]
Hacía mucho tiempo que no me animaba a participar en una lectura conjunta. Las obligaciones laborales y personales, unido a la cantidad de libros por leer y los compromisos ya contraídos, me imposibilitan participar en este tipo de apetecibles iniciativas más de lo que lo hago. Sin embargo, cuando Laky, Albanta y Tatty organizaron esta lectura, eché un vistazo al libro y al final me decidí a tomar parte, especialmente, y no me duele en prenda confesarlo, por tratarse de una novela de corta extensión, algo que me permitiría intercalarla entre mis compromisos y me facilitaría muchos las cosas.
Miguel Ángel Furones es el publicitario que ha ocupado el puesto más alto en la historia de la creatividad española: director creativo mundial de la multinacional Leo Burnett, con responsabilidad sobre 96 agencias de 94 países. Pero su pasión fue siempre escribir. Ha publicado cuentos en Quince historias que vienen a cuento, un ensayo sobre publicidad, El mundo de la publicidad, el libro de poemas El color de las palabras e incluso un ensayo sobre internet llamado Tres mil años de Internet. Ahora, retirado ya de su trabajo internacional, al tiempo que continúa con su labor publicitaria como presidente de Publicis España, se ha centrado en el ejercicio de la labor literaria. Primera clase es su segunda novela después de El escritor de anuncios (Suma, 2013).
Sinopsis
Aunque la música todavía suene, la última nota ya está escrita.
Alberto, el director de la Sinfónica de Chicago, decide abandonarlo todo y regresar a España. En el avión conoce a David, hijo de una alta ejecutiva de IBM que en esos momentos está volando de Londres a Bangkok para reunirse con su amante.
Belén y Alicia pasan la tarde juntas. Por los altavoces del salón de su casa se escucha la voz de Marco, aferrado a un re menor furioso, sin concesiones.
Es El Mesías de Haendel.
Hilary, la soprano, Janet, la mezzo. Todos los personajes se irán sumando de forma inexorable, aprisionados por esa grabación del Oratorio que Alberto dirigiera algunos años atrás.
Primera Clase es una novela narrada sobre una partitura. Las notas no pueden cambiarse. Alguien toma una decisión: volar a Madrid. Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo.
[Información facilitada por la editorial]
A priori, la sinopsis del libro no aporta mucha información. Nos habla fugazmente de unos personajes que van y vienen, de una melodía y de un destino que se intuye pero nada más. Con tan poca información cuesta hacerse una idea de lo que nos vamos a encontrar en su interior y eso, más que provocar rechazo en mí, me alienta y despierta mi curiosidad.
Primera Clase se articula en torno a tres hilos argumentales. Por un lado conoceremos a Alberto Satrustegui que viaja en primera clase dirección a Madrid. El vuelo IB725 lo aleja de la ciudad de Chicago donde ha ejercido como director de la orquesta sinfónica de la Ciudad del Viento durante los últimos catorce años. Considerado el mejor director de música de su tiempo, Alberto ha tomado la determinación de dar un rumbo nuevo a su vida. Atrás deja un nudo de relaciones conflictivas y una vida de éxito que le ha reportado más dichas que penurias. Se supone que debe ser un hombre confiado, seguro de sí mismo y crecido pero las horas de vuelo nos descubrirán a una persona llena de inseguridades y miedos. Mientras contempla cómo el avión cruza el océano, reflexionará sobre su existencia, lo que ha sido su vida amorosa en los últimos años, cómo se ha desarrollado su trayectoria profesional, lo que deja atrás y lo que espera encontrar. Tiene mucho que pensar y lo que menos se le apetece es tener que conversar con algún compañero de viaje. Lamentablemente o por suerte, a su lado se sentará David, un joven estudiante en el Art Institute de Chicago que regresa a Madrid por vacaciones.
Primera Clase se articula en torno a tres hilos argumentales. Por un lado conoceremos a Alberto Satrustegui que viaja en primera clase dirección a Madrid. El vuelo IB725 lo aleja de la ciudad de Chicago donde ha ejercido como director de la orquesta sinfónica de la Ciudad del Viento durante los últimos catorce años. Considerado el mejor director de música de su tiempo, Alberto ha tomado la determinación de dar un rumbo nuevo a su vida. Atrás deja un nudo de relaciones conflictivas y una vida de éxito que le ha reportado más dichas que penurias. Se supone que debe ser un hombre confiado, seguro de sí mismo y crecido pero las horas de vuelo nos descubrirán a una persona llena de inseguridades y miedos. Mientras contempla cómo el avión cruza el océano, reflexionará sobre su existencia, lo que ha sido su vida amorosa en los últimos años, cómo se ha desarrollado su trayectoria profesional, lo que deja atrás y lo que espera encontrar. Tiene mucho que pensar y lo que menos se le apetece es tener que conversar con algún compañero de viaje. Lamentablemente o por suerte, a su lado se sentará David, un joven estudiante en el Art Institute de Chicago que regresa a Madrid por vacaciones.
Alicia reside en Madrid con su hija Belén. Es una mujer que se confiesa agnóstica y que vive intentando asimilar el abandono por parte de su marido. Madre e hija pasan una tarde juntas, se sienten muy unidas y aunque cada una está a lo suyo, comparten tiempo y espacio. Son dos mujeres muy diferentes. La hija, una joven de veinte años con toda la vida por delante -algo que despierta cierta envidia en Alicia-, es guapa, culta, se mueve con mucha seguridad en sí misma y no tiene miedo a la soledad. La madre es todo lo contrario. Mientras conversan sobre temas aparentemente banales, podremos ser testigos de los pensamientos que cruzan sus mentes, de lo que piensa la una de la otra.
En última instancia conoceremos a Norah, una mujer de 45 años, directora de marketing a nivel mundial de la multinacional IBM. Se confiesa enamorada de Eduardo, un hombre diez años mayor que ella, con quien contraerá matrimonio en Bangkok por lo que viaja en primera clase hasta ese destino en el vuelo BA009. En su caso, el viaje le servirá para reflexionar sobre el amor pero no de una manera general sino centrándose en ese que muerde a las personas en su madurez cuando el ser humano busca en el corazón de la otra persona algo más que el desenfreno.
Aparentemente parecen historias independientes, ramas sueltas que no proceden del mismo tronco pero a medida que avancemos en la lectura, iremos descubriendo los hilos que unen a los distintos personajes construyéndose un tapiz que su autor teje con habilidad.
Lo más curioso de esta novela es que todo gira alrededor de ciertos elementos comunes que comparten y aúnan a los distintos personajes protagonistas: el libro La falsa pista, última novela de Henning Mankel, la melodía El Mesías, versión dirigida por el propio Alberto Satrústegui tres años atrás para despedir el milenio o una copa de vino Marqués de Vargas. El por qué de este recurso lo desconozco pero desde luego considero que su utilización compacta más el argumento. Es como si todos los personajes formaran parte de un grupo con las mismas afinidades sin que ellos mismos tengan constancia de ello.
Y por encima de todo, la noticia de un accidente aéreo planeará sobre el argumento hasta su eclosión final, factor este que aportará la mayor carga de intriga y suspense pues el lector sabe que tras esta noticia, que parece surgir de manera casual, se esconde algo de mayor transcendencia.
Y por encima de todo, la noticia de un accidente aéreo planeará sobre el argumento hasta su eclosión final, factor este que aportará la mayor carga de intriga y suspense pues el lector sabe que tras esta noticia, que parece surgir de manera casual, se esconde algo de mayor transcendencia.
A mi juicio, Primera Clase se trata una novela de personajes pues son ellos los que verdaderamente soportan el peso de la trama. Realmente su argumento no se caracteriza por una trepidante acción pues, salvo algún que otro susto, apenas ocurre gran cosa. Aquí lo que prima son las reflexiones de los personajes, aquellas que nos conducen por los temas más vitales de nuestra existencia: el amor, el paso del tiempo, el desarrollo personal y profesional,... para llegar a un final que me mantuvo dudosa por un tiempo.
Primera Clase, narrada en tercera persona por una voz omnisciente, se compone de capítulos cortos en los que se van alternando las reflexiones de unos y de otros y que vienen titulados en función del lugar en el que se desarrolle la narración, ya sea en el vuelo IB725, Madrid o el vuelvo BA009. Es una novela de breve extensión, algo más de cien páginas, de carácter coral que se asienta sobre el pensamiento de sus personajes principales de los que, al tratarse de un total de seis (Alberto, David, Alicia, Belén, Norah y Eduardo), solo llegaremos a conocer una parte muy concreta de sus vidas. De tal modo, el autor no realiza una labor de profundidad en sus personajes sino que los coloca justo en mitad de la escena desvelando lo estrictamente necesario.
Primera Clase ha resultado ser una novela entretenida y agradable pero sin que me haya llegado a remover por dentro. Sin embargo, sí quiero destacar algunos aspectos que me han parecido muy llamativos. Esta novela me ha hecho ver el poco poder que el individuo tiene sobre su propia vida pues el destino del ser humano es caprichoso y se teje a su antojo. Una reflexión que me hizo recordar a las Moiras (Cloto, Láquesis y Átropos), esas figuras de la mitología griega que tejen y deciden sobre nuestro destino, una idea que ya intuyo en la propia sinopsis:
En definitiva, Primera Clase es una novela con un argumento que fluye de manera tranquila y calmada hasta llegar a un desenlace con algún que otro giro interesante. Una novela llena de reflexiones y que, por su brevedad, estilo y estructura, prácticamente se lee de una sentada.
Esta reseña forma parte de la lectura conjunta:
«Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo».
En definitiva, Primera Clase es una novela con un argumento que fluye de manera tranquila y calmada hasta llegar a un desenlace con algún que otro giro interesante. Una novela llena de reflexiones y que, por su brevedad, estilo y estructura, prácticamente se lee de una sentada.
Esta reseña forma parte de la lectura conjunta: