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ENTREVISTA a JULIA NAVARRO (Historia de un canalla).

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Autora


Julia Navarro es escritora y periodista. Después de escribir varios libros de actualidad política publicó su primera novela, La Hermandad de la Sábana Santa, con la que logró un éxito sin precedentes situándose durante meses en los primeros puestos de las listas de ventas, tanto nacionales como extranjeras. La Biblia de barro y La sangre de los inocentes afianzaron su prestigio entre la crítica y el público. Tras ellas llegaron Dime quién soy y Dispara, yo ya estoy muerto, que abordan de forma magistral la historia del siglo XX y supusieron un punto de inflexión en su trayectoria literaria.



Es una de las autoras españolas con mayor reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras. Ha conseguido llegar a millones de lectores en todo el mundo, y sus libros cuentan con traducciones en más de treinta países.



www.julianavarro.es

Facebook: Julia.Navarro/Oficial

Sinopsis
Soy un canalla y no me arrepiento de serlo.

He mentido, engañado y manipulado a mi antojo sin que me importaran las consecuencias.

He destruido sueños y reputaciones, he traicionado a los que me han sido leales, he provocado dolor a aquellos que quisieron ayudarme.

He jugado con las esperanzas de quienes pensaron que podrían cambiar lo que soy.

Sé lo que hice y siempre supe lo que debí hacer.

Esta es la historia de un canalla. La mía.


Thomas Spencer sabe cómo conseguir todo lo que desea. Una salud delicada es el precio que ha tenido que pagar por su estilo de vida, pero no se lamenta por ello. Sin embargo, desde su último episodio cardíaco, una sensación extraña se ha apoderado de él y en la soledad de su lujoso apartamento de Brooklyn, se suceden las noches en que no puede evitar preguntarse cómo habría sido la vida que conscientemente eligió no vivir. 

El recuerdo de los momentos que le llevaron a triunfar como publicista y asesor de imagen, entre Londres y Nueva York en los ochenta y noventa, nos descubre los turbios mecanismos que en ocasiones emplean los centros de poder para conseguir sus fines. Un mundo hostil, gobernado por hombres, en el que las mujeres se resisten a tener un papel secundario.


[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


************************************

Sin que nadie se enfade y obviamente sin menospreciar a los otros muchos autores, conocidos o no, con los que he compartido buena conversación, diré que sentarse con Julia Navarro a charlar sobre sus novelas es uno de los mayores placeres que el blog me ha reportado. Las novelas de esta autora empezaron a caer en mis manos prácticamente desde el inicio de su andadura literaria y ¡cómo me podía yo imaginar que años después podría compartir con ella un ratito de conversación! Sorpresas que te da la vida.

La semana pasada la autora estuvo en Sevilla parapromocionar su última publicación, Historia de un canalla. En principio tenía previsto hacer una presentación en el Aula Cultural de ABC pero circunstancias personales la obligaron a posponer la cita. No obstante, antes de abandonar la ciudad, pude compartir con ella unos minutos para formularle mis preguntas y debatir sobre esta nueva novela que, al parecer, ha suscitado opiniones encontradas entre los lectores. Al menos, entre los que yo conozco. 

En unos días os traeré mis propias impresiones sobre Historia de un canalla. Partiendo de la base de que se diferencia sustancialmente de sus anteriores publicaciones, yo he disfrutado igualmente con este cambio de registro. Me ha resultado una lectura mucho más ágil, me ha parecido que dibuja un perfil nítido del protagonista y que la trama no puede ser más actual. Pero os daré muchos más detalles mañana. De momento os dejo con la entrevista. Esto es lo que Julia Navarro nos contó. 



Marisa G.- Julia, nos vimos en octubre del 2013. En aquel momento, me comentaste que estabas estructurando una novela. Imagino que era esta, ¿no?

Julia N.- Tenía dos novelas en mente por entonces, dos historias pensadas y empecé a trabajar en las dos pero al final opté por esta.

M.G.- Sueles estructurar muy bien la novela antes de sentarte a escribirla, ¿verdad?

J.N.- Yo trabajo en la novela desde que me viene la idea porque trabajar una novela no es solo escribirla, sino también estructurarla, pensarla, tenerla clara, definir los personajes, la trama,... Para mí eso son meses de trabajo, así que cuando alguien me pregunta cuánto tiempo he tardado en escribir una novela, tengo que incluir todo ese tiempo.

M.G.- ¿Y siempre sigues las mismas pautas o según la novela cambias la metodología de trabajo?

J.N.- Sigo las mismas pautas pero sí que es verdad que cada historia es diferente y cada historia requiere una forma distinta de contarla. Historia de un canalla está contada de manera muy diferente a las anteriores, primero porque hago que el protagonista la cuente en primera persona y esto es mucho más complicado. Supone que el lector no va descubriendo el personaje poco a poco sino que desde el minuto uno está metido dentro de la cabeza del mismo. 

En segundo lugar es una novela muy dialogada, con lo cual hay pocas descripciones y los hechos cobran mucha vida a través de los diálogos. En este sentido se puede decir que es una novela que tiene cambios con respecto a las anteriores.

M.G.- ¿Se supone que es un reto que te has planteado?

J.N.- No me lo he planteado como un reto sino más bien como una evolución. Creo que cada historia tiene que ser contada de forma diferente, dependiendo de lo que quieres contar. Desde este punto de vista, sí se produce ese cambio porque además es una historia muy moderna, de aquí y ahora. Historia de un canalla es un retrato en blanco y negro de la sociedad que nos ha tocado vivir y al mismo tiempo es una novela muy psicológica. Digamos que es un viaje al fondo de la parte más oscura del ser humano. Todo esto implica que la estructura y el lenguaje han de ser distintos.

M.G.- ¿Y qué te impulsó a escribir una historia así?

J.N.- Pues querer hacer ese retrato de la sociedad en el que nos ha tocado vivir. Hay que tener en cuenta que el protagonista, Thomas Spencer, es un personaje que para el lector no tiene secretos. Se sabe desde la primera línea que es un canalla porque él hace esa confesión, pero lo que ven los demás de él no es eso. Los demás ven a un triunfador, alguien a quien todo le ha ido bien. Hay mucha gente así. Las personas normalmente intentamos enseñar siempre nuestra mejor parte, hay una máscara y la cuestión es saber qué hay detrás de esa máscara. Cualquiera que conociera a Thomas Spencer pensaría que es un triunfador aunque anda escaso de escrúpulos pero hay mucha gente que actúa como él, como Thomas Spencer.

M.G.- Muchísima. No hay más que encender la tele para verlos.

J.N.- Encender la tele, ver los periódicos,...

M.G.- Y la novela arranca en un punto crucial para la vida del personaje. Él piensa que va a morir y está como haciendo balance de su vida. La novela nos va a permitir recorrer la vida del personaje desde que es pequeño, cuando hace alguna trastada bastante cruel, hasta la edad adulta, momento en el que su comportamiento también deja mucho que desear pero me gustaría saber, ¿no hay nada que pueda exculparlo? 

J.N.- En realidad, Historia de un canalla son dos novelas. Thomas Spencer cuenta su vida pero también cuenta cómo podría haber sido su vida. Es decir, son dos novelas en una. ¿Qué es lo que marca al personaje? Creo que el mal no tiene nunca justificación pero a veces hay actuaciones que sí tienen una explicación. A todos nos abruma de tal manera el mal y los comportamientos que se salen de lo normal que intentamos buscar una explicación. En el caso de Thomas Spencer la explicación es que se siente diferente y anida un gran rencor en él. ¿Y por qué se siente diferente? Pues porque el personaje crece con una familia que es la típica familia wasp, una familia que está en el vértice de la sociedad. La sociedad americana es muy vertical, justo arriba podamos encontrar a los blancos anglosajones y ese es el entorno de Thomas Spencer pero a él hay algo que lo diferencia de ese mundo homogéneo, de esa admiración sin límites que él siente hacia su padre porque él adora a su padre y quería ser como él. Lo que él ve cuando se asoma al espejo es una imagen que no se parece a la de su padre. Thomas no es tan alto, ni rubio, tiene la piel más oscura, cetrina, no tiene los ojos azules. El reflejo que le devuelve el espejo es el rostro de su abuelo materno. Su madre es hija de un emigrante hispano y de una norteamericana. Thomas tiene ese cuarto de mitad de origen hispano, esa herencia genética y esto le hace profundamente desgraciado.

M.G.- Pero es él el que da tanta importancia a esa distinción. Su entorno no lo discrimina por su aspecto.

J.N.- No, no lo discrimina porque él pertenece a una familia absolutamente acomodada pero la cuestión no es que lo discriminen los demás sino cómo te sientes tú con respecto a los demás. Es un problema de identidad que le produce un gran rencor y ese rencor se convierte en el motor de su vida.

M.G.- Por supuesto que el personaje es muy cruel, aunque en algún momento, he querido ver que todo se debe a una coraza que él se pone para no sufrir.

J.N.- Es que es eso lo que hace. En el fondo Thomas es un ser muy débil aunque parezca todo lo contrario. Es una persona muy frágil y se defiende de esa fragilidad de la que él es consciente intentando actuar y mostrarse a los demás como un autentico malvado.

M.G.- Y habrá un par de personajes que le paran los pies como su mujer Esther.

J.N.- Su mujer, Paul Hard, el director de la escuela de publicidad donde él estudia, y también hay otra mujer muy parecida a él, Lisa, su primera novia. Ella es la horma de su zapato. Son iguales.

M.G.- Y su abuelo paterno,  el que le pone los puntos sobre las íes. En ese momento parece que Thomas se viene abajo.

J.N. - Sí, se desmorona por completo y no olvidemos a su tía Emma que también le hace frente. Es que Thomas lo que hace es esconder su fragilidad atacando a los demás. Se defiende de los demás mordiendo.

M.G.- Ataca para no ser atacado, entiendo. Y luego no es un hombre que se defina a sí mismo como atractivo y sin embargo, se lleva a todas las mujeres de calle.

J.N.- Bueno no tiene el atractivo que a él le gustaría tener, porque no es alto, ni rubio, ni tiene los ojos azules, pero sí es un tipo bien parecido. Lo que pasa es que él se juzga con una dureza enorme.

M.G.- Sí, se lleva a sorprender del éxito que tiene con las mujeres.

J.N.- Exacto pero porque no se lo explica siendo como es. No tiende que con su aspecto pueda tener éxito con las mujeres. Se desprecia a sí mismo porque no es el modelo que a él le gustaría. Para Thomas su modelo es su padre. 

M.G.- Pero las mujeres que se acercan a él parecen que acaban más seducidas por el poder que por su persona.

J.N.- Acaban más seducida por su personalidad porque parece un tipo que lo domina todo, que lo puede todo. Él se presenta así, como un hombre duro y son muy pocos los que alcanzan a ver la fragilidad interior que posee.

M.G.- Al mismo tiempo que narras la vida de Thomas vas abarcando temas realmente interesantes. Por un lado, la publicidad porque Thomas es publicista de profesión.

J.N.- Bueno, no es publicista realmente. Thomas es algo más que un publicista. Antiguamente teníamos los medios de comunicación por un lado y la publicidad por otro. Ahora, en las últimas décadas ha aparecido otra cosa, esas grandes agencias de comunicación que todo lo controlan. Esas agencias tienen un gran influencia en la opinión pública y no se dedican únicamente a venderte un champú sino que es algo más grande.




Por ejemplo, en la novela cuento que alguien quiere hacer fracking y para eso tienes que lanzar una gran campaña porque te puedes encontrar con la oposición de la gente del lugar, de los políticos del lugar, de la sociedad en su conjunto,... Tienes que montar una gran operación para intentar manipular y llevar a tu terreno la opinión pública. Para eso también tienes que controlar y manipular a los medios de comunicación y hacer algo más que vender un producto. Y Thomas es un experto en eso. 

En Estados Unidos las grandes agencias de comunicación son auténticos poderes fácticos. Lo vemos por ejemplo en las campañas electorales americanas.

M.G.- Algo que también aparece en tu novela, los políticos, las campañas electores, el deseo de poder. 

J.N.- Hasta ahora estábamos acostumbrados a cómo funcionaban en España, con un jefe de prensa y tal, pero en Estados Unidos es otra cosa. Allí es una gran operación de comunicación, una gran puesta en escena, un gran plató y ya empezamos a importar la idea de la política como espectáculo. 

M.G.- Y en ese entramado político, hay que sacar los trapos sucios del oponente.

J.N.- Mira estos días lo estamos viendo en la campaña norteamericana. Hace dos o tres días uno de los candidatos sacaba unas fotos de la mujer de Donald Trump de la época en la que ella era modelo y aparece tal cual vino al mundo y Trump respondió con fotos de la mujer del otro en actitudes poco favorecedoras. Juegan muy sucio y los asesores de comunicación hurgan en todos los puntos negros que pueda haber en la vida de una persona con tal de perjudicarlo.

M.G.- Pero esto es alejarse de lo que debería ser realmente la política.

J.N.- Claro. A ver si lo que se descubre es algo que tenga que ver o que pueda influir en la vida de los ciudadanos es algo que hay que contar pero si las señoras de los candidatos se hicieron una foto desnuda cuando tenían veinte años a mí me parece totalmente irrelevante.

M.G.- Exacto. Y es que además vemos un debate político y los candidatos parece que juegan al «y tú más».

J.N.- Ya y a veces te quedas en lo periférico en vez de en lo sustancial. 

M.G.- El periodismo también asoma en la novela y hay dos personajes que me gustan mucho: Bob y Evelyn. Ellos presentan esos periodistas que llevan toda una vida de carrera, en el caso de Bob, y los que están empezando como Evelyn.

J.N.- Bob tiene una concesión romántica del periodismo. Es la persona que sabe que sin periodismo libre no hay realmente democracia y reivindica el papel de esos periodistas que se juegan la vida o su porvenir intentando contar la verdad. Hoy en día vemos cómo compañeros nuestros de profesión, que por nada, sin ningún beneficio, sin ninguna remuneración, cogen sus cámaras y se van al otro extremo del mundo para contar lo que está ocurriendo, para informar desde Siria, desde Afganistán porque saben que hay que estar allí y contar lo que está sucediendo. Son personas que tienen esa concesión de servicio público.

M.G.- ¿Y crees que las nuevas hornadas de periodistas tienen la misma esencia de los más veteranos?

J.N.- Claro que sí. Hay periodistas muy jóvenes que se están jugando la vida en estos momentos en Siria. Ese compromiso con la verdad, con los lectores no es un compromiso que tenga que ver con la edad. O se es periodista o no se es, y el que realmente ama esta profesión y tiene ese compromiso con los lectores. 

M.G.- Antes has comentado que canallas hay muchísimos.

J.N.- Muchísimos. Si piensas en los que han creado la crisis económica desde Wall Street... ¡imagínate! Parecía que eran prototipos de la sociedad, banqueros influyentes, personajes respetables y de repente descubrimos que eran unos auténticos canallas y que jugaron con el dinero provocando una crisis que han dejado a millones de personas sin trabajo, perdiendo sus casas y sus proyectos de vida. Esas personas que aparecían en la televisión como los grandes gurús de la economía resultaron ser unos canallas escondidos tras sus máscaras.

M.G.- Canallas que lo mismo pueden ser hombres que mujeres y que existen en todos los ámbitos.

J.N.- Por supuesto... También puede haber canallas en nuestro ámbito más cotidiano. Canalla puede ser nuestro compañero de trabajo que, a su escala, puede hacer canalladas a los demás.

M.G.- No sé si te habrás encontrado muchos canallas en tu camino.

J.N.- Claro. Me he encontrado muchos canallas de cerca y también los he tratado de lejos. Siempre digo que los periodistas tenemos la posibilidad de tratar con todo tipo de gente pero en la vida todo es un juego de máscaras. Todo el mundo se pone una en su relación con los demás e intenta ofrecer su mejor cara. Todos tenemos claroscuros pero hay personas en las que, tras esa máscara, solo predomina lo oscuro.

M.G.- Decías antes que la novela son casi dos. Una parte nos cuenta cómo se comporta Thomas y otra, que la escribes en cursiva, narras cómo Thomas debería haberse portado si no fuera tan canalla.

J.N.- Una parte es lo que él ha hecho y otra es lo él sabe que debería haber hecho.

M.G. Pero, ¿qué intencionalidad hay en incluir esa segunda parte?

J.N.- Es una reflexión. A mí siempre me ha chocado, me ha dejado perpleja cuando te encuentras a alguien que dice que no se arrepiente de nada y que volvería a cometer los mismos errores. Creo que todos en algún momento hacemos un examen de nuestra vida, o pensamos en lo que hemos hecho o en cómo podríamos haberlo hecho pero hay gente que, aunque haga esa reflexión, está encantada consigo misma. Es un acto supremo de soberbia. Yo no. Yo no lo volvería a cometer los mismos errores. Cuando miro hacia atrás, sin duda hay cosas que cambiaría y las volvería a hacer de forma diferente, mejor... Sobre todo aquello que ha podido tener un efecto negativo en los demás. Mi personaje es alguien que en los últimos momentos, cuando él piensa que está más cerca de la muerte, hace esa reflexión  sobre lo que ha sido su vida y ve en paralelo lo que podría y debería de haber hecho.

M.G.- A mí me ha pasado una cosa muy curiosa. Leyendo esas partes en cursiva, esas partes que narran cómo Thomas se podría haber comportado, notaba que ni siquiera él mismo se estaba creyendo lo que decía. Es como si lo notara hipócrita, como si se burlara.

J.N.-  Pues no lo pretendía, al revés. Cada libro es de cada lector y cada uno lo percibe y lo vive como quiere pero no quería que se percibiera hipocresía sino un reconocimiento de que podía haber hecho las cosas de otra manera con lo que hubiera tenido un efecto distinto, y ya no solo en su vida sino en la vida de los demás. Esas partes dejan ver que el personaje tiene atisbos de conciencia.

M.G.- Bueno aunque él dice que no la tiene. 

J.N.- Ya pero porque es esa parte de la gente que dice que no se arrepiente de nada. A veces como no pueden dar marcha atrás prefieren decir que no se arrepienten de nada.

M.G.- Y hablando de los escenarios. La novela se desarrolla principalmente en Nueva York, aunque también se traslada a Londres y asoma Madrid. Ubicarla en estas grandes ciudades...

J.N.- Tiene sentido. Esto es una novela que trata sobre el poder y los grandes centros de poder del mundo son Wall Street y la City de Londres. No se me ocurrían mejores escenarios. 

M.G.- Al final, en el desenlace, ¿no hay un poco de justicia poética?

J.N.- Bueno depende de cómo la interpretes. Yo siempre dejo los finales abiertos. Es el lector el que decide lo que pasa. Esto lo he hecho en todas mis novelas. Todavía hay lectores que me escriben preguntándome por novelas anteriores, pidiéndome que les cuente cómo terminan. La respuesta es siempre la misma. El final lo pones tú.

M.G.- Yo le he puesto el mío propio y estoy muy contenta con él. 

J.N.- (Risas) Me alegro.

M.G.- Y ya para ir terminando. La primera presentación de la novela fue en Nueva York, si no me equivoco, ¿verdad?

J.N.- La novela salió en Estados Unidos unos días antes que en España. Salió primero allí para el público hispano y la presentamos en Nueva York. En inglés saldrá en el mes de octubre. Están traduciendo a marcha forzada porque normalmente las traducciones tardan como poco dos años y sin embargo Vintage, la editorial americana, cree mucho en esta novela y es para ellos una apuesta muy fuerte. 

M.G.- ¿Y qué va a pasar en el futuro, Julia?

J.N.- No lo sé. Yo estoy escribiendo ya otra novela pero no voy a dar ninguna pista de por dónde va (risas). Siempre voy a escribir la novela que quiero escribir y siempre espero que sea una sorpresa para los lectores.

M.G.- A mí me ha sorprendido esta novela. 

J.N.- Esta es una novela dura, difícil, psicológica y también es una novela que nos lleva a la parte más oscura de los seres humanos y sé que a muchos lectores les ha podido o les puede desconcertar. De hecho creo que algunos no saben si les ha gustado o no porque les ha desconcertado.

M.G.- A ver, es cierto que es distinta pero a mí me ha gustado.

J.N.- Bueno de momento las críticas en los medios de comunicación han sido muy buenas pero sé que entre los lectores habrá algunos a los que le has descolocado.

M.G.- Julia pues yo deseo que guste, que los lectores la acojan y que todo marche bien con este canalla. Gracias por atendernos.

J.N.- Muchísimas gracias a vosotros.

Y  hasta aquí la entrevista con Julia Navarro. Un auténtico placer. Lo dicho, la semana próxima os traeré la reseña de Historia de un canalla. 







[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]


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